miércoles, 30 de noviembre de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 4,18-22

 

Evangelio según San Mateo 4,18-22
Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores.

Entonces les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres".

Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.

Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.

Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.


RESONAR DE LA PALABRA

El ejemplo de Andrés

Como observó el Papa Benedicto XVI, el propio nombre del apóstol Andrés indica cierta apertura cultural en su familia, pues su nombre no es hebreo, sino griego. Esta apertura caracteriza su propia naturaleza. Era un buscador de la Verdad, como se desprende de su condición de discípulo de Juan el Bautista. Cuando Juan señala a Jesús como el Cordero de Dios, está dispuesto a seguir a Jesús y quedarse con él. Más tarde, se dirige a su hermano Simón (Pedro) para compartir la buena noticia y llevarlo a Jesús (cf. Jn 1,40-43). En la multiplicación de los panes, Andrés es quien se fija en el muchacho que lleva unos pocos panes y peces, y avisa a Jesús sobre él (cf. Jn 6,8-9). Cuando unos griegos querían conocer a Jesús, Andrés, junto con Felipe, los conduce a Jesús (cf. Jn 12,20-22). Así, Andrés nos enseña en qué consiste la auténtica labor misionera: llevar a la gente a Jesús. También nos enseña cómo ser misioneros en el contexto determinado de nuestra vida.

Paulson Veliyannoor, CMF


fuente del comentario CIUDAD REDONDA

 

martes, 29 de noviembre de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 10,21-24

 


Evangelio según San Lucas 10,21-24
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo:

"Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.

Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".

Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven!

¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!".


RESONAR DE LA PALABRA

Dios que se deleita

¿Qué es lo que provoca una alegría tan pura y elemental en Jesús? El éxito misionero de los discípulos. Él había enviado a los discípulos en misión, y ellos regresan y narran cómo la gente recibió la buena noticia de la conversión y el arrepentimiento. El regreso de las almas al seno de su Padre no hace más que desencadenar su alegría. La reacción de Jesús atestigua la verdad de sus palabras de que hay más alegría en el cielo por el regreso de un pecador arrepentido que por el de noventa y nueve justos (cf. Lc 15, 7. 10). El corazón de Dios es el corazón de un padre/madre que se deleita en sus hijos y anhela su bien. En palabras de Jesús, "Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de él" (Jn 3,17), y cada alma que se salva le deleita hasta el fondo. ¡Cómo cambiaría nuestra vida si pudiéramos aferrarnos a esta imagen de Dios!

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

lunes, 28 de noviembre de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 8,5-11

 

Evangelio según San Mateo 8,5-11
Al entrar en Cafarnaún, se le acercó un centurión, rogándole":

"Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente".

Jesús le dijo: "Yo mismo iré a curarlo".

Pero el centurión respondió: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará.

Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: 'Ve', él va, y a otro: 'Ven', él viene; y cuando digo a mi sirviente: 'Tienes que hacer esto', él lo hace".

Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: "Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe.

Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos".


 

RESONAR DE LA PALABRA

Atreverse con la palabra

Las palabras del centurión - "Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; pero sólo di la palabra, y mi siervo quedará curado"- asombraron tanto a Cristo que las hemos incorporado a nuestra celebración de la Eucaristía. ¿Qué revelan esas palabras? En primer lugar, reconocen la autoridad y el poder supremo de Cristo: la Palabra del Padre, la Palabra que creó todo en el universo. Si la Palabra puede crear, también puede recrear y revivir. En segundo lugar, las palabras del centurión reconocen su propia indignidad, provocando casi una comparación con la respuesta de Isaías (cf. Is 6,5) ante la visión de la santidad de Dios. Por último, las palabras también desafían a Cristo a pronunciar la palabra y efectuar la curación, a pesar de la indignidad del peticionario. Sólo un alma con profunda fe y confianza en la bondad y el amor de Dios puede pronunciar tales palabras a Cristo. Al rezar estas palabras en el Rito de la Comunión, ¿qué significados pretendemos?

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

domingo, 27 de noviembre de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 24,37-44

 

Evangelio según San Mateo 24,37-44
En aquél tiempo Jesús dijo a sus discípulos:

Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé.

En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca;

y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre.

De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado.

De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada.

Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.

Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa.

Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.


 

RESONAR DE LA PALABRA


EMPEZAR BIEN EL ADVIENTO

♠ Está muy bien, creo yo, que la Iglesia comience su calendario, el nuevo año litúrgico con este tiempo de Adviento, que nos invita a lo «nuevo», a que algo, ¡o mucho!, sea istinto de lo anterior.
Se hace necesario refrescar, renovar, reilusionarnos, despertar lo que se nos ha ido quedando dormido; revivir o recuperar lo que se nos ha muerto. El ritmo de la vida nos va desgastando -a veces muchísimo más de lo que nos damos cuenta-, nos cansa, nos apaga, nos envejece. Y del mismo modo que nuestro cuerpo necesita vitalmente «descansar» todos los días para seguir adelante... nuestra alma, nuestras fuerzas interiores, nuestras ilusiones... ¡también necesitan ser restauradas.! Al menos una vez al año. Y mejor si es al empezar esta nueva etapa... con idea de que miremos de otro modo el tiempo que tenemos por delante.

♠ ¡Qué triste un cristiano «cansado», «acostumbrado», de vuelta de todo, con el corazón apagado, que no contagia esperanza, ilusión y vida! Que no contagia bienestar, sino que más bien aburre. Qué descuido y qué falta de responsabilidad el que no procura poner luz en la vida ni enciende en el fuego del amor en las lámparas de los hermanos que se van quedando sin aceite de tanto esperar lo que no llega... porque resulta que él mismo es ya apenas una mecha humeante. ¡Nadie se siente bien estando así!

No nos dejemos contagiar por el derrotismo según el cual todo sale mal: no es el pensamiento de Dios. Los tristes no son cristianos. El cristiano sufre muchas veces, pero no cae en la tristeza profunda del alma. La tristeza no es una virtud cristiana. (Papa Francisco, Noviembre ‘19)

♠ La Iglesia nos ofrece este tiempo de Adviento (¡apenas un mes!) a modo de «cargador», para que podamos conectarnos de nuevo a Dios... y a las personas... y también a lo mejor de uno mismo, pues no es raro que dejemos de oír esa voz interior que nos dice lo que somos, a lo que estamos llamados, lo que deseamos llegar a ser, lo que Dios espera de nosotros...

+ Acojamos el anuncio del anciano Zacarias: nos visitará el Sol que nace de lo alto. Un anciano capaz de generar esperanza.
+ En medio de nuestra esterilidad y cansancio, nos saldrá al paso la Madre de mi Señor, para hacer que brinque de alegría en mí ese profeta-testigo que llevo dentro.k
+ Nos invita el ángel del Señor a que dejemos de dormir al raso, arrimados a nuestra «hoguerita» improvisada... para dirigirnos a la ciudad de Belén, porque nos ha nacido un Salvador que será ya siempre el Dios-con-nosotros.

Yo te invito, a la luz de la Palabra de hoy, a tres sencillas cosas:

 • Primero, que intentes mirar tu vida y la vida en general con otros ojos: Con los ojos de Dios. Ya sabes que cuando el Señor miró la humillación de su esclava, María... vio en ella a la «llena de gracia», la hizo verse como «querida por Dios». Ella, una persona anónima, con una vida normalita, preparándose para casarse y hacer lo que todo el mundo, se enteró de que Dios tenía para ella un proyecto mucho mejor. Dios vio en ella a la Madre de Cristo.
No es raro que uno amanezca abatido, enroscado sobre sí mismo, vestido de gris. Aparecen en el calendario esos días en que parece que nada tiene sentido, que Dios se ha callado, que los amigos están lejos, y los que en otros momentos te ilusionaba y te daba fuerzas... ahora parece que ya no sirve. Son esos días en que no te aguantas ni a ti mismo, en que te parece que te has levantado con el pie izquierdo, y se diría que algún demonio se lo está pasando en grande desafinando todas las teclas para que tu música suene mal. Entonces una tentación es rendirse, refugiarse en una burbuja de auto-compasión, tomar distancia respecto a las personas, arrinconar la fe, que parece que ya no nos ayuda, como otras veces.
Pues en esos días... cuando parece que se nos caen demasiadas cosas... viene la Palabra de Dios, por boca de san Pablo: La salvación está más cerca que ayer, a la noche le quedan pocas horas, el día, la luz... se nos echan encima.
Vamos a nombrar ya la «palabrita» tan propia de este tiempo: la esperanza. Sácala del trastero del corazón. La esperanza no es un «engaña-bobos», no es quitar importancia a las cosas que la tienen. Es mirar la dura realidad con otros ojos.

Decía Martin Luther King:

“Cuando mi sufrimiento se incrementó, pronto me di cuenta de que había dos maneras con las que podía responder a la situación: reaccionar con amargura o transformar el sufrimiento en una fuerza creativa. Elegí esta última.”

 Así que, apoyado en Dios, te invito a que te mires de otra forma. A que confíes de nuevo en ti mismo. A que conviertas todo lo que no va bien en una fuerza transformadora. A que no permitas que las dificultades acaben con lo mejor que hay en ti. La esperanza es una virtud, y como todas las virtudes, hay que entrenarla para que adquiera suficiente musculatura. Porque la razón de nuestra esperanza no está en nosotros mismos, sino en el que viene a enseñarnos que la última palabra la tiene Dios, la tiene la vida, la tiene la luz. Y si él está con nosotros (Emmanuel), nada ni nadie podrá contra nosotros.

• En segundo lugar, que te despiertes. Cuando uno está dormido, no se entera de lo que ocurre alrededor, a no ser que sea muy estruendoso y nos cause algún sobresalto. Jesús nos invita a «estar en vela», despiertos. Hay muchas cosas en mí, en los otros y en la vida, a las que conviene prestar atención: a los «brotes de esperanza». Porque hay cosas buenas en mí, en los demás, en la sociedad, en muchas personas. No son espectaculares, hay que mirarlas con atención, serenidad y capacidad de sorpresa para descubrirlas, apoyarnos en ellas y avanzar. Mucho nos ayudará el hacerlo en clave de oración personal.

Estar despierto también significa «darnos cuenta del momento en que vivimos». Nos pasan y hacemos muchas cosas cada día... pero nos falta tiempo para «digerirlas», meditarlas, aprender de ellas, y tomar las decisiones oportunas. Os invito en este tiempo de tanto ruido, prisas, compras y desenfreno a encontrar momentos -mejor si son diarios- para rumiar las cosas, para ir más allá de la superficialidad a la que nos hemos acostumbrado, para compartir lo más nuestro con quienes lo merecen y desean. Nuestras relaciones personales tienen mucho que mejorar y profundizar ¿no?

 • Y en tercer lugar: «desnudarnos y vestirnos». Nos lo ha propuesto san Pablo. Hay ropas viejas que no nos sientan nada bien, aunque nos sintamos cómodos con ellas. Hay manías, ideas, y obsesiones, costumbres y rutinas, que son instrumentos de la noche.... Me refiero a todos esos estilos de vida que nos bloquean el acceso a Dios, o nos separan de los demás. No hablo solo de pecados, sino de la superficialidad, o la falta de silencio, o el individualismo, o la poca disponibilidad, o el guardarse todo dentro, o el rencor...
Y ponerse ropa nueva. «Revestíos de Jesucristo». En él encontraréis la mejor sección de ropa y complementos. La ropa que necesitamos no está en las tiendas, ni nos las puede ofrecer ningún Black Friday. Se trata de otra cosa: vida nueva, ilusiones nuevas, actitudes nuevas, nuevos sueños y nuevos proyectos, nuevos ojos y una esperanza para estrenar... Sólo necesito acudir al Evangelio, echar mano de la esperanza y de las otras armas de la luz, para que andemos con dignidad, revestidos del Señor Jesucristo.
Os deseo que algo «nuevo» ocurra en vuestra vida en Adviento y Navidad.

Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

viernes, 25 de noviembre de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 21,29-33

 

Evangelio según San Lucas 21,29-33
Jesús hizo a sus discípulos esta comparación:

"Miren lo que sucede con la higuera o con cualquier otro árbol.

Cuando comienza a echar brotes, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano.

Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el Reino de Dios está cerca.

Les aseguro que no pasará esta generación hasta que se cumpla todo esto.

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán."


RESONAR DE LA PALABRA

Palabras perdurables

Fareed Zakaria, célebre periodista estadounidense, fue galardonado con el Padma Bhushan, el tercer premio civil más importante de la India, su país de origen. Fareed, aunque expresó su gratitud por el premio, declinó cortésmente estar presente en persona para aceptarlo. ¿Su razón? La fecha de la ceremonia de entrega del premio coincidía con las fechas del viaje de vacaciones que había prometido a sus hijos. Si un padre humano honra las palabras dadas a sus hijos, ¡cuánto más lo hará Dios! "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán", dice Jesús. He aquí un ejercicio para hacer: Identifica unos 7-9 versículos del Evangelio, una sana mezcla de palabras tranquilizadoras y desafiantes de Jesús, escríbelos y llévalos en tu cartera. En tiempos apocalípticos, saca y lee las palabras tranquilizadoras; en tiempos de demasiada comodidad, enfréntate a sus palabras desafiantes. Porque él siempre es fiel a sus palabras.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

jueves, 24 de noviembre de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 21,20-28

 

Evangelio según San Lucas 21,20-28
Jesús dijo a sus discípulos:

"Cuando vean a Jerusalén sitiada por los ejércitos, sepan que su ruina está próxima.

Los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; los que estén dentro de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no vuelvan a ella.

Porque serán días de escarmiento, en que todo lo que está escrito deberá cumplirse.

¡Ay de las que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! Será grande la desgracia de este país y la ira de Dios pesará sobre este pueblo.

Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que el tiempo de los paganos llegue a su cumplimiento.

Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas.

Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán.

Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria.

Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación".


RESONAR DE LA PALABRA 

"Jesús va a ganar"

¿Tiene usted dificultades para entender todas estas narraciones crípticas del Libro del Apocalipsis? He aquí un incidente que puede serle de ayuda para comprender mejor el Libro: James Hewett, en su libro Illustrations Unlimited, narra la historia de Bernard Travaieille, un estudiante de un seminario teológico. Un día, mientras jugaba al baloncesto, se dio cuenta de que el anciano conserje, que esperaba pacientemente a que los chicos terminaran sus partidos para cerrar el gimnasio, estaba leyendo la Biblia. Bernard se dio cuenta de que el hombre, que evidentemente tenía poca formación académica, estaba leyendo el Libro del Apocalipsis, que incluso los eruditos bíblicos tenían dificultades para comprender. Sorprendido, Bernard le preguntó al conserje: "¿Lo entiendes?" El conserje respondió: "Oh, sí, lo entiendo". Ahora, realmente intrigado, Bernard indagó: "¿Entiendes el Libro del Apocalipsis? ¿Qué crees que significa?" El conserje respondió tranquilamente: "Significa que Jesús va a ganar"

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

miércoles, 23 de noviembre de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 21,12-19

 

Evangelio según San Lucas 21,12-19
Jesús dijo a sus discípulos:

«Los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre,

y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.

Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa,

porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.

Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán.

Serán odiados por todos a causa de mi Nombre.

Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza.

Gracias a la constancia salvarán sus vidas.»


RESONAR DE LA PALABRA

Superar el miedo

¿Cuál es el mandato más repetido y persistente de Dios en las Escrituras? Supongo que es el mandato de no preocuparse. Cada vez que Yahvé o un ángel del Señor se aparece a un ser humano, sus primeras palabras son "No tengas miedo". Después de la resurrección, estas palabras se convierten en una garantía más positiva: "La paz sea con vosotros". Casi todos los actos humanos de maldad surgen de un miedo muy arraigado. En el Evangelio de hoy, hablando de las persecuciones que esperan a sus discípulos, Jesús les dice que no se preocupen, sino que confíen en él. Para un alma que se ha confiado en las manos de Dios, nada puede ser una tragedia. Jesús mismo nos ha dado el ejemplo, al encomendar su espíritu en las manos de su Padre, desde la cruz. Quien pueda dejarse caer así en la confianza, encontrará anulada la ley de la gravedad y se encontrará en las palmas de Dios.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

martes, 22 de noviembre de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 21,5-11

 

Evangelio según San Lucas 21,5-11
Como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo:

"De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido".

Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?".

Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan.

Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin".

Después les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino.

Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo."


RESONAR DE LA PALABRA

Perspectiva

Obsérvese que Jesús habla de los tiempos y los acontecimientos apocalípticos de una manera práctica. Es capaz de hacerlo, precisamente, porque tiene perspectiva y ve el panorama general. Cuando el terremoto y el tsunami de 2004 causaron una inmensa tragedia, mucha gente se preguntó: "¿Cómo puede un 'Dios bueno' permitir que ocurran estas cosas tan terribles?" Aunque nadie puede negar la magnitud de las pérdidas y el sufrimiento, la observación del geólogo holandés Jelle Zeilinga de Boer puede ayudarnos a ver el panorama general. Los terremotos se producen cuando las placas terrestres se separan, se agrietan y se atropellan. Como consecuencia, se forman magmas en las profundidades de la tierra, que luego son lanzados a la superficie, liberando nutrientes y agua, lo que hace posible y sostenible la vida en la tierra. Una visión a largo plazo del tiempo y de la naturaleza nos ayuda a ver estos acontecimientos en perspectiva y a confiar en Dios, incluso cuando utilizamos el temple científico que Dios nos ha dado para reducir las trágicas consecuencias.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

lunes, 21 de noviembre de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 21,1-4

 

Evangelio según San Lucas 21,1-4
Levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que ponían sus ofrendas en el tesoro del Templo.

Vio también a una viuda de condición muy humilde, que ponía dos pequeñas monedas de cobre,

y dijo: "Les aseguro que esta pobre viuda ha dado más que nadie.

Porque todos los demás dieron como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir."


RESONAR DE LA PALABRA

El tercer ojo

Jesús conocía los pensamientos de la gente que le rodeaba incluso antes de que ellos pensaran. Vio a los discípulos atrapados en la tormenta, lejos de la montaña donde aún estaba en oración. Sabía que Pedro le negaría, pero que volvería a él mediante el arrepentimiento. Conocía los interrogantes que albergaban sus enemigos para atraparlo. En el evangelio de hoy, ve a la viuda echando dos "moneditas" y sabe que ha echado todo lo que tenía. Jesús, en sentido alegórico, tiene un tercer ojo. La constatación de que nada escapa a los ojos de Dios puede ser consoladora o preocupante, según queramos ser vistos por Dios o escondernos de él, lo que a su vez depende de lo que hagamos con nuestra vida. No sólo ve lo que hacemos, sino que también sabe lo que mueve nuestras acciones. ¿Cómo nos hace sentir?

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

domingo, 20 de noviembre de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 23,35-43

 

Evangelio según San Lucas 23,35-43
El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían: "Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!".

También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre,

le decían: "Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!".

Sobre su cabeza había una inscripción: "Este es el rey de los judíos".

Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros".

Pero el otro lo increpaba, diciéndole: "¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él?

Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo".

Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino".

El le respondió: "Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso".


RESONAR DE LA PALABRA

Mi querido Buen Ladrón

Dios no estará solo cuando nos reciba en el Paraíso: también estarán las personas con las que hemos compartido, administrándolo bien, todo lo que el Señor ha puesto en nuestras manos. ( Papa Francisco)

Mi «querido Buen Ladrón». Dos puntos:
No sé muy bien cómo llamarte, porque tu nombre no ha pasado a la historia.
Algunos te llaman «el buen ladrón», aunque tú mismo has reconocido
que tu castigo en la cruz era merecido por lo que habíais hecho.
Así que «bueno» no debiste ser. Pero sí que fuiste sincero contigo mismo
y con los que pudieran escucharte cerca de la cruz.
Y lo de llamarte «querido» era un modo de empezar las cartas,
cuando se escribían cartas. Que casi ya no.

Realmente no es fácil sentir cariño, ni admiración por un criminal.
Pero has tenido la suerte de estar más cerca que nadie del Crucificado de Nazareth.
Siempre hay gente cerca de los crucificados, mirando a distancia:
para unos un espectáculo; para otros, un acto de justicia;
para unos es algo inevitable; otros, curiosos y convencidos de que el asunto no va con ellos.
Las autoridades, haciendo «muecas», tan tranquilas,
habiendo consentido semejante injusticia
aunque muy valientes poniéndole retos a quien nada puede.
No faltan quienes se burlan, se alegran y lo celebran.
Siempre ha sido así, y seguirá siéndolo
con tantos desgraciados y miserables de la tierra.

La reacción de tu otro compañero de cruz es bastante lógica:
está resentido, con odio, con rabia, con desprecio hacia los que lo matan,
maldiciendo su situación y a los que están sufriendo con él.
Tú, sin embargo, pareces sereno,
y hasta tienes fuerzas para no perder de vista al Señor,
y para hacerle una confesión rápida de tus pecados,
sin entrar en detalles sobre lo que hiciste o dejaste de hacer.
Una petición bien sencilla: «acuérdate de mí»,
no te olvides que yo también he sufrido, he fracasado, he desperdiciado mi vida.

Y el Señor, aunque tienes los brazos sujetos y los pies clavados
te ha «alcanzado», ofreciendote la mano.
A otros muchos pecadores había ido a buscarlos a su propia casa,
y se había sentado a la mesa con ellos, se había dejado tocar...
O se los habían puesto delante, a empujones, como aquella mujer adúltera a la que pillaron.
Tu caso es especial: no te encontró por el camino.
Para dar contigo tuvo que esperarse al lugar de la ejecución:
se hizo ajusticiar contigo, convirtiéndote en «compañero de muerte».
No eres tú quien lo ha buscado: él ha sido quien se las ha arreglado
para compartir contigo su último aliento,
y decirte una de sus últimas palabras.

Pilato le había preguntado directamente si era rey.
Pero tuvo que quedarse con la duda, porque Jesús no se molestó en aclarárselo.
Aunque a Pilato poco le preocupaba un rey sin ejército, sin seguidores, sin trono, y sin poder.
Habría pensado para sí: ¡pobre desgraciado! ¿»Esto» es el rey de los judíos?

Otros de los presentes le habían retado: «Demuestra quién eres, sálvate».
Son los que están dispuestos a seguir a un «rey» que les hace favores, milagros, portentos, que les resuelve sus problemas, que es triunfador, que tiene poderes, que se impone, que se hace valer, que arrastra multitudes, que convence.
Pero tú... ¿qué has visto en ese hombre desnudo, fracasado, despreciado y agotado para reconocerlo como rey?
Cuando se había quedado sin nada -incluso sin sus amigos de siempre-, infinitamente débil,
¡le has reconocido como «rey de la misericordia»!
Porque sólo un rey misericordioso puede «acordarse» de un canalla culpable y confeso como tú.
Así que, gracias a ti, hemos sabido que este rey llena su paraíso de pecadores...
como nosotros. Que acoge como ciudadanos a malhechores.
Tú eres el único canonizado directamente por Cristo, sin proceso y sin ceremonias,
sin testigos, y sin milagros que prueben nada de ti.
Él no quería que tu vida se perdiese inútilmente.
Era uno de sus más profundos deseos:
«Padre: que no se pierda ninguno de los que me has dado»,
había rezado un rato antes, en el cenáculo.
Y le ha bastado con que reconozcas tu limitación, tu error, tu fracaso y... ¡más nada!
Te has atrevido a pedirle algo, cuando parecía que ya no tenía nada que dar.
No tenías ningún mérito que presentarle.
No podías demostrar ya que tu arrepentimiento y tu propósito de la enmienda fueran sinceros.
Pero, aprovechando tus habilidades, le has «robado» una palabra, casi la última.
Y así nuestro Rey, el mismo día en que se presenta ante el Padre
para darle cuentas de su misión, lleva con él, de compañero, a una «oveja perdida, y negra»,
para sentarlo como primer comensal a la mesa de su reino.
Te habrá puesto sandalias, y un anillo, y ropa nueva
y no habrá necesitado dar explicaciones al Padre sobre ti
porque también él habrá salido a recibirte con un abrazo enorme y redondo...

Necesitamos escuchar, como tú, aquella palabra de salvación:
Hoy mismo, «hoy».
«Hoy» tengo a mano mi salvación. No necesito esperar a mi último día.

«Hoy» puedo reconocerle como mi Rey y expresarle mi deseo de estar con él siempre.
«Hoy» puedo poner mis ojos en la cruz, si me está tocando sufrir,
y mirar hacia él con esperanza, esperando que no me deje solo, que lo sienta ahí al lado.
«Hoy» puedo saber que mi vida, por muy mal que vaya, no está perdida.
«Hoy»puedo aprender a reconocer y ayudar a una persona que sufre
quedándome a su lado, con ella, sin nada más que la ternura y la misericordia.
«Hoy» puedo darme cuenta de que los «mirones» de los crucificados de la tierra,
los que han decidido mantenerse a distancia, los que no se mojan,
los que creen que la cosa no va con ellos.... seguramente se quedarán fuera.
No se enteran de nada. Para ellos este Rey no tuvo ni tiene
ni palabras ni miradas.

Yo creo, mi querido Buen Ladrón, que te podríamos rezar, (ya que estás hoy en el paraíso) y pedirte que nos ayudes a robar el paraíso y el corazón de Dios.
Aunque después de «hoy» ya hemos aprendido de ti... cómo hacerlo.

Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

sábado, 19 de noviembre de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 20,27-40

 

Evangelio según San Lucas 20,27-40
Se acercaron a Jesús algunos saduceos, que niegan la resurrección,

y le dijeron: "Maestro, Moisés nos ha ordenado: Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda.

Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos.

El segundo

se casó con la viuda, y luego el tercero. Y así murieron los siete sin dejar descendencia.

Finalmente, también murió la mujer.

Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?".

Jesús les respondió: "En este mundo los hombres y las mujeres se casan,

pero los que sean juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección, no se casarán.

Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección.

Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.

Porque él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para él".

Tomando la palabra, algunos escribas le dijeron: "Maestro, has hablado bien".

Y ya no se atrevían a preguntarle nada.


RESONAR DE LA PALABRA

¿Dónde está la voz de la mujer?

En el caso hipotético (que no era hipotético en absoluto, dada la práctica de entonces) que los fariseos llevaron ante Jesús para debatir la cuestión de la resurrección, falta un elemento: ¿Dónde está la voz de la mujer en la historia? Mientras que la ley ordenaba que la mujer se casara con los hermanos del marido muerto uno tras otro, no encontramos ninguna disposición que permita escuchar la voz de la mujer, cómo se sentía ante las sucesivas muertes de sus maridos y si deseaba continuar con la práctica. Es como si ella fuera una entidad muerta ya sin resurrección a la vista. Es necesario aplicar lo que Jesús dice hoy -que Dios es el Dios de los vivos- tanto a la vida después de la muerte como a la vida antes de la muerte, para insuflar vida a los silenciados por la sociedad.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

viernes, 18 de noviembre de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 19,45-48

 

Evangelio según San Lucas 19,45-48
Jesús al entrar al Templo, se puso a echar a los vendedores,

diciéndoles: "Está escrito: Mi casa será una casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones".

Y diariamente enseñaba en el Templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los más importantes del pueblo, buscaban la forma de matarlo.

Pero no sabían cómo hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba y estaba pendiente de sus palabras.


RESONAR DE LA PALABRA

Colgando y alimentándose de la Palabra

Jesús habló, y la gente "se aferró a sus palabras", dice Lucas. A Juan, en sus visiones, se le pidió que tomara y comiera el libro, la "palabra". Y, esto es lo que debemos hacer también nosotros: aferrarnos a la palabra, a tiempo y fuera de tiempo; y alimentarnos de ella como el pan de cada día, día tras día. Dei Verbum, la constitución dogmática sobre la revelación divina del Concilio Vaticano II, termina con un sueño y una oración similares:

"A través de la lectura y el estudio de los libros sagrados 'la palabra de Dios puede difundirse rápidamente y ser glorificada' y el tesoro de la revelación, confiado a la Iglesia, puede llenar cada vez más el corazón de los hombres. Así como la vida de la Iglesia se fortalece mediante la celebración más frecuente del misterio eucarístico, de manera similar podemos esperar un nuevo estímulo para la vida del Espíritu a partir de una creciente reverencia por la palabra de Dios, que 'dura para siempre'."

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

jueves, 17 de noviembre de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 19,41-44

 

Evangelio según San Lucas 19,41-44
Cuando estuvo cerca y vio la ciudad, se puso a llorar por ella,

diciendo: "¡Si tú también hubieras comprendido en este día el mensaje de paz! Pero ahora está oculto a tus ojos.

Vendrán días desastrosos para ti, en que tus enemigos te cercarán con empalizadas, te sitiarán y te atacarán por todas partes.

Te arrasarán junto con tus hijos, que están dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has sabido reconocer el tiempo en que fuiste visitada por Dios".


RESONAR DE LA PALABRA

De las lágrimas a la esperanza

Las lecturas de hoy están llenas de lágrimas. Juan llora al darse cuenta de que ningún ser humano es digno de abrir los rollos y romper los sellos. Tras su entrada triunfal en la ciudad de Jerusalén, Jesús se detiene un momento y llora por el destino de la ciudad, provocado por su incapacidad de discernir los caminos de Dios. Cuando uno mira alrededor del mundo y ve las muchas atrocidades humanas que ocurren, sólo puede derramar lágrimas por la dureza de corazón de la humanidad. Uno se pregunta si es posible una transformación. Sin embargo, los que tienen fe nunca pueden perder la esperanza. Como Juan comprendió pronto, había, en efecto, alguien digno de abrir el Libro: El Cordero que fue sacrificado, pero que está vivo y en pie. Jesús, habiendo derramado lágrimas, pronto abriría las puertas de la salvación no sólo para Jerusalén, sino para todo el mundo: para cualquier persona dispuesta a creer en él. Esta es la esperanza que debe mantenernos en pie incluso cuando luchamos contra la oscuridad.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

miércoles, 16 de noviembre de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 19,11-28

 

Evangelio según San Lucas 19,11-28
Jesús dijo una parábola, porque estaba cerca de Jerusalén y la gente pensaba que el Reino de Dios iba a aparecer de un momento a otro.

El les dijo: "Un hombre de familia noble fue a un país lejano para recibir la investidura real y regresar en seguida.

Llamó a diez de sus servidores y les entregó cien monedas de plata a cada uno, diciéndoles: 'Háganlas producir hasta que yo vuelva'.

Pero sus conciudadanos lo odiaban y enviaron detrás de él una embajada encargada de decir: 'No queremos que este sea nuestro rey'.

Al regresar, investido de la dignidad real, hizo llamar a los servidores a quienes había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno.

El primero se presentó y le dijo: 'Señor, tus cien monedas de plata han producido diez veces más'.

'Está bien, buen servidor, le respondió, ya que has sido fiel en tan poca cosa, recibe el gobierno de diez ciudades'.

Llegó el segundo y le dijo: 'Señor, tus cien monedas de plata han producido cinco veces más'.

A él también le dijo: 'Tú estarás al frente de cinco ciudades'.

Llegó el otro y le dijo: 'Señor, aquí tienes tus cien monedas de plata, que guardé envueltas en un pañuelo.

Porque tuve miedo de ti, que eres un hombre exigente, que quieres percibir lo que no has depositado y cosechar lo que no has sembrado'.

El le respondió: 'Yo te juzgo por tus propias palabras, mal servidor. Si sabías que soy un hombre exigente, que quiero percibir lo que no deposité y cosechar lo que no sembré,

¿por qué no entregaste mi dinero en préstamo? A mi regreso yo lo hubiera recuperado con intereses'.

Y dijo a los que estaban allí: 'Quítenle las cien monedas y dénselas al que tiene diez veces más'.

'¡Pero, señor, le respondieron, ya tiene mil!'.

Les aseguro que al que tiene, se le dará; pero al que no tiene, se le quitará aún lo que tiene.

En cuanto a mis enemigos, que no me han querido por rey, tráiganlos aquí y mátenlos en mi presencia".

Después de haber dicho esto, Jesús siguió adelante, subiendo a Jerusalén.


RESONAR DE LA PALABRA

Talentos desperdiciados

"¿Cuál es el lugar más rico de la tierra?", preguntó el Gurú. Los discípulos nombraron varias ciudades de la tierra. El Gurú descartó todas sus respuestas y dijo: "El lugar más rico de la tierra es el cementerio. Allí yacen enterrados muchos ricos talentos y posibilidades nunca realizadas". ¡Qué verdad! Dios envía a cada niño con maravillosos potenciales; pero ¡cuántos de ellos se realizan! Permanecen sin realizar debido a muchas razones, aunque no todas son culpa del individuo. No damos a nuestros hijos fe en los talentos que Dios les ha dado; los tachamos de inadecuados por su nacimiento, clase, sexo, raza, color, etc. A veces les imponemos nuestros sueños incumplidos, expulsando los suyos propios. Supongo que al final del día, seremos responsables no sólo de no realizar los talentos que se nos han dado, sino también de no ayudar a los que nos rodean a convertirse en quienes están destinados a ser.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

martes, 15 de noviembre de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 19,1-10

 

Evangelio según San Lucas 19,1-10
Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad.

Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos.

El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura.

Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí.

Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: "Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa".

Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.

Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Se ha ido a alojar en casa de un pecador".

Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: "Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más".

Y Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham,

porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido".


RESONAR DE LA PALABRA


Apartarse de los demás

Zaqueo estaba ansioso por ver a Jesús, pero no podía hacerlo debido a la multitud. Así que tuvo que subirse a un árbol y vislumbrar a Jesús. El resto es historia. Formar parte de una multitud nos ayuda a sentirnos uno con los demás y a formar parte de una realidad mayor. Sin embargo, también puede impedirnos un encuentro personal. Las multitudes pueden ser manipuladoras y conducir al "pensamiento de grupo", impidiéndonos una verdadera visión de la realidad. Esto también puede aplicarse a las cuestiones de fe. Aunque es esencial y útil formar parte de un grupo, también es necesario tomarse un "tiempo libre" para dedicarlo a la oración, la reflexión y el encuentro personales. Hay que encontrar a Dios tanto en la comunidad como en la cámara sagrada del alma. ¿Qué tan difícil ha sido para ti retirarte del ajetreado mundo de tu vida y pasar algún tiempo -un día o una semana- a solas con el Solo?

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

lunes, 14 de noviembre de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 18,35-43

 

Evangelio según San Lucas 18,35-43
Cuando se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna.

Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía.

Le respondieron que pasaba Jesús de Nazaret.

El ciego se puso a gritar: "¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!".

Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!".

Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando lo tuvo a su lado, le preguntó:

"¿Qué quieres que haga por ti?". "Señor, que yo vea otra vez".

Y Jesús le dijo: "Recupera la vista, tu fe te ha salvado".

En el mismo momento, el ciego recuperó la vista y siguió a Jesús, glorificando a Dios. Al ver esto, todo el pueblo alababa a Dios.


RESONAR DE LA PALABRA

El fuego del primer amor

De dioses y hombres es una película francesa ganadora del Gran Premio que narra la historia real del asesinato de siete monjes trapenses franceses (ahora beatificados) en Argelia en 1996. En una escena encantadora, una chica del pueblo pregunta al hermano Luke si alguna vez estuvo enamorado. Luke responde: "Sí, varias veces... Y luego encontré otro amor aún más grande, y respondí a ese amor". Con una pequeña pausa añade: "Ya ha pasado un tiempo, más de sesenta años". Todos podemos relacionarnos con eso en nuestro amor a Dios. Piensa en el momento en que te enamoraste por primera vez de Dios. Para algunos, fue de repente; para otros, un despertar gradual del amor. Pero ahora, han pasado años, incluso décadas. ¿Cómo ha sido ese fuego? "Habéis perdido vuestro primer amor", así se queja el Señor contra la Iglesia de Éfeso. ¿Y nosotros? ¿Se ha apagado el fuego en las luchas cotidianas y el aburrimiento de nuestra vida? ¿Qué podemos hacer para recuperar ese primer amor?

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

sábado, 12 de noviembre de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 18,1-8

 

Evangelio según San Lucas 18,1-8
Jesús enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse:

"En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres;

y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: 'Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario'.

Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: 'Yo no temo a Dios ni me importan los hombres,

pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme'".

Y el Señor dijo: "Oigan lo que dijo este juez injusto.

Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar?

Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?".


RESONAR DE LA PALABRA

Sobre la oración

La oración es tan esencial como el aliento para el alma. Al reflexionar sobre el camino espiritual, la mística del siglo XIII Santa Ángela de Foligno subraya la necesidad de la oración sostenida:

"Nadie puede salvarse sin la luz divina. La luz divina nos hace comenzar y progresar, y nos lleva a la cumbre de la perfección. Por lo tanto, si quieres comenzar y recibir esta luz divina, reza. Si has comenzado a progresar, reza. Y si has llegado a la cima de la perfección, y quieres ser superiluminado para permanecer en ese estado, reza. Si quieres fe, reza. Si quieres esperanza, reza. Si quieres caridad, reza. Si quieres pobreza, reza. Si quieres obediencia, reza. Si quieres castidad, reza. Si quieres humildad, reza. Si quieres mansedumbre, reza. Si quieres fortaleza, reza. Si quieres cualquier virtud, reza".

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 21,5-19

 

Evangelio según San Lucas 21,5-19
Como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo:

"De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido".

Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?".

Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan.

Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin".

Después les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino.

Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo."

Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre,

y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.

Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa,

porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.

Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán.

Serán odiados por todos a causa de mi Nombre.

Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza.

Gracias a la constancia salvarán sus vidas.»


RESONAR DE LA PALABRA


ESPERANDO EL ÚLTIMO DÍA

Nos encontramos en el penúltimo domingo del año litúrgico, y los textos bíblicos nos hablan del “final de la historia”, del final de los tiempos, de juicio, de cosecha, de fuegos y hornos, de separar, de castigo y premio...
En tiempos no muy lejanos estos temas estaban muy presentes en las predicaciones, y se utilizaban relatos como los de hoy para amenazar, meter miedo y lanzar condenas contra esto y lo de más allá. Tal vez hoy nos hemos ido al otro extremo, y este tema se silencia, se evita. Entre las creencias de muchos cristianos han dejado de estar presentes palabras como Juicio Final, condena, salvación, infierno y hasta la resurrección de los muertos, que en algunos casos ha sido substituida por cosas tan exóticas y ajenas a nuestra fe como la reencarnación, la transmigración de las almas, la liberación del espíritu/karma o la “fusión con la energía natural”... Y no faltan algunos grupos -sectas-, abordando a la gente, por lo general poco formada en cuestiones bíblicas y de fe, con “el fin del mundo”, que está ahí, a la vuelta de la esquina del año "X", y ven por todas partes signos de ese final amenazador y terrible...

Las lecturas de este domingo nos ofrecen algunas claves para situar este tema en su justo lugar.

• En primer lugar la del profeta Malaquías. Los israelitas de su tiempo se cuestionaban qué sentido tenían sus buenas acciones, de qué valía cumplir los mandamientos de Dios... cuando se daban cuenta de que a los malvados les iba muy bien en este mundo, y a los justos, a los buenos les rodeaban los sufrimientos y las dificultades, y con frecuencia el fracaso más absoluto. Pregunta que es lógico formularse también hoy, pues el mal está muy presente en nuestro mundo, a pesar del esfuerzo a menudo inútil de «los buenos».

 El profeta empieza asegurando que Dios es fiel y nunca abandona al que le teme y sirve... y anuncia que habrá un día, el Día de Yahveh, el día del Juicio, para colocar a cada uno en su sitio, de hacer el balance de la vida de cada cual, y hacer justicia a quienes han sido objeto de injusticias... Afirmar que Dios hará justicia no implica rechazar la afirmación de que “Dios es bueno”, que perdona siempre, y que quiere salvar a todos... Porque no podemos olvidar que el hombre ha sido creado con libertad, y en ella queda incluida la posibilidad de la autodestrucción, de la opción por el mal, de la traición a los hermanos, etc... ante lo cual a Dios no le queda otro remedio que asumirlo y sufrir sus consecuencias, porque al crearnos decidió respetar absolutamente nuestra libertad y responsabilidad personal.
En un mundo agrícola como el de aquel tiempo, fue lógico echar mano de imágenes del campo para explicar este hecho: la recolección, donde se aparta el grano de la paja, para quemar ésta y guardar aquélla. Tal vez hoy se habría hablado de arrojar a los contenedores para ser “reciclados”... La imagen es sólo una imagen, un símbolo.
Pero anuncio del Juicio no se vivía con temor por parte del pueblo fiel: no era una amenaza para ellos, sino un acontecimiento que les llenaba de esperanza y de fuerza para su vivir de aquí. Ellos serían rodeados de luz, les envolvería la paz, disfrutarían del Banquete del Reino, verían a Dios cara a cara, etc: «a vosotros, los que teméis mi nombre, os iluminará un sol de justicia y hallaréis salud a su sombra» (primera lectura).

• En tiempos de Jesús muchos daban por hecho que la llegada de ese Día anunciado por los profetas era inminente, y estaban a la espera de una intervención espectacular de Dios, que algunos aprovechaban para sus predicaciones amenazadoras y sus intereses personales (económicos y de todo tipo: como también hoy). Y Jesús aclara unas cuantas cosas que nos valen para todos los tiempos:

- Que vendrán muchos “en nombre de Dios”, o dándoselas de tener las «claves mágicas y secretas» de lo que los demás -normalmente ellos ya están a salvo- tenemos que hacer ante la difícil situación y la catástrofe que se avecina. Pueden ser economistas, organismo internacionales, políticos, incluso líderes religiosos... Pues no les deis ciegamente vuestro consentimiento, no os conforméis con la realidad, no agachéis la cabeza pensando que no hay nada que hacer, o que sólo cabe hacer lo que nos digan ellos...
- Cuando veáis (y las vemos hoy) guerras y revoluciones, terremotos, epidemias y hambre, espantos y grandes signos en el cielo... Cuando veáis que los mercados se tambalean, que el paro se dispara, que el número de personas en riesgo de exclusión crece, que faltan recursos naturales y económicos... ¡no tengáis pánico! Eso son cosas propias de nuestro mundo. Todos los sistemas e instituciones, y todas las seguridades, y todos los mecanismos económicos... son pasajeros, se terminan tarde o temprano, a veces con gran estrépito. La historia está plagada de ejemplos. Pero entonces: "Será la ocasión de que deis testimonio"...
- Y reorientando la preocupación de sus oyente en otra dirección, les avisa: A vosotros, a mis discípulos, a los que os toméis en serio mi mensaje, "os echarán mano, os perseguirán, os entregarán a los tribunales y a la cárcel y os harán comparecer ante reyes y gobernadores por ser de los míos". Y os traicionarán incluso vuestros propios familiares, y matarán a algunos de vosotros, y os odiarán por mi nombre...

 Esto último sí que nos tiene que preocupar, pues nos afecta directamente. Es señal de que estamos en el buen camino. Jesús no puso paños calientes a su mensaje, ni disimuló su radicalidad. Y por eso afirma: ser de los míos os tiene que suponer dificultades. Y en esos casos nos toca ser testigos, demostrar en dónde tenemos puesta nuestra confianza, por qué valores y estilo de vida hemos optado... Jesús, con su anuncio del Evangelio fue dando claves para poder alumbrar un nuevo mundo:

- Hacer que las personas sean más importantes que las cosas
- Cuidar de la naturaleza como un don de Dios, contando con las próximas generaciones, y no sólo con nuestras necesidades egoístas. No seamos depredadores ni destructores de la misma.
- Aprender a vivir con menos... para que al menos podamos (todos) vivir. ¡Cuánto derroche de recursos!
- Que no falte la solidaridad entre todos los hombres, no sólo con los cercanos o los nuestros
- Poner las bases de la justicia, la verdad y la paz en las relaciones personales y sociales
- No «divinizar» ni absolutizar nada ni a nadie y exigir siempre responsabilidades a nuestros líderes políticos, económicos y religiosos
- No dejarnos vencer por la desesperanza y el catastrofismo. Y ser «perseverantes» y testigos en lo importante, en lo necesario, en lo innegociable
- Buscar lo que nos acerca, lo que nos hermana, lo que nos une y no lo que nos enfrenta

• Y aquí llega San Pablo con la segunda lectura : “Me he enterado de que algunos viven desordenadamente, sin trabajar, antes bien metiéndose en todo”. Es decir: cuando vemos a nuestro lado hambres y guerras, gente que vive sola, niños sin familias, jóvenes atrapados por las drogas, manipulaciones, bulos y vulgaridad, cuando percibimos que tantos hombres hoy no conocen ni experimentan a Dios, cuando el consumo/individualismo/comodidad se han convertido en los nuevos ejes de nuestras sociedades occidentales, cuando falta poner tanto corazón y comprensión a nuestro lado, ¿tú qué haces? ¿Te has visto ya en dificultades por ser de los de Jesús? ¿Te has tomado en serio las Bienaventuranzas y el resto del Evangelio? ¿Te has encontrado problemas con los de tu propia familia por ir contracorriente? ¿Se te han presentado dificultades en tu trabajo por hacer las cosas “como Dios manda”? ¿O tal vez eres de los que andan “muy ocupados” en no hacer nada? ¿Nada? Nada que merezca la pena, nada que cuente en el Banco Interplanetario Celestial donde estamos llamados a tener «un tesoro» en palabras del mismo Jesús? Así salvaremos nuestras almas/vidas.

Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA