jueves, 15 de septiembre de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 19,25-27

 

Evangelio según San Juan 19,25-27
Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.

Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: "Mujer, aquí tienes a tu hijo".

Luego dijo al discípulo: "Aquí tienes a tu madre". Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.


RESONAR DE LA PALABRA

Al pie de la cruz

Un fenómeno desconcertante que he observado en muchas iglesias modernas de todo el mundo es que el cuerpo de Cristo en la Cruz tiene poca sangre. Hemos desinfectado su cuerpo, dejando sólo unas pequeñas manchas de sangre aquí y allá, y haciendo que parezca agradable a nuestros ojos. Sin embargo, en realidad, la suya fue una muerte sangrienta. Las Escrituras nos dicen que no había nada atractivo ni majestuoso en él (cf. Is 53,2). Su sangre habría empapado a la Madre María, de pie al pie de la Cruz. Al estar empapada en su sangre, María encontró consuelo y sentido a su sufrimiento. Nosotros también debemos estar bajo el Crucifijo, con María a nuestro lado, con la sangre santificadora de Cristo derramándose sobre nosotros. Así encontraremos sentido y gracia también en los momentos de mayor sufrimiento de nuestra vida. Nuestros dolores serán dolores santos, como los de la Madre María.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

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