Evangelio según San Mateo 24,42-51
Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa.Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.¿Cuál es, entonces, el servidor fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su personal, para distribuir el alimento en el momento oportuno?Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo.Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.Pero si es un mal servidor, que piensa: 'Mi señor tardará',y se dedica a golpear a sus compañeros, a comer y a beber con los borrachos,su señor llegará el día y la hora menos pensada,y lo castigará. Entonces él correrá la misma suerte que los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
Ars Moriendi
Es una gran ironía que los seres humanos vivan como si la muerte le ocurriera a otro. Por supuesto, sabemos que somos mortales; pero de alguna manera, vivimos como si fuéramos a vivir en esta tierra para siempre. La conciencia de nuestra mortalidad o la falta de ella influye en nuestro modo de vida. Como dijo Samuel Johnson, la perspectiva de la muerte concentra maravillosamente la mente de un ser humano. En épocas anteriores, muchos monjes solían cavar sus propias tumbas y sentarse en ellas a meditar. Incluso en estos días, algunas órdenes contemplativas continúan la práctica de que cada monje prepare su propia tumba. Esto les da perspectiva. Quien es consciente de la muerte y de la realidad de dar cuenta de su vida al Creador se mantendrá despierto y estará alerta en todo lo que haga. Esa persona no será encontrada en falta cuando llegue su hora de encontrarse con el Señor de la Vida.
Paulson Veliyannoor, CMF
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
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