jueves, 3 de diciembre de 2020

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 9,27-31

 

Evangelio según San Mateo 9,27-31
Cuando Jesús se fue, lo siguieron dos ciegos, gritando: "Ten piedad de nosotros, Hijo de David".

Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron y él les preguntó: "¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?". Ellos le respondieron: "Sí, Señor".

Jesús les tocó los ojos, diciendo: "Que suceda como ustedes han creído".

Y se les abrieron sus ojos. Entonces Jesús los conminó: "¡Cuidado! Que nadie lo sepa".

Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región.


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos y amigas:

Quizá el secreto de que el tiempo de adviento nos resulte tan entrañable es el continuo mensaje de paz y esperanza que nos propone. Desde los profetas, en Adviento no dejamos de escuchar en la Palabra que las cosas pueden cambiar: ¡van a cambiar! ¿A quién no le consuela esto? ¿Quién no se emociona pensando en un mundo donde los ciegos ven, los sordos oyen, los desiertos son vergeles y se hace justicia con los cínicos, los violentos, las malas personas?

Adviento es el tiempo de cuantos ansiamos que las cosas cambien y sobre todo, es el tiempo de los pequeños, de los que ya ahora se sitúan del lado de la concordia, del diálogo, de la mirada limpia, del gesto fraterno.

Y, sin embargo, la realidad se empeña tozudamente en recordarnos que las cosas no cambian tanto como querríamos. Ni siquiera nosotros mejoramos tanto como nos gustaría. Somos ciegos a los que Jesús toca en medio del camino y nos pregunta: ¿creéis que puedo hacerlo? La respuesta está en cada uno. La ceguera también. Quizá la clave sea no olvidar que también en nosotros está la luz y la salvación, al menos en germen. Porque nos habita el Señor, la defensa de nuestra vida.

Nuestra hermana en la fe, Rosa Ruiz

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

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