domingo, 26 de mayo de 2019

Meditación: Juan 14, 23-29

Les dejo la paz. (Juan 14, 27)

En pocas horas, Jesús había anunciado que Judas lo traicionaría, que Pedro lo negaría y que él volvería al Padre, ¿cómo no se iban a sentir desconcertados los discípulos? Jesús sabía que estos anuncios les causarían inseguridad, por eso les prometió que no los dejaría huérfanos y que en el futuro podrían gozar de una nueva relación directa como él. ¿Cómo? Él mismo derramaría el Espíritu Santo sobre ellos, para que los guardara en su paz (Juan 14, 25-27).

De todas las cosas que el Espíritu Santo vino a realizar en los creyentes, probablemente la más importante es su misión de hacer presente a Jesús en nuestro corazón. En efecto, el Espíritu Santo se nos ha dado como primicia de la redención que Cristo ganó para todos mediante su muerte y su resurrección, para enseñarnos y hacernos recordar todas las maravillosas promesas que Dios ha hecho a sus hijos y para profundizar nuestro entendimiento de todo lo que Jesús enseñó y realizó. Esta es la fuente de la paz.

Pero la paz de Cristo no es realmente la ausencia de conflicto o sufrimiento; es más bien un sentido interior de confiada satisfacción que surge cuando nos esforzamos por obedecer la voluntad de Dios; es el gozo que experimentamos al ampararnos bajo la protección del Padre y ofrecerle morada en nuestro corazón. Es la misma paz que nos envuelve día a día cuando nos disponemos a obedecer la voz del Espíritu.

Para esta semana le sugerimos que se proponga escuchar más atentamente la enseñanza del Espíritu, tanto en su oración personal como al cumplir sus labores cotidianas. Pídale a Dios que le conceda un conocimiento más profundo del poder del Espíritu que actúa en su vida y en la de sus familiares, amigos y conocidos; deje que el Espíritu le enseñe y amplíe su comprensión de cuanto lo ama Dios y cuán poderosamente quiere actuar en su vida y en la vida de otros por intermedio suyo. Si lo hace, sepa que la paz de Cristo le acompañará en todo momento.
“Espíritu Santo ven y llena los corazones de tus fieles más plena y completamente. Ayúdanos a permanecer a tu lado, Señor; guíanos y muéstranos el amor del Padre.”
Hechos 15, 1-2. 22-29
Salmo 67 (66), 2-3. 5-6. 8
Apocalipsis 21, 10-14. 22-23

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