domingo, 12 de junio de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 16,12-15

 

Evangelio según San Juan 16,12-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

"Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora.

Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo.

El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes.

Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: 'Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes'."


RESONAR DE LA PALABRA


A IMAGEN Y SEMEJANZA DE LA TRINIDAD

No es indiferente lo que digamos de Dios, porque afirmamos estar hechos «a su imagen y semejanza». Por lo tanto, si no comprendemos siquiera un poco cómo es Dios... no sabremos cómo es el hombre, o qué está llamado a ser. Incluso podemos afirmar: «Dime cómo es tu Dios y te diré qué es para ti el ser humano».

A Dios nunca lo comprenderemos del todo. Pues si lo comprendiésemos bien, si alguien nos lo pudiera explicar con unas buenas clases de teología... Dios sería más pequeño que nuestros pensamientos y nuestras teorías (y siempre limitado por los conocimientos científicos, culturales y el momento histórico, que son siempre cambiantes). Y probablemente sería un Dios a nuestra imagen y semejanza, del tamaño de nuestras limitadas cabecitas. San Agustín escribió que "cuando uno cree conocer a Dios, en realidad está lejos de Él; y al contrario, cuando uno siente una gran oscuridad, eso mismo es señal de cercanía a Dios.

Si Dios fuese aquello que a cada uno le hace falta, lo que a cada uno le conviene, lo que cada cual se inventa o necesita, ese «dios a la carta» tan frecuente hoy... tendríamos a un Dios «manejable» y disponible al que acudiríamos en casos de emergencia, cuando las cosas se pongan mal. Por supuesto que en tal caso no nos plantearíamos si Él espera algo de nosotros, si tiene algo que decirnos o pedirnos. Sería un Dios sin palabra, como una especie de «buzón» donde depositar nuestras necesidades, a la espera de que las atienda.

Si Dios estuviera «fuera» de nuestra realidad, desentendido y al margen de nuestra tierra, de nuestra vida, y viviera allá lejos, “en el cielo”... no tendríamos que preocuparnos por esta «casa común», ni por lo que pasa entre los hombres porque estaríamos aquí como de paso, como una mala noche en una mala posada... hasta que llegue el momento de irse a otro cuerpo (reencarnación), o a otra dimensión... Sería indiferente contar con él, o prescindir como si no existiera...

Pero los cristianos afirmamos que Dios es PERSONA, un "Tú" con quien podemos encontrarnos en la oración y otras mediaciones (en el pobre, en la comunidad, etc), y esa relación nos “personaliza”, nos ayuda a ser más personas, mejores personas, más humanos. No hará falta recordar cómo los grandes santos han sido siempre grandes humanistas, grandes personas.

Afirmamos también que Dios es TRINIDAD/COMUNIÓN/RELACIÓN/COMUNICACIÓN.
Es un Dios que mira hacia fuera de sí mismo, preocupado por los hombres. Pero no para espiarlos, ni para imponerles sus deseos, ni para controlar nuestras acciones y premiarnos o condenarnos según el caso. No. Como dice el 4 Evangelio : Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

Al ponernos delante de este Dios... nos encontramos con que quienes más le preocupan e interesan son los que están peor, los que lo pasan peor, a los que la vida u otros hombres tratan mal. Nos lo encontramos mirando hacia nosotros, y por eso automáticamente nuestra mirada debiera orientarse en la misma dirección: el pobre, el enfermo, el emigrante, el descartado... Su deseo mayor ("la gloria de Dios consiste en que el hombre viva y la vida del hombre consiste en la visión de Dios", escribió San Ireneo) es nuestra felicidad.

Su deseo y su proyecto salvador consiste en estar cerca de nosotros, encontrarse con nosotros, ayudarnos a ser felices y eso le llevó a la «locura» de poner su tienda entre nosotros, a ser uno de nosotros, a HUMANIZARSE en JESUCRISTO, a ser barro como nuestro barro, de tal modo que podemos decir sin exagerar que cuanto más humanos/personas seamos, más nos parecemos a Dios, más hacemos su voluntad, más contento le ponemos. El Dios humanizado que es precisamente Jesús de Nazareth nos muestra que cuanto más libres somos, cuanto más desarrollamos nuestras capacidades, cuando más nos entregamos a los otros... más nos parecemos a Dios, más somos imagen de Dios.

Es un Dios ESPÍRITU, que no nos deja aquí solos con nuestros problemas, empantanados en nuestros charcos: NOS HABITA, nos acompaña, vive nuestra vida con nosotros. Le encontramos en el interior de todo ser humano, y está en nosotros sosteniendo nuestras luchas, ayudándonos a discernir el bien, dándonos luz en los callejones sin salida, sosteniendo nuestra esperanza, empujándonos siempre hacia arriba, hacia Él.

Pero sin olvidar que es un Dios “MISTERIO”, y por lo tanto no lo terminaremos de conocer nunca. Del mismo modo que tampoco nos terminamos nunca de conocer a nosotros mismos, ni podemos decir que conocemos perfectamente a otra persona, por mucho tiempo que llevemos juntos. La PERSONA es siempre un misterio, una sorpresa que se nos escapa, que no podemos atrapar ni definir ni manejar.

Aunque sí lo podemos experimentar y sentir. Como ocurre con un buen número de realidades que forman parte de nuestra condición humana: Yo no sé explicar la belleza, pero sí sé reconocerla, gozarla y contemplarla. Tampoco sé definir la verdad, el amor, el bien, la libertad, la poesía... no son objeto de explicación, sino más bien de búsqueda, de contemplación, de sorpresa, de dejar que nos afecten, de callar ante ellas en silencio. Es lo que intentan hacernos entender los contemplativos (hoy celebramos su Jornada): El silencio, la oración, la reflexión, la comunidad, el estudio... son caminos de acceso a Dios. Sólo estando con él y entregándonos a él llegaremos a conocerlo... siquiera un poco. Y lo mismo podemos decir con respecto a las personas con las que queremos estar en comunión. Por eso la fiesta del Dios Trinidad es también la Fiesta de la Humanidad donde «ella» se hecho presente y es nuestro modelo. Imagen y semejanza suya como ya hemos dicho.

Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

sábado, 11 de junio de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 10,7-13

 

Evangelio según San Mateo 10,7-13
Jesús dijo a sus apóstoles:

Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.

Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente."

No lleven encima oro ni plata, ni monedas,

ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento.

Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir.

Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella.

Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes.


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos hermanos y hermanas:

Al final, Elías lo tuvo claro. No sólo en lo referente a él y a su forma de situarse y de realizar su misión sino que quiso que otros compartieran su carisma, se enriquecieran de lo que él había vivido y continuaran adelante. Así lo hizo con Eliseo, dejándole “parte de su espíritu”, que por otro lado, lo había recibido enteramente de Dios. La respuesta de este joven, al recibir simbólicamente su manto, fue ir primero a despedirse de sus padres. Lo sorprendente es que si leemos bien el texto, lo que hace después no tiene nada que ver dar adioses trágicos y emotivos. Más bien se dedica a terminar con lo que hasta ese momento había sido su vida: quema los aperos de labranza, las yuntas y da un banquete a los suyos.

Me recuerda un precioso texto de J.M. Ballarín en su libro Francesco:

César quemó las naves para que no pudieran volver atrás los que iban a conquistar Britania. De cara al mar, aquello suponía una esclavitud que los ataba a la tierra aún desconocida; de cara a Britania, era una liberación: se habían librado de la tentación de volver a las Galias (…) Esta debe ser la libertad que viene de Dios. No hay nada más empequeñecedor si empezamos a condolernos de lo que hemos quemado. No hay nada más grande, con mayores posibilidades de navegar a toda vela, si tenemos la vista puesta en lo que nos espera.

Eliseo optó por la libertad de quemar las naves y no por la esclavitud de las galeras. Quizá, porque en palabras del salmista, supo ver que el Señor es su mayor bien, su alegría y toda la herencia que se puede ansiar. Pero qué difícil vivirlo así nosotros tantas veces…

No parece que se trate de grandilocuentes hazañas ni decisiones llamativas, como si la fidelidad estuviera en nuestras manos enteramente. Más bien parece que se trata de ser humildemente honrados: que nuestro sí, sea sí y nuestro no, sea no. Así lo afirma Jesús en el evangelio de hoy. Lo demás, viene del Maligno, no de Dios.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

viernes, 10 de junio de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 5,27-32

 

Evangelio según San Mateo 5,27-32
Jesús dijo a sus discípulos:

Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio.

Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.

Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.

Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.

También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio.

Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos hermanos y hermanas:

La primera lectura será, posiblemente, una de las escenas más conocidas del profeta Elías: ¿dónde está Dios? ¿cualquier cosa le vale para hacerse presente entre nosotros? Parece ser que no… En la época de Elías, reinando Ajab, se intentó acabar con la presencia de Dios en medio del pueblo eliminando a todos los que animaban esta fe; parece que sólo quedó Elías, nombre que no por casualidad significa “Mi Dios es Yavé”. En él podemos reconocernos todos. Si tienes un rato y lo dedicas a leer seguida, la historia de Elías en el Reyes, verás que está llena de altibajos: se cree Dios y se viene abajo, es fiel y se toma la justicia por su mano, triunfa y fracasa, da la cara y huye… En fin, como todos. Y siempre, Dios está.

En el pasaje de hoy, a este gran profeta sólo le queda asombrarse del paso de Dios como brisa tenue después de haber caminado por el desierto, derrumbado y abatido por él y por el desprecio con que el pueblo trata a Dios. Y entonces, Dios no solo le consuela sino que le pide algo que solemos hacer bien poco: desanda el camino recorrido, vuelve por donde has llegado hasta aquí. ¿Verdad que lo hacemos poco?

Esta actitud pide de nosotros mucha abnegación, mucho negarnos a nosotros mismos. O en palabras de Mateo en el evangelio de hoy: mucho de ser valientes para dejar fuera aquello que no nos está llevando a Dios. Es decir, ¿a quién no le va a costar arrancarse el ojo derecho o la mano?, ¿a quién no le cuesta prescindir de voces que nos guían y nos enseñan a mirar o formas de hacer las cosas o…? Solemos intentar caminos intermedios, evaluamos, probamos otras direcciones… pero que pocas veces volvemos por donde hemos venido, desandamos lo andado y reconocemos que quizá, Dios nos pida otra cosa. Como en un cruce de caminos. Una vez que has tomado el camino equivocado y te das cuenta, o renuncias a ti y vuelves atrás para llegar a esa misma encrucijada o estarás dando vueltas, haciendo kilómetros y kilómetros, cansándote tú y cansando a los demás. Pero sin llegar al cruce de caminos donde volver a escuchar a Dios y a elegir lo que él elija.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

jueves, 9 de junio de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 5,20-26.

 

Evangelio según San Mateo 5,20-26.
Jesús dijo a sus discípulos:

 Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.

Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal.

Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego.

Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti,

deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.

Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso.

Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos hermanos y hermanas:

Todos los cristianos, por el hecho de estar bautizados, gozan y participan de la consagración sacerdotal de Cristo, tal como nos dice el Ritual del Bautismo. Sin embargo Jesús fue un laico, no formó parte de la casta sacerdotal, con la que, por otra parte, chocó abiertamente, tanto, que ella misma le condenó a muerte. Es verdad que acudió en diversas ocasiones al Templo de Jerusalem, pero también lanzó contra él severas críticas y realizó aquel gesto profético derribando todas las mesas y quejándose de que habían convertido la casa de su Padre en un mercado. En su bello diálogo con la samaritana anuncia que llegará la hora en que los que den culto auténtico al Padre, lo harán en espíritu y verdad. Precisamente, cuando llegó su hora en la cruz, el velo del templo (símbolo de su sacralidad y de la Alianza con el culto que conllevaba) se rasgó en dos, es decir, perdió su sentido.Algo nuevo había sido estrenado, un nuevo modo de relacionarse con Dios y darle culto.

¿Por qué hablamos de Jesús como Sumo y Eterno Sacerdote Jesús fue un laico, no formó parte de la casta sacerdotal, con la que, por otra parte, chocó abiertamente, tanto, que ella misma le condenó a muerte? La Carta a los Hebreos, tratando de responder a los que añoraban las viejas ceremonias judías, y el culto sacerdotal del templo en el que todos los judíos habían sido educados, nos presenta a Jesús como un Nuevo Sacerdote. Pero su sacerdocio es radicalmente diferente al del Antiguo Testamento. Por su muerte y resurrección el velo del viejo templo que separaba lo sagrado y lo profano se ha rasgado, ha perdido su sentido, para dar comienzo a un nuevo modo de relacionarnos con Dios.

Resaltemos algunos aspectos de este nuevo sacerdocio en el que todos participamos (aunque lo hagamos de distintas maneras, según nuestra vocación y estado de vida).

- Jesús hizo de su existencia una continua ofrenda, un permanente acto de culto al Padre. De manera que al estar pendiente de hacer en todo momento la voluntad del Padre, la vida cotidiana se convierte en espacio sagrado donde encontrar al Padre y hacerle presente. Así pues, cuando acogemos al hermano, le escuchamos, le ayudamos, le amamos... cuando luchamos por la justicia, cuando hacemos bien nuestro trabajo, cuando creamos fraternidad, cuando liberamos a alguien de sus demonios... estamos dando culto a Dios, estamos siendo sacerdotes.

- Jesús, desde su Bautismo, fue un "consagrado por el Espíritu", de modo que cada una de sus palabras, opciones, gestos y actitudes se convierten en transparencia y revelación del Padre. También los bautizados somos templos del Espíritu, somos sagrados, pertenecemos a Dios que nos ha elegido y nos envía. Y esto significa que continuamente podemos y debemos hacer presente a Dios en medio de todas nuestras cosas, consagrando el mundo, haciendo posible que se abra paso el bien, sobre todo allí donde hay más marginación, sufrimiento e injusticia.

- En la última noche con sus discípulos, Jesús hizo un Gesto que resumía toda su vida y daba sentido a su muerte: Una vida entregada, amante, servidora, agradecida, reconciliadora, fraternal, sacrificada, continuamente pendiente de lo que el Padre le pedía... y encomendó a sus discípulos que le tomaran el relevo, que vivieran y entregaran su vida como él, que hicieran "aquello mismo" en memoria suya, en su nombre. De modo que estamos llamados a convertir nuestra vida en una continua celebración eucarística... que haga posible que, cuando nos reunamos en su nombre, el partir el pan sea expresión de que continuamente nos partimos, compartimos, repartimos y entregamos a los hermanos. Cada uno de su situación existencial, desde su propia vocación y opción de vida, desde su propio sacerdocio/ministerio comunitario.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

miércoles, 8 de junio de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 5,17-19

 

Evangelio según San Mateo 5,17-19
Jesús dijo a sus discípulos:

«No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.

Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.

El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.»


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos hermanos y hermanas:

Jesús en el monte como nuevo legislador, nuevo Moisés. Pero no quiere echar por tierra todo el pasado religioso y cultural de su pueblo, sería de locos. Solo quiere dar un nuevo sentido. No abolir, sí plenificar.

La tentación de arrasar con todo lo anterior siempre está presente en la vida de los humanos. Y si no que se lo digan a nuestros políticos: en cuanto agarran el cargo, lo primero es quitar todo lo del anterior. Y muchas veces, al tirar el agua, se nos va también el niño… No quitar, sí dar plenitud.

En este nuevo día recibimos la invitación de Jesús a hacer las cosas con pleno sentido. No repetir por costumbre. Tampoco partir de cero. El día de hoy es para vivirlo en plenitud.

Me gusta mucho la manera que tiene Jesús de decir las cosas, así como de pasada. Quien cumpla y enseñe. De sobra sabía que decir, y acaso no cumplir, es fácil. Por eso invita: cumplir y enseñar.

En el ritual de la ordenación de los diáconos, en el momento de recibir el libro de los evangelios, se señala: recibe el Evangelio de Cristo, del cual has sido constituido mensajero; convierte en fe viva lo que lees, y lo que has hecho fe viva enséñalo, y cumple aquello que has enseñado.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

martes, 7 de junio de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 5,13-16

 

Evangelio según San Mateo 5,13-16
Jesús dijo a sus discípulos:

Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.

Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña.

Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.

Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos hermanos y hermanas:

Hace unos meses, un hermano mío, de viaje por Egipto, entrevistó a un monje copto. Una de las preguntas que le hizo fue esta: “¿Qué diría usted a un cristiano que vive en una sociedad tan secularizada y desacralizada como la que tenemos en Europa Occidental?”. El monje se limitó a responder: “Vosotros sois la luz del mundo”.

Aquí, en las palabras "Vosotros sois la luz del mundo", se contiene todo un programa de vida. No se trata de que hagamos más cosas o mejores que los demás. No se trata de conquistar a nadie. El desafío es más simple y profundo: reflejar la luz a través de un rostro encendido en la Luz que es Cristo (Yo soy la luz). El objetivo de ser luz lo expresa bien Jesús: Que den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.

Solemos hablar de un “rostro encendido”, de una mirada “iluminada”. ¿Qué es lo que produce este milagro? ¡El contacto con la luz! Moisés, al bajar del Sinaí, mostraba un rostro resplandeciente. El pueblo vio “algo” en él.

Sólo ilumina quien está en contacto con la Luz. Hemos ensayado casi todo en el campo de la evangelización. A veces, nos sentimos frustrados ante la falta de respuesta. Nuestra ansiedad nos lleva a imaginar continuamente caminos nuevos (si bien algunos dicen que hemos aflojado bastante en creatividad), pero, ¿es este el camino? Jesús no nos ha pedido que estemos todo el día con la lengua fuera, sino que encendamos nuestro pequeño cirio en el gran cirio que es Él y que creamos en el poder iluminador de la luz. No es fácil que nuestro “hombre viejo” entienda estas cosas.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

lunes, 6 de junio de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 19,25-34

 

Evangelio según San Juan 19,25-34
Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.

Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: "Mujer, aquí tienes a tu hijo".

Luego dijo al discípulo: "Aquí tienes a tu madre". Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.

Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo: Tengo sed.

Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca.

Después de beber el vinagre, dijo Jesús: "Todo se ha cumplido". E inclinando la cabeza, entregó su espíritu.

Era el día de la Preparación de la Pascua. Los judíos pidieron a Pilato que hiciera quebrar las piernas de los crucificados y mandara retirar sus cuerpos, para que no quedaran en la cruz durante el sábado, porque ese sábado era muy solemne.

Los soldados fueron y quebraron las piernas a los dos que habían sido crucificados con Jesús.

Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas,

sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua.


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos hermanos u hermanas:

Tras la cinquentena pascual, proseguimos el tiempo ordinario. Lo hacemos en la décima semana. El evangelio de San Mateo nos acompañará durante casi tres meses, nada menos que hasta el 30 de agosto.

Es bueno que, al comienzo de un nuevo libro, nos informemos acerca de su plan de conjunto. Esto nos permitirá entender mejor cada parte. No todos disponemos de tiempo y de medios para un estudio a fondo, pero siempre podemos dar un nuevo paso. Por esa razón, os ofrezco algunos enlaces que nos proporcionan un acercamiento sencillo.

Os invito a recordar alguna experiencia de sufrimiento.

¿Qué sentimos cuando nos visita el dolor, cuando tenemos la impresión de que las cosas salen torcidas, cuando parece que la alegría dura tan poco en casa del pobre? ¿Cómo es posible que en la gran familia de Dios, que es la humanidad, haya tantos millones de personas que pasan hambre, que lloran, que son perseguidas? ¿A qué extraño plan responde tanta injusticia, tanta corrupción, tanta violencia? ¿De qué han servido dos mil años de cristianismo?

Contemplando a los pobres y excluidos de su tiempo, Jesús debió de sentir en carne propia el abismo que hay entre el sueño de Dios y la dura realidad de cada día. Debió de sentir a un tiempo la impotencia de quien apenas puede hacer nada y la tentación de quien sueña que Dios es un recurso mágico para resolver todo a golpe de deseo.

¿No sentimos esto mismo cada uno de nosotros? ¿No nos debatimos entre el “no hay nada que hacer” y el “que venga Dios y lo arregle”?

Mateo comienza el ministerio público de Jesús con la proclamación de las bienaventuranzas. Todos los detalles de este “discurso programático” son importantes:Jesús contempla la muchedumbre (Al ver Jesús el gentío) que simboliza a toda la humanidad doliente. Y siente, como en tantas ocasiones, compasión. Hace suyos los sufrimientos de cada uno. Los entiende por dentro porque también él, desde el comienzo de su vida hasta el final, se siente atravesado por la tentación del sinsentido, de reducir a Dios a un poder mágico.
Sube a la montaña, se sienta y comienza a hablar. Todo nos hace pensar que lo que va a decir tiene el sello de su Padre.
El contenido es paradójico: todos los que sufren (por situaciones injustas o por incomprensión hacia su tarea) tienen dentro de sí la semilla de la felicidad. La tienen, no en virtud de su rectitud moral, de sus cualidades, de su resignación o de no sé qué extraña medida compensatoria. Son felices, sin comparación ninguna con cualquier otro ser humano (rico, satisfecho, potente), porque Dios se ha puesto de su parte. Son felices porque en el centro mismo de su dolor habita Dios, por difícil, paradójico y casi inhumano que resulte.

Escribo esto y experimento dos reacciones contrapuestas. La primera se parece mucho a la crítica marxista de la religión. Si no se entienden estas palabras de Jesús en su verdad, pueden ser utilizadas como justificación del orden establecido. Si se las acoge a la luz de su propia vida (esta es la segunda reacción), entonces, no solamente alimentan un gran coraje para luchar por la dignidad de todos los seres humanos sino que dan sentido a todo sufrimiento que se vive en comunión con el Cristo que sufre y muere.

No estoy seguro de haber entendido esto, pero sé que sí lo ha entendido Pablo cuando escribe a los corintios: Si los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, gracias a Cristo rebosa en proporción nuestro ánimo. O cuando más adelante remacha: Si sois compañeros en el sufrir, lo sois en el buen ánimo. Y también sé que lo han entendido y vivido muchos sufrientes que han hecho de la prueba un trampolín de fe, de alegría, de capacidad de lucha, de esperanza contra toda esperanza. En otras palabras, de felicidad.

¿Se puede vender esta “fórmula” en el supermercado de propuestas para estar bien y ser feliz? Se puede, pero no tendría ningún éxito de ventas. Seguimos empeñados en transitar otros caminos de rápida gratificación. Pero chocamos siempre contra la misma piedra. No deberíamos extrañarnos de nuestra profunda infelicidad.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA