viernes, 14 de junio de 2019

Meditación: Mateo 5, 27-32

Quien mire con malos deseos a una mujer,
ya cometió adulterio.
Mateo 5, 28

Una mirada: a veces basta con eso para caer en pecado. Ya sea deseos impuros, codicia o ira, conocemos los efectos que nos causan los deseos desordenados. A veces es desalentador ver lo fácil que surgen en la mente los pensamientos mal orientados o impuros y hacernos caer en pecado.

Sí, una mirada puede llevarte por el camino de la tentación. Pero recuerda: así como tus ojos pueden meterte en problemas, también pueden ayudarte a salir de ellos. ¿Cómo? Dirige la mirada hacia otro lado.

Supongamos que estás admirando el auto nuevo de tu vecino y empiezas a sentirte insatisfecho con el tuyo. La tentación de la envidia o la codicia empieza a revolverse dentro de ti. Si te das cuenta de ello, mira otra cosa y piensa en los pobres, aquellas personas que no tienen suficiente alimento para el día y mucho menos que un medio seguro de transporte. Tal vez podrías recordar al mendigo que viste en la esquina mientras conducías hacia el trabajo. Procura ser agradecido por las bendiciones que tienes en vez de centrarte en lo que crees que te hace falta.

Aquí hay otro ejemplo: podrías pensar que cierto actor o actriz de cine tiene gran atractivo y de repente tu marido o tu esposa se vuelve menos interesante. Entonces vuelve tu mirada hacia él o ella, fíjate con cuidado; recuerda todas las veces que se ha sacrificado por ti: quedándose hasta tarde en la noche para cuidar al bebé enfermo, trabajando horas extra para que puedan pagar sus vacaciones, preparando tu comida favorita para celebrar tu cumpleaños. Pídele al Espíritu Santo que te ayude a ver a tu marido o esposa como Dios lo ve; pídele que te dé la gracia de amar a tu esposo o esposa con el mismo amor profundo y puro que él le tiene.

En cualquier situación en que te encuentres, siempre dirige la mirada hacia Jesús. Haz una pausa en tu ajetreo y dedícate a contemplar un crucifijo por un momento. Permítele demostrarte el gran amor que te tiene y lo que él quiere para ti. Si has comenzado a desviarte del camino recto, él te encaminará de nuevo. Mira cuánto ha hecho Dios para mostrarte su amor y su fidelidad y deja que te lo haga ver de nuevo. Y dale gracias al Señor por el don de la vista, porque así puedes apreciar y admirar la belleza de la creación y darle gracias a él por su infinito amor.
“Señor mío Jesucristo, si me estoy desviando, ayúdame a levantar mis ojos hacia tu cruz.”
2 Corintios 4, 6-15
Salmo 116 (115), 10-11. 15-18

fuente Devocionario Católico La Palabra con nosotros

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