Evangelio según San Lucas 11,5-13
Jesús dijo a sus discípulos:"Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: 'Amigo, préstame tres panes,porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle',y desde adentro él le responde: 'No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos'.Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario.También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá.Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente?¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión?Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!".
Oración de intercesión
Si al "amigo" de la parábola le costaba levantarse y compartir unos trozos de pan en medio de la noche, ¡imagínate el sacrificio del que había venido buscando pan! No pedía pan para sí mismo: intercedía por otro que acudía a su casa en plena noche, buscando refugio. El "pedid y recibid, buscad y encontrad, y llamad y entrad" del que habla hoy Jesús tiene un gran poder de actualización cuando pedimos, buscamos y llamamos en favor de los necesitados. Como observa el Catecismo de la Iglesia Católica, "desde Abraham, la intercesión -pedir en favor de otro- ha sido característica de un corazón en sintonía con la misericordia de Dios". En la época de la Iglesia, la intercesión cristiana participa de la de Cristo, como expresión de la comunión de los santos [...] La intercesión de los cristianos no reconoce fronteras"
Paulson Veliyannoor, CMF
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
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