jueves, 16 de mayo de 2019

Meditación: Hechos 13, 13-25

Dios hizo nacer para Israel un Salvador, Jesús. 
Hechos 13, 23

A veces nos concentramos en los pequeños detalles que nos interesan o nos molestan, como nuestras preocupaciones diarias, y perdemos de vista el panorama más amplio del plan de Dios para nuestra vida.

Esto sucede incluso con nuestros actos de fe; por ejemplo, nos enfocamos tanto en llegar a Misa el domingo y rezar cada mañana que perdemos de vista su significado y su poder. O podemos insistir tanto en obtener la respuesta de Dios a una necesidad particular que no vemos todo lo que él ya ha hecho y cuanto más promete hacer por nosotros si nos mantenemos en comunión con él.

En la primera lectura de hoy, Pablo les muestra a los creyentes de Pisidia el panorama amplio. Les explica que el plan de Dios se ha venido desplegando por miles de años, y ha culminado con el envío de Jesús como Salvador. Todo lo que Dios ha prometido, dice Pablo, se ha cumplido en Cristo.

Pero ¿qué es lo que Dios ha prometido? Mucho, por ejemplo, que si creemos en su Hijo, tendremos la vida eterna (Juan 5, 24); que todas las cosas suceden para nuestro bien (Romanos 8, 28) y que él estará con nosotros para siempre, en esta vida y por toda la eternidad (Mateo 28, 20).

Este es el panorama amplio en el que debemos fijar la mirada en medio de todas nuestras preocupaciones y obligaciones cotidianas. ¡Dios cumple sus promesas! ¡Él tiene un plan para ti y para mí!

No importa cuáles sean las circunstancias específicas de tu vida, la visión general de Dios para ti nunca cambia. Cualesquiera sean las dificultades y sufrimientos que estés experimentando en este momento, como sea que se esté desarrollando tu vida, ten presente el amor de Dios y lo que él quiere para ti y te sentirás en paz.

En Jesús, Dios ha cumplido sus promesas. Él nos ama, nos perdona, nos invita a pasar la eternidad junto a él. Esta visión puede inspirarte cuando te levantas por la mañana y cuando te acuestas por la noche, y puede permanecer contigo a lo largo del día. Todo lo demás en tu vida encaja en este plan, un plan que no es solo para hoy o mañana, sino para toda la eternidad.
“Padre celestial, gracias por cumplir tus promesas. Ayúdame a ver cada aspecto de mi vida como parte de tu plan para mí.”
Salmo 89 (88), 2-3. 21-22. 25. 27
Juan 13, 16-20

fuente Devocionario Católico La Palabra con nosotros

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