martes, 13 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 11,25-27

 

Evangelio según San Mateo 11,25-27
Jesús dijo:

"Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños.

Sí, Padre, porque así lo has querido.

Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar."


RESONAR DE LA PALABRA


Querido amigo/a:

Una de las mayores búsquedas del ser humano es la del sentido de su vida. Si no fuéramos capaces de contestar vitalmente a la pregunta ¿para qué estoy aquí? ¿Cuál es el sentido de mi vida? no encontraríamos la auténtica felicidad. El ser humano no se llena ni se conforma con cualquier cosa. No somos fáciles de contentar. Si llenamos nuestra vida de experiencias superfluas sin escuchar la voz interior que habla en nuestro corazón, tarde o temprano nos damos cuenta de que todo eso no nos satisface y nos impide caminar felices.

Los creyentes en Dios tenemos una ventaja respecto a los no creyentes; podemos preguntarle al Padre, cuál es nuestra misión. Podemos encontrar en Él el sentido de nuestra vida. Lo podemos hacer porque Él es nuestro creador, nos conoce muy bien, mejor que nosotros mismos. Y precisamente porque estamos en la mente de Dios, Él tiene una propuesta de vida para cada uno de nosotros. Podemos preguntarle: “Señor, ¿qué quieres de mí?”

En la primera lectura de hoy, el Libro del Éxodo nos narra la vocación de Moisés. Dios llama a Moisés a una misión, le ofrece un plan que da sentido a su vida. Esto es tan grande que lo llamamos sagrado. El Señor advierte a Moisés que lo que está aconteciendo, su llamada, y ante quien está presentándose es importantísimo: quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado. Y es que, nuestra vida, como la de Moisés y la de otros hombres y mujeres que han sido y son llamados por Dios a una misión, es algo sagrado. Yo estoy contigo, le dice Dios en la zarza ardiente. Sagrada es nuestra vida, es decir, digna de mucho respeto y cuidado; por ello buscar y encontrar qué hacer con la vida que nos ha sido dada, es lo más importante que tenemos que hacer. Y en Dios, podemos y debemos encontrar el sentido a nuestra vida confiando en que quiere lo mejor aunque a veces no lo comprendamos o nos desconcierte en un primer momento.

Este misterio no es conocido por muchos, por ello Jesús da gracias al Padre: Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. A través de Jesús, en Dios, encontramos y reafirmamos nuestra vocación, el sentido de nuestra vida.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

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