Evangelio según San Lucas 14,1.7-11
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente.Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola:"Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú,y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: 'Déjale el sitio', y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar.Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: 'Amigo, acércate más', y así quedarás bien delante de todos los invitados.Porque todo el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".
¿A quién ves?
Una de las anotaciones del diario del beato Carlo Acutis dice así: "La tristeza es mirarse a sí mismo, la felicidad es mirar a Dios. La conversión no es más que un movimiento de los ojos". La diferencia entre la mirada de Pablo y la de los invitados al banquete al que asiste Jesús es una prueba de la verdad de las palabras de Carlo. Los invitados están tan llenos de sí mismos, con la mirada narcisista fijada en sus propias necesidades, que están ansiosos por ocupar los puestos de honor, y así quedar bien con ellos mismos y con los demás. Simplemente son incapaces de ver y reconocer la presencia y el honor de los demás. En cambio, lo único que Pablo puede ver es a Cristo. Para él, vivir es para Cristo y morir es estar con Cristo. Incluso cuando se mira a sí mismo, todo lo que puede ver es a Cristo; y por eso exclama: "Ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí" (Gal. 2:20).
Paulson Veliyannoor, CMF
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
No hay comentarios:
Publicar un comentario