Evangelio según San Marcos 2,18-22
Un día en que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, fueron a decirle a Jesús: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacen los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos?".Jesús les respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden ayunar cuando el esposo está con ellos? Es natural que no ayunen, mientras tienen consigo al esposo.Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido viejo y la rotura se hace más grande.Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres, y ya no servirán más ni el vino ni los odres. ¡A vino nuevo, odres nuevos!".
HABLEMOS DE VINO
Recuerdo una conversación que tuve con un prestigioso bodeguero al que conozco desde hace tiempo, prácticamente, de la familia. Él hablaba por teléfono pidiendo nuevas barricas para la cosecha cercana. Al terminar, le comenté:“Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos”.
Y él, sonriendo me dijo:Bueno, no creo que eso lo dijera por razones vinícolas, porque la utilización de barricas nuevas para vinos nuevos es algo que ha empezado a hacerse en los últimos 30-40 años.
Le pedí que me explicara un poco más…En realidad todavía hoy, en muchas bodegas, se usan barricas viejas pero más bien para abaratar costes, ya que por el desgaste del odre, el vino se “ensucia”, toma notas de sabor que no le son propias.
Yo seguía pensando en el Evangelio y cada vez me impresionaba más lo que contaba…… Aunque, claro, depende mucho de la calidad del odre en sí: si la calidad es mala, da igual que sea nuevo o viejo… Algunos dicen que prefieren lo viejo pero, sinceramente, en una cata a ciegas, elegirás el vino de barrica nueva porque sabe más a sí mismo…
Desde aquella conversación inocente, cuando leo este Evangelio, sonrío sorprendida por dentro y me asombro una vez más de la audacia de Jesús. No sólo para contarnos con imágenes cercanas cómo es Dios y su Reino, sino también para vivir tan abierto a la vida que todo lo que le rodeaba se convertía en posibilidad para anunciar la Buena Noticia.
Nos pasamos la vida poniendo remiendos y paños calientes… y sabemos que no funciona. Que los parches sólo son parches… y que lo viejo termina por romperse y derramar lo que hayamos depositado. Pero nos es mucho más fácil y cómodo poner parches antes de buscar nuevas barricas que puedan acoger lo nuevo, lo que nos cuestiona, lo que duele, lo que no entendemos, lo que ni siquiera sabemos que va a llegar… Porque cuanto más viejo sea nuestro odre, más “contaminaremos” el vino, por bueno que sea.
Nuestra hermana en la fe,
Rosa Ruiz Aragoneses
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
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