lunes, 15 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 1,39-56

 

Evangelio según San Lucas 1,39-56
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá.

Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo,

exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!

¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?

Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.

Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".

María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor,

y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,

porque él miró con bondad la pequeñez de tu servidora.

En adelante todas las generaciones me llamarán feliz".

Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:

¡su Nombre es santo!

Su misericordia se extiende de generación en generación

sobre aquellos que lo temen.

Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.

Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.

Colmó de bienes a los hambrientos

y despidió a los ricos con las manos vacías.

Socorrió a Israel, su servidor,

acordándose de su misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,

en favor de Abraham y de su descendencia para siempre".

María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.


RESONAR DE LA PALABRA

Sueña como María

Si la Asunción de María es una garantía del destino que nos espera si elegimos bien, el Magnificat de María es una celebración de lo que Dios puede hacer en nuestra vida terrenal. El Magnificat proclama un nuevo orden mundial en el que las personas de los márgenes estarán en el centro y habrá una nueva forma de ser. Es un sueño poderoso que desafía a los poderes fácticos. La historia confirma cómo los poderes terrenales temblaron ante este himno: En 1805, la Compañía Británica de las Indias Orientales prohibió su recitación en Calcuta. En los años 70, la junta militar argentina lo prohibió cuando las madres de los ciudadanos "desaparecidos" lo utilizaron para llamar a la resistencia no violenta. En los años 80, el Gobierno de Guatemala prohibió su recitación pública. El Magnificat es María proclamando con valentía el sueño de Dios. Nosotros debemos realizar sin miedo su sueño para el mundo para compartir su destino en el cielo.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

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