miércoles, 2 de noviembre de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 25,31-46

 

Evangelio según San Mateo 25,31-46
Jesús dijo a sus discípulos:

"Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.

Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,

y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.

Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo,

porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron;

desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'.

Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?

¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?

¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?'.

Y el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'.

Luego dirá a los de su izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles,

porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber;

estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron'.

Estos, a su vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'.

Y él les responderá: 'Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo'.

Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna".


RESONAR DE LA PALABRA

Las propias almas de Dios

La respuesta de las almas de la derecha al Rey es sorprendente: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber...?". ¡Qué ignorancia e inocencia tan desarmante! Y cuando el Rey les explicó a quién habían estado ayudando en realidad, su única respuesta podría haber sido de sorpresa y deleite: ¡una experiencia "aha"! ¿Qué nos dice esto? Que estos justos no tenían ni idea de que era el Señor a quien habían estado sirviendo cuando cuidaban de los pobres y los necesitados. No ayudaban porque "vieran" el rostro de Cristo en ellos; ni porque la Biblia o la Torá o el Corán les ordenaran hacerlo. Lo hacían simplemente porque les resultaba natural ayudar; porque su corazón estaba lleno de amor y simplemente se desbordaba hacia el prójimo.

Me pregunto si estas almas no estarían más cerca del trono de Dios, ya que compartían la verdadera naturaleza de Dios mismo.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

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