Evangelio según San Lucas 9,1-6
Jesús convocó a los Doce y les dio poder y autoridad para expulsar a toda clase de demonios y para curar las enfermedades.Y los envió a proclamar el Reino de Dios y a sanar a los enfermos,diciéndoles: "No lleven nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni tampoco dos túnicas cada uno.Permanezcan en la casa donde se alojen, hasta el momento de partir.Si no los reciben, al salir de esa ciudad sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos".Fueron entonces de pueblo en pueblo, anunciando la Buena Noticia y curando enfermos en todas partes.
Jesús envió a los Doce a proclamar el Reino de Dios y a curar los enfermos. Parece que las dos misiones van íntimamente unidas. Y junto con eso, la sencillez de los medios pobres y humildes, no llevar nada para el camino. Dice el texto evangélico de hoy que ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea haciendo precisamente esas dos cosas: anunciando la buena nueva y curando en todas partes.
Lo bueno de esta historia es que no se quedó en aquel envío. Ha habido cientos de miles de cristianos que han seguido escuchando esa invitación de Jesús a anunciar el reino y a curar a los enfermos. O quizá hayan sido millones a lo largo de la historia. Sacerdotes y religiosas pero también laicos, hombres y mujeres, que han dejado lo que estaban haciendo, han abandonado sus propios intereses para ocuparse de anunciar el reino y curar a los enfermos.
Hoy hacemos memoria de uno de ellos: San Vicente de Paul, un sacerdote francés que vivió a caballo entre el siglo XVI y el XVII. Al principio pensó apenas en ser párroco para poder a su familia, muy necesitada. Pero el ministerio mismo le llevó a conocer de primera mano la miseria en la que vivía la mayoría de los campesinos pobres de Francia. Esa experiencia le abrió los ojos. Y una vez ya abiertos vio también muchas otras necesidades, en la ciudad, en los hospitales, en la infancia. Fundó la Congregación de la Misión, fundó las Hijas de la Caridad, fundó las conferencias de la Caridad, en muchos lugares llamadas conferencias de San Vicente de Paul. Hizo de los pobres y sus necesidades el centro de su vida. Y así fue como anunció la buena nueva del Reino.
San Vicente de Paul es en realidad uno más. Hoy sigue habiendo muchas personas que ilusionadas con el Evangelio escuchan la invitación de Jesús a anunciar la buena nueva y a curar a los enfermos. Y dedican tiempo y vida en ese servicio. Muchos no hacen grandes alharacas ni mucho ruido. No salen en los medios. Pero están ahí y hacen grande el Evangelio y dan gloria a Dios y hacen que muchos experimenten de primera mano el amor de Dios.
Fernando Torres, cmf
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
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