Evangelio según San Mateo 17,22-27
Mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús les dijo: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres:lo matarán y al tercer día resucitará". Y ellos quedaron muy apenados.Al llegar a Cafarnaún, los cobradores del impuesto del Templo se acercaron a Pedro y le preguntaron: "¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?"."Sí, lo paga", respondió. Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: "¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?".Y como Pedro respondió: "De los extraños", Jesús le dijo: "Eso quiere decir que los hijos están exentos.Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti".
San Maximiliano Mª Kolbe
Hoy hacemos memoria de San Maximiliano Kolbe. Es un mártir moderno, muerto/asesinado en un campo de concentración nazi durante la II Guerra Mundial. En aquellos campos fueron asesinadas millones de personas. Todos inocentes, sin duda. Pero hoy hacemos memoria especial del P. Kolbe por la sencilla razón de que su muerte fue diferente. Él ofreció su vida a cambio de la de otra persona. Dio su vida para que el otro pudiera vivir. Kolbe había entendido, y vivido, hasta el final lo que significa ser cristiano.
La historia es bien conocida. Cuando un prisionero se escapó, los oficiales nazis determinaron que otros diez prisioneros del campo debían ser condenados a morir de inanición, encerrados en un búnker. Cuando fue elegido uno de los prisioneros que era viudo con tres hijos, Kolbe se ofreció como voluntario para sustituirle diciendo “no tengo a nadie. Soy sacerdote católico.” Cuando pasados los días, ya solo quedaban tres prisioneros vivos, los nazis decidieron matarlos con una inyección de fenol. Fue entonces cuando el P. Kolbe reunió las fuerzas para decir al enfermero que le ponía la inyección “Usted no ha entendido nada de la vida. El odio es inútil, solo el amor crea.”
El P. Kolbe no hizo más que seguir los pasos de Jesús. También Jesús fue entregado y asesinado. Tampoco los que mataron a Jesús habían entendido nada de la vida. Tampoco habían entendido que “el odio es inútil, solo el amor crea.” En realidad, el odio solo genera más odio, más violencia, más muerte. Solo el amor es capaz de romper esa dinámica mortal y asesina. Solo el amor es capaz de crear vida y esperanza.
El Reino rompe las estructuras de este mundo. Desde la perspectiva del Reino el otro no es una amenaza sino un hermano. El puño cerrado y siempre preparado para el ataque (porque no hay mejor defensa que un buen ataque) se abre en confianza y fraternidad. Eso es el Reino. Ese es el camino que nos enseñó Jesús con su vida y sus palabras. Ese es el camino que siguió el P. Kolbe en aquel lugar de dolor muerte que fue el campo de concentración de Auschwitz. ¿Seguiremos nosotros con el puño cerrado?
Fernando Torres, cmf
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
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