martes, 20 de octubre de 2020

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 12,39-48

 

Evangelio según San Lucas 12,39-48
Jesús dijo a sus discípulos: "Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa.

Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada".

Pedro preguntó entonces: "Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?".

El Señor le dijo: "¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno?

¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo!

Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.

Pero si este servidor piensa: 'Mi señor tardará en llegar', y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse,

su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles.

El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo.

Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más."


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos:

Llevamos toda la semana en un ambiente escatológico, o sea, reflexionando acerca del fin de los tiempos. Y hoy el Evangelio da una vuelta de tuerca más. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá. Casi nada. Este Evangelio es especialmente doloroso para las personas religiosas. Porque algunos hemos recibido mucho, desde pequeñitos, en la familia, con el Bautismo, con la fe, con una buena educación, con unos amigos agradables, con diversas experiencias, con una vocación especial por parte de Dios… Y, por eso, hay que devolver mucho también.

El tiempo no es como la gasolina, que, si usamos menos el coche, la ahorramos, o como el dinero, que cuanto menos lo utilizamos, más tenemos. El tiempo, lo usemos o no, se gasta.

Estamos en la vida yendo. Vamos de ida, y no sabemos cuánto tiempo nos queda. Quiera Dios que muchos, muchos años. De ti depende hacer uso de ese tiempo. Puedes perderlo, pero no volverá.

Somos administradores de la gracia de Dios, y no podemos actuar como queramos, sino como Dios quiere. Vivir para los demás, no para uno mismo, y obrando con amor, sin violencia. Si Pedro esperaba una respuesta diferente, le quedó claro que el único privilegio del seguidor de Jesús es el privilegio del servicio. Si vivimos así, estaremos más cerca del Maestro, cada uno con su vocación específica, pero todos dentro del mismo espíritu. Puede ser que tú no tengas muchos cargos o muchas cargas, pero sí has recibido muchos dones, materiales o espirituales, de parte de Dios. Ahí te juegas mucho de tu respuesta a Él.

De ti depende, por tanto, dedicarle un poco de tiempo a Dios, cada día. Se nos acaba el año litúrgico, y empieza, dentro de un mes, el Adviento. Estamos llamados a vivir en espera, en esperanza. Tienes el tiempo en tus manos. ¿Qué vas a hacer? Piénsalo, y reparte las 24 horas de cada día entre todo lo necesario (estudio, trabajo, familia, amigos, descanso, hobbies) y reserva algunos minutos para Él. No te olvides, mañana será tarde para arrepentirse por el tiempo perdido. Que el Señor nos encuentre preparados.fuente del comentario 

CR

CIUDAD REDONDA

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