Evangelio según San Marcos 7,24-30
Después Jesús partió de allí y fue a la región de Tiro. Entró en una casa y no quiso que nadie lo supiera, pero no pudo permanecer oculto.En seguida una mujer cuya hija estaba poseída por un espíritu impuro, oyó hablar de él y fue a postrarse a sus pies.Esta mujer, que era pagana y de origen sirofenicio, le pidió que expulsara de su hija al demonio.El le respondió: "Deja que antes se sacien los hijos; no está bien tomar el pan de los hijos para tirárselo a los cachorros".Pero ella le respondió: "Es verdad, Señor, pero los cachorros, debajo de la mesa, comen las migajas que dejan caer los hijos".Entonces él le dijo: "A causa de lo que has dicho, puedes irte: el demonio ha salido de tu hija".Ella regresó a su casa y encontró a la niña acostada en la cama y liberada del demonio.
Querido amigo/a:
Al final el reinado de Salomón se viene abajo, con problemas económicos, políticos, en sus fronteras…, aunque lo que le llevó al final de sus días a la ruina total, fue caer en la corrupción e idolatría: “El Señor se encolerizó contra Salomón, porque había desviado su corazón del Señor Dios de Israel”, leemos hoy en el Primer Libro de los Reyes. Ninguno estamos libres de perder el camino o dejarnos seducir por otros intereses que pretenden ocupar el lugar de Dios en nuestro corazón.
La hija de la siro-fenicia que nos presenta el Evangelio de hoy está poseída por un espíritu impuro y, a pesar de que su madre es probada en la fe por Jesús, es liberada de su atadura. Esta madre nos da una lección de humildad y confianza en Jesús. Ella es una síntesis de todas las marginaciones posibles: ante todo es mujer, desde el punto de vista religioso es pagana, no aparece un hombre que la represente, es extranjera y tiene una hija enferma, solo le faltó al evangelista decirnos que también era pobre y viuda. Todo un reto para hacer una lectura desde los excluidos.
No debemos confiar únicamente en nuestras propias fuerzas, no siempre tenemos la fortaleza, debemos ser conscientes de que necesitamos ser sostenidos por un amor que no nos traicione, sino que nos acoja incondicionalmente.
Amor que sintió inmensamente Santa Escolástica, hermana de san Benito, la cual, consagrada desde su infancia a Dios, mantuvo una perfecta unión espiritual con su hermano, al que visitaba una vez al año en Montecasino.
Señor, que tu amor nos libere y nos sostenga en esta jornada.
Nuestro hermano en la fe:
Juan Lozano, cmf.
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
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