jueves, 2 de mayo de 2019

Meditación: Juan 3, 31-36

Dios le ha concedido sin medida su Espíritu.
Juan 3, 34

“Dar sin medida” es lo opuesto de “racionar” o “restringir”. En tiempos de bonanza, hay abundancia de alimentos y todos viven felices; pero en tiempos de guerra, los alimentos y la gasolina escasean, y a veces ciertos productos son reservados únicamente para personas privilegiadas. En tiempos de escasez económica, mucha gente debe hacer largas filas para comprar productos de primera necesidad. Siempre que hay racionamientos nos invade la incertidumbre y la inseguridad, porque nunca se sabe cuándo se acabará algún artículo indispensable.

Es un alivio saber que Dios no raciona sus dones. No importa si estamos atravesando por alguna dificultad económica, o tengamos poco tiempo libre, siempre podemos contar con la abundancia del don del Espíritu Santo. Dios nos concede a todos sus dones sin medida; él no reserva su Espíritu para personas privilegiadas; tampoco lo guarda para darlo en caso de que las provisiones escaseen, sino más bien está siempre presto y dispuesto a darnos más; así que ¡aceptemos su oferta!

Si alguna vez tú dudas de la generosidad de Dios para darte su Espíritu, trata de recordar cuantas cosas te ha dicho Jesús que el Espíritu hace en tu vida. El Espíritu desea que las verdades espirituales se hagan realidad en tu corazón, quiere convencerte de que Jesús es el Señor; quiere mostrarte los pecados que tú cometes para que te arrepientas y obtengas la libertad de los hijos de Dios; quiere que estés seguro de que él ha triunfado sobre el mal y que Satanás ya ha sido condenado.

¿Has invocado recientemente al Espíritu Santo? A él no le importa que seas “inoportuno” o muy insistente en tu oración. Si tienes que tomar una decisión difícil y necesitas algo de guía espiritual, él está dispuesto a ayudarte. Si estás luchando con la duda, el Espíritu está presto para fortalecer tu fe. Si quieres compartir tu fe con alguien, pero no sabes qué hacer o qué decir, él tiene las palabras que tú necesitas. Si estás luchando con las cadenas de la adicción o con un pecado que te parece imposible dejar, él está listo para darte su poder y su aliento.

Dios siempre da el don de su Espíritu sin medida; respondamos nosotros también sin medida a este valiosísimo don.
“Espíritu Santo, día a día necesito tu auxilio; ayúdame a confiar en tu presencia y tu poder.”
Hechos 5, 27-33
Salmo 34 (33), 2. 9. 17-20
fuente Devocionario Católico La Palabra con nosotros

No hay comentarios:

Publicar un comentario