miércoles, 26 de abril de 2023

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 6,35-40

 

Evangelio según San Juan 6,35-40
Jesús dijo a la gente: "Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.

Pero ya les he dicho: ustedes me han visto y sin embargo no creen.

Todo lo que me da el Padre viene a mí, y al que venga a mí yo no lo rechazaré,

porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió.

La voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me dio, sino que lo resucite en el último día.

Esta es la voluntad de mi Padre: que el que ve al Hijo y cree en él, tenga Vida eterna y que yo lo resucite en el último día".


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos hermanos y hermanas:

En medio de la persecución y de los tormentos, la Palabra arraiga y se difunde, y no precisamente por méritos humanos. La persecución sufrida por los cristianos en Jerusalén no los paralizó, dejándolos indefensos, sino que la fuerza del Resucitado hizo de ello motivo para anunciar a otros pueblos, de palabra y con el testimonio, el Evangelio. Un anuncio que se vuelve alegría para quienes lo reciben, en salud para quienes lo acogen y en signo de Dios para quienes creen. El deseo feliz del Salmo no nace del entusiasmo ni de la euforia, sino de esta alegría en medio de la dificultad. «Alegrémonos con Dios, tocad y cantad», que llegue a toda la tierra su Buena Noticia.

El Evangelio, a la par que sigue insistiendo en la Vida de ese pan que es Cristo, nos descubre el corazón de la «voluntad del Padre»: que ninguno se pierda, sino que participe de su Vida, que es eterna. Quien se fía de Cristo y sigue sus pasos, tendrá la esperanza de no tener que mendigar el pan y el agua de nuestros desvelos y preocupaciones, sino afrontarlos con ánimo y confianza. Él, el que vive, el que no nos echa fuera, sigue actuando en nosotros sus obras de bienaventuranza y salvación. Un día más, estamos en ocasión propicia para renovar nuestra sencilla adhesión al Jesús de la Causa, para entrar en comunión de vida con Él y que nuestro corazón le confiese: «Jamás permitas que me separe de Ti».

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

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