domingo, 7 de mayo de 2023

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 14,1-12

 


Evangelio según San Juan 14,1-12
Jesús dijo a sus discípulos:

"No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí.

En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar.

Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes.

Ya conocen el camino del lugar adonde voy".

Tomás le dijo: "Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?".

Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí."

Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto".

Felipe le dijo: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta".

Jesús le respondió: "Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: 'Muéstranos al Padre'?

¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras.

Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras.

Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre."


RESONAR DE LA PALABRA


SI ÉL SE VA... ¿QUÉ HACEMOS?


“No camines delante de mí, puede que no te siga. No camines detrás de mí, puede que no te guíe. Camina junto a mí y sé mi amigo” (Albert Camus)

 Creo que es bueno, antes de cualquier encuentro con el Señor y con los hermanos (la Eucaristía, una asamblea comunitaria, lo que sea), que escuchemos con las orejas del corazón, estas palabras que nos repite el Resucitado: «No perdáis la calma. No tengáis el corazón agitado. No estéis turbados».

- No es nada sencillo descubrir la presencia del Señor Resucitado en medio de nuestros hermanos, si andamos inquietos y nerviosos.
- No es fácil que la Palabra de Dios nos diga algo para nuestra vida, si tenemos la cabeza llena de otras muchas palabras.
- No es fácil que escuchemos la voz de Dios en los hermanos que se acercan a nosotros (ni siquiera a ellos mismos), cuando andamos ensimismados con nuestras cosas.
- Es casi imposible orar seriamente, cuando nuestra cabeza está repleta de «tengo que», los cuales nos parecen urgentes e irrenunciables y superimportantes. O no, pero seguro que nos distraen.
 Así ni vamos bien ni resolvemos las cosas bien: vamos dejándolo todo salpicado de inquietud, de tensión, de malos modos, de nervios, de prisas, de superficialidad... y no pocas veces de agresividad, de falta de acogida, de atención y de escucha.

«Creed en Dios y creed también en mí», dice Jesús. No es que estas palabras sean una especie de fórmula mágica para que se«esfumen» los problemas, o veamos clarísimamente lo que tenemos que hacer. No dice Jesús que Él nos vaya a resolver las cosas. Ni tampoco que los «tengo que» no merezcan una determinada atención. Pero nos dice: «fiaos de Dios y fiaos de mí». Es decir: que seamos conscientes de que nuestra vida está en las manos del Padre, y que Él está dispuesto a hacer todo lo que esté en su mano para ayudarnos a salir adelante. Y con el corazón y la mente calmados, se perciben mucho mejor las cosas.

Jesús está avisando a sus discípulos de que se va. Y es lógico el desconcierto entre ellos. ¿Y ahora qué? Hasta ese momento todo les había resultado relativamente fácil. Estaban a gusto con el Maestro. Siempre tenía una palabra apropiada para cada situación, un gesto oportuno o una solución ante cualquier dificultad que se presentara... Pero ¿si se va, qué hacemos? La respuesta que les dio Jesús es importante y necesaria también para nosotros.

Lo primero es corregir nuestra idea de Dios. Jesús se tomó como primer empeño presentarnos un «rostro» del Padre adecuado: cercano, interesado en nuestra felicidad/salvación, que ya sabe lo que nos pasa antes de pedírselo, que no necesitamos acumular méritos para que nos escucha y atienda, que no se aleja del pecador, sino que lo busca... No nos tienta, sino que nos ayuda a no caer en la tentación. El Evangelio de hoy nos lo dibuja como un «padre hogareño», su casa es un hogar con habitaciones para todos sus hijos, preparadas cuidadosamente por su propio hijo, para que todos los suyos puedan estar con él. «Creed en Dios» y os sentiréis seguros, confortados, acogidos, protegidos, acompañados y fortalecidos por su Padre Dios. La esperanza de ese «hogar» futuro nos ayuda a sobrellevar este mundo temporal, que no pocas veces es inhóspito y frío.
No terminamos de creérnoslo, o al menos, no vivimos los acontecimientos y dificultades desde ahí. ¿Tendrá Jesús que reprocharnos, como a Felipe: "¿Tanto tiempo con vosotros, hablándoos del Padre, haciéndole presente, y todavía no lo conocéis?"

Lo segundo es lanzarse al camino de Jesús. Los miembros de la familia de Dios no se están nunca quietos. Pueden y deben estar inquietos, pero por las cosas del Padre. Eso es lo que contestó Jesús a sus padres cierto día en que le buscaban angustiados: «¿No sabéis que yo debo andar ocupado con las cosas del Padre?».
 Lo más frecuente es que nosotros seamos como los viejos molinos, que recorren su camino siempre en el mismo lugar. Damos vueltas a las mismas cosas, a las mismas historias, a las mismas personas, con los mismos estilos... En cambio Jesús decidió echarse a los caminos, saliendo al encuentro del mundo y de las gentes del modo más entrañable. Pues viendo cuáles eran los caminos que frecuentaba Jesús y cómo era su estilo al recorrerlos, descubrimos y entendemos también cómo es el Padre que lo ha enviado. Jesús camina perdonando, acompañando, descubriendo la presencia de Dios en las cosas cotidianas: la siembra, la pesca, el sol que sale, el remiendo de las ropas, la mujer que barre buscando una moneda perdida, o que amasa el pan, un árbol en medio de una huerta...
Y haciéndose prójimo de todos los que va encontrándose tirados a las veras de los camino. Camina orando y procurando hacer en todo momento la voluntad del Padre, lo que a Él le gusta. Se sabe «sus manos», y, preocupado por todo esto, a veces no tiene ni tiempo para comer. Pero se le ve feliz. ¿No es ése el camino que todos quisiéramos encontrar? La felicidad tiene que ver con Dios. Por eso, cuando Jesús nos habla de Dios y de su Reino, lo hace con aquello de «bienaventurados»; «dichosos»; «felices»... para asegurarnos que la nuestra no es una vida desamparada, sino que está en las manos amorosas del Padre. Nos colma de gozo saber que la garantía de nuestro éxito es que Dios no quiere que se le pierda ni uno de sus hijos más pequeños. Y lo nuestro es colaborar todo lo posible con Él.

Lo tercero es que quien recorre este camino de Jesús, o mejor dicho, este camino que es el mismo Jesús, acaba siendo uno con Él y con el Padre. El para nosotros inalcanzable deseo de «ver» a Dios («muéstranos al Padre y nos basta») se cumple contemplando a Jesús, estando con él, amándole a él, siguiéndole a él. Y de ese modo iremos reconociendo el rostro de Dios en la historia, en los hombres, en medio de nosotros, entre nuestros pucheros y ordenadores, en medio de nuestra soledad, nuestra enfermedad, nuestros agobios, nuestras heridas... Dios está siempre poniendo esperanza, fortaleza y paz.

Si él se va ¿qué hacemos? Seguir caminando, en compañía de otros hermanos, y en la buena dirección. Y aún recibiremos la ayuda inestimable del Espíritu Santo que Jesús nos ha prometido... Pidámoslo insistentemente en este tiempo pascual.Y ¡¡¡¡podremos hacer obras aún mayores que las del propio Jesús (él mismo nos lo ha dicho hoy)!!!!

Quique Martínez de la Lama-Noriega, cm

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

sábado, 6 de mayo de 2023

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 14,7-14


Evangelio según San Juan 14,7-14
Jesús dijo a sus discípulos:

"Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto".

Felipe le dijo: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta".

Jesús le respondió: "Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: 'Muéstranos al Padre'?

¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras.

Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras.

Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre."

Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré."


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos:

«Muéstranos al Padre, y nos basta». ¡Ojalá sea este anhelo de Felipe nuestro propio anhelo! ¡Ojalá fuera ese deseo el de los hombres de nuestro tiempo y cultura! En Occidente, por desgracia, tenemos la sensación de que amplios sectores de la población se desentienden de Dios: por alejamiento silencioso, por ateísmo ruidoso, por las preocupaciones y ocupaciones del día a día. Ilustraba esto último, hace ya años, una hoja anónima con una serie de dibujos y su respectivo comentario. La repasamos.

En la primera viñeta aparece un bebé. El comentario dice: “Demasiado pequeño para pensar en Dios”. En la segunda, el bebé es ya un adolescen¬te que monta en moto embriaga¬do por la velocidad. El pie correspon¬diente reza: “Demasiado entretenido para pensar en Dios”. Años después está con su novia en el parque. La reflexión apunta: “Demasiado feliz para pensar en Dios”. En la cuarta viñeta lo vemos en un despacho, ante el escritorio, sobre el que se apila un enorme mazo de papeles. Esta era la varia¬ción del texto: “Demasiado ocupado para pensar en Dios”. Horas más tarde, en casa, ve un programa de TV: está “demasiado cansado para pensar en Dios”. Pasa el tiempo, y el mismo sujeto, anciano, guarda cama. Ahora está “demasiado enfermo para pensar en Dios”. Finalmente vemos una lápida. La nota al pie sentencia: “Demasiado tarde para pensar en Dios”.

Que no nos suceda lo mismo. San Ireneo condensó el mensaje del evangelio de hoy en estas palabras: «Lo visible del Padre es el Hijo». Jesús es luz y nos ha revelado que Dios es luz en la que no hay tiniebla alguna (1 Jn 1,5); Jesús es amor y nos ha revelado que Dios es amor (1 Jn 4,8). Jesús es el Hijo y en su Pascua nos ha revelado que Dios es nuestro Padre (Jn 20,17; 1 Jn 3,2). No vivamos como huérfanos; no le hagamos sentir “orfandad de hijos”.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

viernes, 5 de mayo de 2023

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 14,1-6

 

Evangelio según San Juan 14,1-6
Jesús dijo a sus discípulos:

"No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí.

En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar.

Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes.

Ya conocen el camino del lugar adonde voy".

Tomás le dijo: "Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?".

Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí."


RESONAR DE  LA PALABRA

Queridos amigos:

Jesús no es una senda perdida, sino el camino; no es un espejismo, sino la verdad; no es un muerto, sino el Resucitado, la Vida. Comentemos solo el primer título.

Hemos cubierto el territorio nacional de sendas, caminos, carreteras, autovías, autopistas. Y disponemos de mapas para orientarnos. Actualmente, muchos vehículos llevan incorporado un GPS. Tiene que ser una experiencia angustiosa estar perdido en el bosque, sin puntos de referencia, sin indicadores que permitan orientarse, sin un camino. El GPS es un recurso excelente para localizar a personas extraviadas.

Pero en otro orden de cosas, el del sentido de la vida, hay tal oferta de mapas y estos son tan distintos que mucha gente se siente perdida. Preguntamos: «¿Hay un adónde? ¿Es la vida una trampa? ¿Tiene un sentido? ¿Vale la pena vivirla?». Por doquier nos salen al paso astrólogos, adivinos, echadores de cartas, brujos. El tarot, la quiromancia y varias formas más de adivinación están a la orden del día. Con otro ropaje, y con propósito mucho más racional, pululan las filosofías, que a menudo son extrañas entre sí, cuando no están enfrentadas. Nos invitan a pensar y algunas trazan rutas de sabiduría que pueden convencer. Tradiciones religiosas se abren camino y nos quieren abrir camino con sus respectivas propuestas. En Jesús, sabiduría de Dios, hallamos la recapitulación y la superación de todas estas conquistas.

Él, que ha subido al Padre y allí tiene preparadas muchas moradas, nos dice: «Sí, tu vida, vuestra vida, tiene sentido. Tomadme como vuestro punto de referencia (vuestro GPS) y comprobaréis cómo vuestra marcha es una peregrinación hacia la Vida, hacia la patria, hacia el Padre. Unidos a mí, vuestra vida tendrá sabor a Pascua».

Podemos orar con Pablo VI: «Tú, Señor Jesús, eres el mediador entre Dios y los hombres; no empalizada, sino paso; no obstáculo, sino Camino; no un sabio entre tantos, sino el único Maestro; no un profeta cualquiera, sino el intérprete único y necesario del misterio religioso, el único que une a Dios con el hombre y al hombre con Dios. Tú eres el Revelador auténtico».

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

jueves, 4 de mayo de 2023

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 13,16-20

 

Evangelio según San Juan 13,16-20
Después de haber lavado los pies a los discípulos, Jesús les dijo:

"Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía.

Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican.

No lo digo por todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero es necesario que se cumpla la Escritura que dice: El que comparte mi pan se volvió contra mí.

Les digo esto desde ahora, antes que suceda, para que cuando suceda, crean que Yo Soy.

Les aseguro que el que reciba al que yo envíe, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió".


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos:

Me lo contaba un religioso que trabajó durante algún tiempo en la Santa Sede. Cierto clérigo joven solicitaba su mediación para poder entrar en un organismo pontificio que se acababa de fundar. El religioso no hizo ninguna gestión en el sentido que solicitaba el candidato. Este, al ver frustrada su demanda, le dijo: «Algún día se arrepentirá Vd. de haber puesto obstáculos en mi camino de servicio a la Iglesia». El religioso no había puesto estorbos ni intervenido a favor; simplemente se inhibió, pero la reacción ofendida del interesado parecía delatar más bien una ambición bastante dudosa.

Los seguidores de Jesús tenemos que discernir si en la Iglesia y sus distintos ámbitos tratamos de hacer “carrera”. El “carrierismo”, el interés por ocupar y escalar puestos, se puede infiltrar en nosotros y disfrazarse de generoso propósito de servir al Señor. Jesús, después de lavar los pies a los discípulos, les deja claro cuál ha de ser su actitud. Cada uno servirá con los dones que ha recibido y buscará el lugar en que mejor pueda realizar su misión. Será una bendición que encuentre su puesto, en uno u otro rango. Pero conviene que permanezca vigilante para no engañarse ni engañar a otros. Hay que llamar a las cosas por su nombre, que a veces puede resultar algo antipático.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

miércoles, 3 de mayo de 2023

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 14,6-14

 

Evangelio según San Juan 14,6-14
Jesús dijo a Tomás: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí.

Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto".

Felipe le dijo: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta".

Jesús le respondió: "Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: 'Muéstranos al Padre'?

¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras.

Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras.

Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre."

Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré."


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos:

Hoy recordamos a dos apóstoles del grupo de los doce. La liturgia nos ofrece dos perfiles sucintos, pero atractivos. En la carta a los Corintios, Santiago aparece como testigo de la resurrección de Jesús, pero no en solitario, sino como eslabón de una larga cadena de testigos. En el evangelio de Juan, Felipe aparece como un buscador de Dios: "Señor, muéstranos al Padre y nos basta".

Cada vez que la liturgia nos acerca a los discípulos de la primera hora experimento un poco de desconcierto. De ellos sabemos muy pocas cosas. Y, sin embargo, cada pequeña perla "escondida" en el evangelio basta para estimular una vida de seguimiento de Jesús. Si pienso en Santiago y en su encuentro con el Resucitado, no tengo más remedio que preguntarme: ¿Cómo "se me ha aparecido" a mí el Viviente? ¿Pertenezco al grupo de los testigos o me limito a engrosar el número de los admiradores? ¿A través de qué signos experimento que Jesús es el resucitado capaz de darme razones para vivir, trabajar, aguantar y esperar?

Cuando pienso en Felipe, pienso en mis deseos de conocer al Padre, de no andarme por los suburbios del misterio de Dios. Pongo nombre a todas mis búsquedas religiosas y también a todas mis incertidumbres. Y caigo en la cuenta -¡otra vez más!- que toda búsqueda naufraga si no soy capaz de reconocer que quien ve a Jesús ve al Padre. Recuerdo las palabras luminosas del hermano Roger de Tazé: "Tú que buscas a Dios, ¿lo sabes? Lo esencial es la acogida de su Cristo?".

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

martes, 2 de mayo de 2023

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 10,22-30

 


Evangelio según San Juan 10,22-30
Se celebraba entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno,

y Jesús se paseaba por el Templo, en el Pórtico de Salomón.

Los judíos lo rodearon y le preguntaron: "¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si eres el Mesías, dilo abiertamente".

Jesús les respondió: "Ya se lo dije, pero ustedes no lo creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí,

pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas.

Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen.

Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos.

Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre.

El Padre y yo somos una sola cosa".


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos:

En el evangelio de ayer declaraba Jesús que sus ovejas lo conocen. Hoy hallamos un eco de ese mismo mensaje. Un relato nos introduce en este motivo tan importante del cuarto evangelio. Dice así:

Al final de una cena en un castillo inglés, un famoso actor de teatro entretenía a los huéspedes declamando textos de Shakespeare. Después se ofreció a que le pidieran algún bis. Un tímido sacerdote preguntó al actor si conocía el salmo 22. El actor respondió: «Sí, lo conozco, pero estoy dispuesto a recitarlo solo con una condición: que después también lo recite usted».

El sacerdote se sintió algo incómodo, pero accedió. El actor hizo una bella interpretación con una dicción perfecta: «El Señor es mi pastor, nada me falta...». Los huéspedes aplaudieron vivamente. Llegó el turno al sacerdote, que se levantó y recitó las mismas palabras. Esta vez, cuando terminó, no hubo aplausos, solo un profundo silencio y el inicio de lágrimas en algún rostro. El actor se mantuvo en silencio unos instantes, después se levantó y dijo: «Señoras y señores, espero que se hayan dado cuenta de lo que ha sucedido esta noche. Yo conocía el salmo, pero este hombre conoce al Pastor».

Solo conoceremos al Pastor si él se nos da a conocer. Pero esta es su voluntad: darse a conocer, mostrarse accesible a quien, como Nicodemo, desea encontrarse con él; más aún, se hace el encontradizo y entabla conversación, como hace con la samaritana; incluso se somete a las exigencias especiales que pone Tomás el Mellizo para poder creer. Maestro y estímulo para el deseo de conocimiento es el apóstol Pablo cuando escribe: «Quiero conocerlo a Él, el poder de su resurrección y la participación en sus padecimientos», con la esperanza de llegar a la resurrección de los muertos y de tener parte en su gloria (Flp 3,10). ¿Queremos conocer al Señor? ¿Estamos dispuestos a tener comunión en sus padecimientos?

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

lunes, 1 de mayo de 2023

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 10,11-18

 

Evangelio según San Juan 10,11-18
Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas.

El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa.

Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas.

Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí

-como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- y doy mi vida por las ovejas.

Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.

El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla.

Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre".


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos:

Empezamos el mes de mayo con muchos motivos para la esperanza. Tradicionalmente éste es un mes dedicado a la Virgen María. Hay varias maneras de contemplar su misterio, pero, en el contexto litúrgico en el que nos encontramos, podemos verla como la Madre que aglutina a la comunidad a la espera del fuego de Pentecostés. Ella es el corazón de la comunidad y, al mismo tiempo, es la que abre la comunidad a la fuerza del Espíritu. El mismo Espíritu que la cubrió a ella "con su sombra" en la encarnación es el que cubre ahora a la comunidad para que sea fecunda en el anuncio del evangelio a todo el mundo.

El mes empieza también con una memoria de San José, el trabajador de Nazaret. La mejor síntesis que conozco de su vida laboral y de su proyecto de santidad la encuentro en tres estrofas del himno litúrgico:

El alba mensajera
del sol de alegre brillo
conoce ese martillo
que suena en la madera.
La mano carpintera
madruga a su quehacer,
y hay gracia antes que sol en el taller.

Cabeza de tu casa
del que el Señor se fía,
por la carpintería
la gloria entera pasa.
Tu mano se acompasa
con Dios en la labor,
y alargas tú la mano del Señor.

Y, pues el mundo entero
te mira y se pregunta,
di tú cómo se junta
ser santo y carpintero,
la gloria y el madero,
la gracia y el afán,
tener propicio a Dios y escaso el pan.

Hoy se celebra internacionalmente el día de trabajo. Hace apenas unos días se daban las cifras de paro en España, ya pasamos los seis millones de parados. Ellos son las víctimas de esta lasga crisis que se sufre en Europa. Pongo a continuación algunas otras cifras extraídas del comunicado que la HOAC ha elaborado para este día:Sobre los dos mil ochocientos cincuenta millones trabajadores y trabajadoras en el mundo 49% ganan menos de 2 dólares al día y entre ellos, el 39% menos de un dólar! Dos cientos millones de hombres y mujeres están sin empleo!
La pobreza se ha agravado a través del mundo. Según un informe de la OCDE, 60% de los trabajadores/as no tienen contrato y están expuestos a la inseguridad del trabajo.

Y, por supuesto, tenemos nuestra ración diaria de Palabra de Dios. En los Hechos de los Apóstoles estalla el conflicto más grave de la primitiva comunidad: la disputa entre los partidarios de seguir algunas tradiciones judías y los defensores de la libertad cristiana. ¿Lo mejor de todo? Que "los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto". Seguiremos el curso de este discernimiento que tanto puede iluminarnos en el presente.

Del evangelio rescato unas palabras de Jesús: "Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante". Los cristianos no somos plantas ornamentales en el jardín del mundo. Somos árboles frutales.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA