María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcroy vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.Ellos le dijeron: "Mujer, ¿por qué lloras?". María respondió: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto".Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.Jesús le preguntó: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?". Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo".Jesús le dijo: "¡María!". Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: "¡Raboní!", es decir "¡Maestro!".Jesús le dijo: "No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: 'Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes'".María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.
Queridos amigos y amigas:
Esa es la experiencia de María Magdalena. Llevada de su amor se acerca a visitar el sepulcro. Llora. En la narración resuena el eco del Cantar de los Cantares. Jesús resucitado le ha salido al encuentro mediante los ángeles intérpretes. El punto de partida es el descubrimiento del sepulcro vacío de Jesús. Jesús se hace presente. Pero ella no lo reconoce; lo confunde con el jardinero. El intercambio de monosílabos es la expresión del reconocimiento; Jesús pronuncia su nombre: “María”; María responde: “Raboni, maestro”. Se reconocen por la forma de pronunciar el nombre del amado. Se trata de un encuentro prototípico. Un reconocimiento y un abrazo de fe. Y como toda cristofanía incluye la misión: anda y dile a mis hermanos…
El Cristo que se sale al encuentro de María Magdalena es el mismo Jesús constituido por Dios Señor y Cristo: Ha sido rehabilitado y acreditado por Dios. Lucas insiste en la contraposición entre la acción condenadora de las autoridades judías y el obrar trasformador y legitimador de Dios. Gracias al constituido Mesías y Señor estamos en una nueva etapa de la historia de la salvación; gracias a eso es posible la conversión y el bautismo. La promesa se universaliza: es para vosotros y vuestros hijos. El don del Espíritu es la síntesis de esa novedad.
Pedro se dirige a la casa de Israel. Entiende su anuncio de Cristo como un fenómeno dentro del pueblo de Israel. Trata de abrir los ojos de los israelitas, que admitan su culpa, que reconozcan la situación creada por la Pascua. Y se conviertan aceptando la palabra de la predicación.
María Magdalena ha encontrado al resucitado Jesús, a quien había encontrado en la historia. Y ese encuentro la ha vitalizado: le ha abierto a los ojos. “Resucitó de veras mi amor y esperanza”.
Sólo para los que aman de verdad tiene sentido pleno la resurrección. Sólo se resucita en la medida en que se ama. ¿Tengo experiencia de resurrección? ¿Me siento “amenazado” de resurrección”.
CR
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
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