jueves, 11 de mayo de 2023

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 15,9-11

 


Evangelio según San Juan 15,9-11
Jesús dijo a sus discípulos:

«Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor.

Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.»


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos amigos y amigas:

La asamblea de Jerusalén llega hoy al segundo tiempo. Es la hora del diálogo y del discernimiento. En el orden del día, hay tres oradores que han pedido la palabra:

Primero interviene Pedro con un discurso enérgico en el que, usando términos de hoy, expone la tesis central: Creemos que lo mismo ellos (es decir, los no judíos) que nosotros nos salvamos por la gracia del Señor Jesús.

A continuación, les llega el turno a Bernabé y Pablo (por este orden). Lo suyo es una teología narrativa con un toque de reivindicación personal: Contaron los signos y prodigios que habían hecho entre los gentiles con la ayuda de Dios.

Por último, cierra la sesión Santiago, que hace un balance del diálogo y sugiere unas resoluciones de compromiso para contentar a todos: No hay que molestar a los gentiles que se convierten. Basta escribirles que no se contaminen con la idolatría ni con la fornicación y que no coman sangre ni animales estrangulados.

A más de uno, la salida de Santiago puede parecerle tímida, contemporizadora, de escasa fuerza profética. Pero quizá este es el modo de ir conduciendo una comunidad en cada nueva encrucijada. Toda facción se cree en posesión de la verdad y a menudo hace lo permitido y hasta lo indigno por sacarla adelante. ¿No hemos puesto nombre a esta tensión en las últimas décadas hablando de conservadores y progresistas? El paso del tiempo nos ayuda, no sin una pizca de humor, a caer en la cuenta de lo ridículas y falsas que resultan muchas posturas cuando se absolutizan y no entran en la ascética de un diálogo constructivo.

Me encantan las palabras con las que se cierra el evangelio de hoy: Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría llegue a plenitud. En el tiempo de Pascua, el Resucitado se acerca a cada uno de nosotros y nos dice “Alégrate”. Cualquiera que sea nuestra situación, su sola presencia inaugura en cada uno de nosotros una fiesta que no tiene fin. Os invito, por eso, a recitar hoy la oración de la alegría.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

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