Evangelio según San Lucas 13,31-35
En ese momento se acercaron algunos fariseos que le dijeron: "Aléjate de aquí, porque Herodes quiere matarte".El les respondió: "Vayan a decir a ese zorro: hoy y mañana expulso a los demonios y realizo curaciones, y al tercer día habré terminado.Pero debo seguir mi camino hoy, mañana y pasado, porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén.¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste!Por eso, a ustedes la casa les quedará vacía. Les aseguro que ya no me verán más, hasta que llegue el día en que digan: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!".
El valor profético de Cristo
Jesús se niega a acobardarse ante las amenazas de Herodes, pues está totalmente centrado en su Padre y en la misión que le ha sido encomendada. Y sabe que nadie puede hacerle daño hasta que llegue la "hora". Esa confianza proviene de una confianza absoluta y radical en el amor de su Padre y en la sumisión a su voluntad. Pablo nos invita a enfrentarnos a los retos y peligros que nos rodean poniéndonos la armadura de Dios: de la verdad, la justicia, el celo, la fe, la salvación y la palabra de Dios. En otras palabras, la invitación de Pablo es a "revestirse de Cristo" (Rom 13:14) y "tener la mente de Cristo" (Fil 2: 5), lo que garantiza que vivamos y respondamos a los desafíos como él lo hizo. Esa armadura sólo la podemos recibir por la gracia de Dios; no podemos fabricarla por nuestra cuenta. Por eso, "reza en todo momento" para recibir el Espíritu de Cristo. Es en la oración donde crecemos a imagen y semejanza de Cristo.
Paulson Veliyannoor, CMF
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
No hay comentarios:
Publicar un comentario