lunes, 4 de abril de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 8,12-20

 

Evangelio según San Juan 8,12-20
Jesús les dirigió una vez más la palabra, diciendo: "Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida".

Los fariseos le dijeron: "Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no vale".

Jesús les respondió: "Aunque yo doy testimonio de mí, mi testimonio vale porque sé de dónde vine y a dónde voy; pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy.

Ustedes juzgan según la carne; yo no juzgo a nadie,

y si lo hago, mi juicio vale porque no soy yo solo el que juzga, sino yo y el Padre que me envió.

En la Ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos personas es válido.

Yo doy testimonio de mí mismo, y también el Padre que me envió da testimonio de mí".

Ellos le preguntaron: "¿Dónde está tu Padre?". Jesús respondió: "Ustedes no me conocen ni a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre".

El pronunció estas palabras en la sala del Tesoro, cuando enseñaba en el Templo. Y nadie lo detuvo, porque aún no había llegado su hora.


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos amigos y amigas:

Europa está conmocionada por la guerra en Ucrania, y sabemos que hay otros muchos los lugares asolados también por una guerra crónica en los que ya no se sabe cual fue el origen de la contienda, lo único que queda es el odio y el miedo que se ha ido instalando en el corazón de las pèrsonas, generación tras generación. asesinado tras asesinato, injusticia tras insjusticia, pero, dejemos que la Palabra nos abra horizontes de esperanza.

Exceptuando los relatos de la pasión que leemos en Semana Santa, creo que la historia de Susana, es el texto más largo de la liturgia de la palabra. ¿Por qué la Iglesia nos propone esta interminable y un poco picante leyenda popular incluida en el libro de Daniel? Es una manera de acentuar el mensaje contenido en el nombre del profeta. Daniel significa, en efecto, “Dios hace justicia”. Y hoy, en un mundo injusto, estamos necesitados de esta “justicia divina”.

¿Cuántas veces hemos deseado que Dios desenmascare las mentiras que cubren en ocasiones a las personas socialmente honorables? ¿Cuántas veces hemos sentido verdadera indignación ante las injusticias que quedan impunes porque nadie se atreve a denunciarlas? La leyenda de Susana es como un símbolo de muchas historias actuales de explotación económica, de abuso sexual, de acoso psicológico, de negación de la libertad de expresión.

¿Cómo actúa Dios? En el salmo 22/23 y en el evangelio encuentro un atisbo de respuesta. Jesús dice: El que me sigue no camina en tinieblas. Y el salmista canta: Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo porque tú vas conmigo. La justicia de Dios es luz en la oscuridad de nuestros caminos. No es un ajuste de cuentas sino una linterna que nos ayuda a ver. Pone la verdad al descubierto para que todos, los que producen las injusticias y los que las padecen, podamos ver con claridad y, de esta manera, emprendamos el camino que conduce a la vida. Porque, al final, se trata de esto: de que todos encuentren el camino de la vida, no simplemente de sufrir una pena por el mal cometido.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

No hay comentarios:

Publicar un comentario