sábado, 19 de agosto de 2023

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 19,13-15

 

Evangelio según San Mateo 19,13-15
Le trajeron entonces a unos niños para que les impusiera las manos y orara sobre ellos. Los discípulos los reprendieron,

pero Jesús les dijo: "Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a mí, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos".

Y después de haberles impuesto las manos, se fue de allí.


RESONAR DE LA PALABRA

Hay especies de animales que a los pocos minutos de nacer ya están en pie y empiezan a caminar por sí solos. Su educación, por así decir, dura apenas unos meses. Mientras tanto nosotros, los humanos, necesitamos en torno a los 15 años o más para poder empezar a desenvolvernos solos. Ya para aprender a caminar necesitamos un año más o menos. Pero el proceso de maduración-aprendizaje de las técnicas mínimas para sobrevivir necesita de muchos años. En las sociedades más avanzadas este proceso se tiende a alargar y la persona necesita entre 25 y 30 años para ser plenamente autónoma. Mientras tanto somos frágiles, vulnerables y dependientes.

Quizá sea a esto a lo que se refiere Jesús cuando dice que “de los que son como ellos [los niños] es el Reino de los Cielos”. Una vez más, Jesús nos deja claro que el Reino es de todos. Pero que, como demostración palmaria de que es de todos, es en primero lugar de los más alejados. En otros momentos Jesús manifiesta esta forma de ser del Reino acercándose a los enfermos, a los marginados, a los pecadores. En este caso lo ha hecho bendiciendo a los niños que son el ejemplo más claro de los que son frágiles, vulnerables y dependientes.

Los discípulos no terminaban de entender. Les costaba asimilar que eso del Reino fuese así. Porque los Reinos siempre se han caracterizado por jerarquizar a los miembros de la sociedad. Los Reino son una pirámide donde arriba está el rey, el más poderoso, y hacia abajo se van colocando todos por orden de importancia social, de autoridad y riqueza. Querer colocar, como hizo Jesús, arriba de todo a los niños era darle vuelta al orden social. No lo podían entender. ¿Cómo iban a ser los más importantes, los de arriba, precisamente los más frágiles, vulnerables y dependientes?

Se me hace que hoy nos sigue costando entenderlo. De hecho, tenemos una iglesia organizada jerárquicamente. Nuestra sociedad sigue organizada por orden de importancia, riqueza y autoridad. Y los de abajo siguen siendo los de abajo. Y todo se les cae encima. Sería bueno que, al menos nosotros, nos creyésemos el mensaje del Reino e intentásemos comportarnos en consonancia.

Fernando Torres, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

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