jueves, 24 de marzo de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 11,14-23

 

Evangelio según San Lucas 11,14-23
Jesús estaba expulsando a un demonio que era mudo. Apenas salió el demonio, el mudo empezó a hablar. La muchedumbre quedó admirada,

pero algunos de ellos decían: "Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios".

Otros, para ponerlo a prueba, exigían de él un signo que viniera del cielo.

Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: "Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra.

Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul.

Si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces.

Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.

Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras,

pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes.

El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos hermanos,

En mi comunidad bromeamos cuando un hermano, al que apreciamos, nos anuncia su visita: “fulano no viene a vernos, viene a hablarnos”. En otra hacen bromas en este tiempo de cuaresma: “nosotros comemos y cenamos en silencio; sólo se oye hablar a fulano”.

Todos tenemos algún defecto que no vemos. Los demás lo perciben con facilidad, pero a nosotros nos cuesta más. Hay gente que habla y habla sin darse cuenta. En la relación con el Señor puede pasarnos lo mismo. La oración es diálogo, encuentro, conversación, pero precisamente por eso tiene un fuerte componente de escucha.

A quienes oramos con la Liturgia de las Horas se nos permite abrir muchos días de cuaresma recordando esta invitación del salmo 94 que hoy proclamamos en la eucaristía: “Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor, no endurezcáis el corazón”. La cuaresma es tiempo de muchas cosas (de oración, de ayuno, de limosna), pero sobre todo de escucha y amor. ¡Qué mal suena la expresión de la primera lectura de hoy: “aquí está la gente que no escuchó la voz del Señor”! ¡Qué distinta de la del salmo 23: “este es el grupo que busca al Señor”!

Pongámonos en camino. Ayudémonos a escuchar la voz del Señor. Dejemos que Él mismo nos dé el corazón y el espíritu nuevos que tanto pedimos estos días.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

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