miércoles, 12 de junio de 2019

Meditación: Mateo 5, 17-19

No crean que he venido a abolir la ley. (Mateo 5, 17)

Cuando uno maneja un automóvil en medio de una tormenta de nieve es muy fácil desorientarse. Aunque uno esté cerca de casa, posiblemente sienta que le falta mucho para llegar. Si trata de abrirse paso caminando por la nieve profunda pronto se sentirá agotado. Esta no es una buena comparación, pero tratar de cumplir toda la ley de Dios a veces exige un esfuerzo similar: la ley de Dios es buena, pero siempre podemos desorientarnos y aunque sepamos hacia dónde vamos, las fuerzas se nos acaban muy pronto.

Para el viajero atrapado en la nieve puede haber ciertas soluciones. Por ejemplo, si la temperatura subiera bastante, la precipitación se volvería lluvia y la nieve acumulada se derretiría. ¡Problema resuelto! En algunos casos, podría llegar un helicóptero y rescatar al excursionista extraviado en la montaña. De modo similar, a veces pensamos que la salvación en Cristo funciona de la misma manera: esperar que las tribulaciones se derritan como montones de nieve, o bien pensar: “¿Para qué seguir esforzándome? El Señor me sacará de este lío.”

Pero Cristo nos da una perspectiva diferente en el Evangelio de hoy. Nos explica que él vino a cumplir la ley y los profetas, no a abolirlos. Suprimir la ley sería como si la temperatura subiera en una tormenta de nieve, porque las dificultades se esfumarían. Pero el plan de Jesús tampoco es como un helicóptero de rescate, y nos dice que aquellos que desean ser discípulos suyos tienen que cumplir todos los mandamientos de Dios. ¡El Señor no nos va a sacar simplemente del problema y depositarnos sin peligro en el Reino de los cielos!

Entonces, ¿qué es lo que hace Jesús por nosotros? Siguiendo con la analogía, Jesús es como un guía experto, que conoce el camino y va delante de nosotros para que lo sigamos. Así podemos salir de la tormenta de nieve, pero solo porque él nos acompaña, nos guía y nos cuida.

Reflexione por unos minutos sobre lo que ha leído. ¿Ha estado usted esperando una temperatura más elevada o un helicóptero de rescate? Preséntele su situación al Señor y pídale que le permita ver dónde está él en su vida. Luego, camine siguiendo sus pasos por el camino correcto hacia la salvación.
“Señor, te doy gracias de verdad por actuar en mí y mostrarme el camino que debo seguir. Ayúdame, Señor, a vivir para ti.”
2 Corintios 3, 4-11
Salmo 99 (98), 5-9

fuente Devocionario Católico La Palabra con nosotros

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