miércoles, 18 de agosto de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 22,1-14

 

Evangelio según San Mateo 22,1-14
Jesús habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:

El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo.

Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a ir.

De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: 'Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas'.

Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio;

y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron.

Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad.

Luego dijo a sus servidores: 'El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él.

Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren'.

Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados.

Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta.

'Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?'. El otro permaneció en silencio.

Entonces el rey dijo a los guardias: 'Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes'.

Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos.


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos hermanos,

Al leer la primera lectura nos encontramos con una historia que puede costar entenderla. Jefté sacrifica a su única hija al Señor como acción de gracias por la victoria conseguida frente a los amonitas. Cualquiera de nosotros reprobaría esa actitud. ¿Cómo es posible creer en un Dios tan cruel? ¿No es el mismo Dios que impidió el sacrificio de Abrahán? A diferencia de los dioses paganos, el Dios de Israel nunca aceptó los sacrificios humanos (Lv 18,21; Dt 12,31). Eso es lo que nos da una clave para entender el sacrificio de Jefté. Aún creyendo en Dios, no lo adora como el Dios de la vida. Al contrario, usurpa el lugar de Dios al decidir sobre la vida de su hija.

Jefté hace una promesa sin sentido cuando promete ofrecer en sacrificio a la perima persona que lo reciba a la puerta de su casa. No puedo menos que imaginar la dramática escena de la hija danzando y cantando porque su padre ha vuelto a casa con vida y al mismo tiempo viéndose sentenciada a muerte. ¡No se puede aceptar! La promesa de Jefté no es para gloria de Dios sino para su propia gloria. La prueba está en que Dios no dice nada ante la promesa de Jefté ni da su consentimiento. Entonces, ¿qué nos enseña este texto?

A lo largo de la historia, incluido la del cristianismo, muchos países han sido invadidos, muchos inocentes han sido asesinados, muchos pueblos han perdido sus tierras, siempre en nombre de Dios. Hoy vemos las barbaridades cometidas por el autodenominado Estado Islámico en nombre de Dios. También nosotros, cristianos, podemos cometer atrocidades en nombre de Dios cuando distorsionamos el contenido de la Buena Nueva.

Es preciso rechazar cualquier imagen de Dios que oprima o discrimine a las personas por la razón que sea. Si no lo hacemos así, estaremos también sacrificando a los hermanos en nombre de Dios. Por eso, el Evangelio de hoy nos dice que todos estamos invitados a la fiesta del reino, los malos y los buenos. Basta con que tengamos el traje de fiesta, es decir, que asumamos los valores del reino.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

martes, 17 de agosto de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 19,30.20,1-16

 

Evangelio según San Mateo 19,30.20,1-16
Jesús dijo a sus discípulos: «Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros.

porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña.

Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña.

Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza,

les dijo: 'Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo'.

Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.

Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: '¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?'.

Ellos les respondieron: 'Nadie nos ha contratado'. Entonces les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña'.

Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: 'Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros'.

Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario.

Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario.

Y al recibirlo, protestaban contra el propietario,

diciendo: 'Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada'.

El propietario respondió a uno de ellos: 'Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario?

Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti.

¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?'.

Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos».


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos hermanos,

Las dos lecturas de hoy nos ofrecen muchas enseñanzas para nuestra vida. Nos hablan sobre todo del sentido de justicia, de la generosidad y del trabajo. En la primera lectura escuchamos la fábula de los plantas, contada por Joatán para criticar el poder destructivo de los reyes. Sin pretender agotar todo el significado de la fábula, me parece interesante subrayar algunos detalles. Las tres primeras plantas, el olivo, la higuera y la vid, prefieren seguir produciendo sus frutos que alegran la vida de las personas antes que controlar, manipular y gobernar a las demás plantas. Es el espino, que no produce ningún fruto, el que acepta gobernar a los demás. Y lo único que ofrece a cambio es la destrucción. Hay una clara contraposición entre el servicio a los demás y el poder autoritario. ¿No es eso lo que sucede a los que buscan el poder a cualquier precio?

En el Evangelio Jesús cuenta una parábola un tanto desconcertante. El patrón paga a todos un denario, lo que en Galilea en aquel tiempo era lo suficiente para un día de una familia. Así se pone de manifiesto una concepción revolucionaria de la justicia de Dios que se opone a nuestra justicia calculadora. Mientras que nosotros creemos que ser justos es dar a cada uno lo suyo, para Jesús ser justo significa ser bueno. El dueño de la viña pagó un salario proporcional a las necesidades de los trabajadores y de sus familias, no al trabajo realizado. No se preocupaba tanto de los resultados del trabajo sino de que todos los trabajadores pudieran llevar lo suficiente a sus casas.

Las últimas palabras del Evangelio son la clave de todo el texto: Dios no se relaciona con sus hijos a partir del criterio del mérito acorde con el rendimiento sino a partir de su propia generosidad. No creo que Dios ande calculando lo que cada uno se merece. La parábola nos ayuda a superar esa imagen “deformada” de Dios, que se parecería más a un patrón que busca hacer las cuentas con sus empleados que a un padre que siempre desea lo mejor para sus hijos. El que pasa su vida calculando cuánto va a ganar y cuánto merece por las obras que hace no ha entendido lo que significa ser hijo de Dios, no ha entendido el Evangelio, no ha entendido lo que es seguir a Jesús.

En una sociedad como la nuestra en que se valora más la competitividad, los privilegios y la productividad, la Palabra de dios nos presenta una forma alternativa de vivir nuestras relaciones: el servicio desinteresado, la justicia que se fundamenta en la bondad y en la generosidad, el trabajo que busca por encima de todo el bien de las personas.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

lunes, 16 de agosto de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 19,23-30

 

Evangelio según San Mateo 19,23-30
Jesús dijo entonces a sus discípulos: "Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos.

Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos".

Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?".

Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible".

Pedro, tomando la palabra, dijo: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?".

Jesús les respondió: "Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.

Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna.

Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros.


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos hermanos

El modo como Jesús ve la realidad es diferente de cómo la vemos nosotros. Donde nosotros vemos cosas imposibles, fracasos o limitaciones, Dios ve posibilidades, alternativas, caminos. Las lecturas de hoy nos invitan a depositar nuestra confianza en Dios aunque a nuestro alrededor todo parezca insinuarnos lo contrario. Desde esa perspectiva nos invita la primera lectura a entender la respuesta del Señor a Gedeón y en el Evangelio la de Jesús a sus discípulos.

La pregunta que Gedeón hace al Señor es una verdadera oración de súplica: “Si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos ha venido encima todo esto?” ¿Dónde está Dios con estos dramáticos acontecimientos a los que asistimos en nuestros días? Muchas veces se nos da una respuesta que nos distrae pero que no responde realmente: Dios no lo quiere pero sí lo permite. El problema del mal será probablemente siempre un misterio sin resolver. Pero la súplica de Gedeón no cae en el vacío del silencio. Dios le responde: “Yo estaré contigo”. Esa frase, que se repite muchas veces en la Escritura, la escuchamos también nosotros en los momentos difíciles de nuestra vida: “No temas, yo estoy contigo”. Aunque se siente incapaz de llevar a cabo la misión que el Señor le confía, Gedeón se deja guiar por la promesa, acompañada de una señal que le confirma la presencia del Señor a su lado.

El Evangelio de hoy comienza con una dura constatación de Jesús: “difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos”. Sigue a continuación del relato del joven rico que no es capaz de liberarse de sus riquezas. El uso indebido de las riquezas es incompatible con el proyecto del reino. Jesús no está condenando la riqueza en sí misma sino el apego indebido a ella. A la pregunta de Pedro por quién se puede salvar con esas condiciones, Jesús responde con unas hermosas palabras: “Para los hombres es imposible, pero Dios lo puede todo”. Creo que esa frase nos ayuda a no caer en una condena general de los ricos sólo por el hecho de serlo. El relato de Zaqueo nos enseña que también los ricos se pueden salvar. Lo que parecía imposible se hace realidad en el encuentro personal con Jesús: “Hoy llegó la salvación a esta casa”.

Al final, Jesús nos deja claro que relativizar nuestros lazos de seguridad materiales o afectivos (casas, propiedades, familia) para seguirlo es una “inversión” que no nos defraudará porque en la lógica evangélica perder significa ganar. No hay duda de la palabra de Dios nos desconcierta, nos desafía y rompe nuestros esquemas rígidos y nos da la oportunidad de contemplar nuestra propia vida de una forma diferente, una vida que, a los ojos de Dios, es posible y realizable.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

domingo, 15 de agosto de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 19,16-22


Evangelio según San Mateo 19,16-22
Luego se le acercó un hombre y le preguntó: "Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?".

Jesús le dijo: "¿Cómo me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos".

"¿Cuáles?", preguntó el hombre. Jesús le respondió: "No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio,

honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo".

El joven dijo: "Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?".

"Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús, ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme".

Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos hermanos,

La primera lectura nos presenta la experiencia de fe de una forma dramática: supone la opción entre la fidelidad o el rechazo de Dios. En una interpretación superficial podríamos pensar que Dios es responsable de las cosas que van mal en nuestra vida, como castigo al hecho de haber sido infieles a sus mandamientos. Aunque la primera lectura da la impresión de que afirma que Dios castiga a los que caen en la idolatría, sería un error juzgar a Dios con nuestros criterios humanos. Pensar que Dios nos castiga por ser malos y nos recompensa cuando nos portamos bien es muy propio de la relación de los hijos con los padres, pero posiblemente no sea así la relación que Dios tiene con nosotros. La bondad de Dios no depende de nuestra fidelidad o infidelidad.

La enérgica oposición que encontramos en el Antiguo Testamento ante la idolatría es, ante todo, fruto de la acción liberadora de Dios, como se ve en la primera lectura. A diferencia de la relación de Dios con el pueblo de Israel, los dioses ignoraban a los seres humanos y los hacían esclavos de su propia gloria. Los templos paganos no eran como las iglesias cristianas. Eran más bien un lugar donde las personas se sometían al poder de los dioses haciendo sacrificios. No eran un lugar de comunión con Dios y con los hermanos. Por eso Dios se ve obligado a enviar, una y otra vez, a jueces, consejeros, líderes… que recuerden a todos la Alianza de Dios con su pueblo.

En esa misma línea, el Evangelio nos muestra otra forma de idolatría: el dinero. Esa idolatría tal tenga más actualidad para nosotros, especialmente en las sociedades más consumistas. La actitud del joven que se acerca a Jesús cambia radicalmente a lo largo del relato. Al principio, se le ve una actitud reverencial ante Jesús. Al final, se aleja entristecido. Entre ambos momentos y actitudes, hay una propuesta de Jesús que le desconcierta: que venda todo lo que tiene para que Dios sea su única riqueza y que le siga. Pero las riquezas se habían convertido para aquel joven en su ídolo. Y, aunque el joven busca sinceramente el Bien, no es capaz de dar el paso decisivo que le haría alcanzarlo en plenitud: no es capaz de renunciar a las riquezas de este mundo para conseguir el tesoro del cielo.

La aparente libertad que la posesión de bienes materiales nos ofrece puede en realidad esclavizarnos cuando no sabemos relativiar lo que tenemos. Que acojamos la propuesta de Jesús en nuestros corazones: "vende lo que tienes, da el dinero a los pobres... y, luego, vente conmigo".

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

sábado, 14 de agosto de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 1,39-56


Evangelio según San Lucas 1,39-56
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá.

Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo,

exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!

¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?

Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.

Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".

María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor,

y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,

porque él miró con bondad la pequeñez de tu servidora.

En adelante todas las generaciones me llamarán feliz".

Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:

¡su Nombre es santo!

Su misericordia se extiende de generación en generación

sobre aquellos que lo temen.

Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.

Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.

Colmó de bienes a los hambrientos

y despidió a los ricos con las manos vacías.

Socorrió a Israel, su servidor,

acordándose de su misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,

en favor de Abraham y de su descendencia para siempre".

María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.


RESONAR DE LA PALABRA

LA MUJER LUCHADORA. ASUNCIÓN

Hace ya bastantes años cantábamos: "¿Quién será la mujer que a tantos inspiró poemas bellos de amor. Le rinden honor la música, la luz, el mármol, la palabra y el color? ¿Quién será la mujer radiante como el sol, vestida de resplandor, la luna a sus pies, el cielo en derredor y ángeles cantándole su amor...?". ¿Quién es esta mujer con la que Dios quiso contar de manera tan especial, y a la que ha querido tener tan cerca de él, eternamente en su compañía?

De muchas formas nos la han presentado a lo largo de la historia, Por nombrar algunas:

- la mujer dócil, callada, sufriente, quizá un poco pasiva y conformada

- la mujer Virgen junto a su esposo José, o la Madre de Jesús

- la mujer orante que guardaba la Palabra en el corazón

- la mujer concebida sin pecado

- la mujer de los milagros y de las apariciones a niños y pastores...

- la mujer coronada de estrellas, rodeada de ángeles, sobre las nubes...

- la madre de la Iglesia...

Detrás de cada una de ellas hay un rostro, un perfil, un modo de entender a las mujeres y su presencia en la sociedad y en la Iglesia. Unas están más cercanas que otras a lo que nos dice el Nuevo Testamento, que siempre ha de ser nuestro punto y criterio de referencia para hablar de María.

La fiesta de hoy nos la presenta de una forma a la que estamos poco acostumbrados. La 1ª lectura nos ha hablado de una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies, coronada de doce estrellas y con un niño entre los brazos, que un dragón le pretende arrebatar.

Dice la Wikipedia sobre los dragones:

La palabra dragón deriva del griego drákon: "serpiente, dragón", que a su vez viene de un verbo que significa "mirar fijamente", y que se aplicaba a la mirada de las serpientes y las águilas. Por tanto el término haría alusión al poder fascinante e hipnótico de la mirada de la serpiente. Pronto se empezó a usar para referirse a aquellas criaturas que aparecen en cuentos, leyendas y mitos. La cultura occidental ha imaginado a los dragones como reptiles gigantes con alas, inspirándose en las serpientes, cocodrilos y caimanes, y añadiendo rasgos de otros (alas, cuernos y garras) o fantásticos (aliento de fuego).

En fin: los aficionados a los videojuegos podrían hablarnos mucho de estos personajes. Así pues: el dragón da miedo, hipnotiza, envuelve con su fuego y destruye.

Pero el autor de este escrito, con este género literario difícil para nosotros, NO está hablando de figuras mitológicas o fantásticas, sino de enemigos muy concretos y reales para la comunidad cristiana, para la sociedad, y para las personas. Dragones que pueden destruir la fe, la convivencia comunitaria, la dignidad humana... e incluso la propia vida. Para identificarlos bastaría con acudir a las circunstancias concretas históricas en las que redacta este texto, y sabremos que se refiere sobre todo al Imperio Romano que ha comenzado a perseguir a las comunidades cristianas. Por otro lado, las Cartas de Pablo describen otros «dragones» que viven al acecho dentro de sus comunidades, y que amenazan con apagar el mensaje y la presencia viva de Cristo. Y por fin, cada cual podría poner nombre a sus propios dragones personales.

La mujer del Apocalipsis está representando, en primer lugar, a la comunidad cristiana fiel, a la Iglesia LUCHANDO contra ese Dragón. Muchos escritos anteriores de la Escritura ya habían usado este símbolo de «la Mujer» para referirse/representar al Pueblo de Israel, la Hija de Sión. Y puede simbolizar también a cada creyente. Es decir: aquí estás tú, aquí está la Iglesia, aquí está tu Comunidad Cristiana, con Dios entre tus manos, queriendo que reine en tu vida y en nuestro mundo, pero... hay quienes se empeñan en arrebatárnoslo. Bastante tiempo después, esta mujer será identificada con la Virgen María... pero en cuanto «Madre de la Iglesia», del Nuevo Pueblo de Dios. Precisamente es el título preferido por el Concilio Vaticano II para referirse a ella.

El Papa Pablo VI redactó un bellísimo escrito sobre el Culto a la Virgen María, y en él encontramos:

María es "una mujer fuerte que conoció la pobreza y el sufrimiento, la huida y el exilio: situaciones todas estas que no pueden escapar a la atención de quien quiere secundar con espíritu evangélico las energías liberadoras del hombre y de la sociedad" (Marialis Cultus 37, Pablo VI).

Es decir: que María tuvo que experimentar numerosas luchas y dificultades, muy similares a las que viven muchos hombres y mujeres de hoy, y lo hizo como mujer fuerte, luchadora, peregrina de la fe... que nos marca los caminos a los creyentes de hoy. Es una referencia imprescindible para nuestra Iglesia de hoy, en tantos lugares, y de tantos modos «perseguida», en tantos hermanos sufriente y necesitada.

Para nosotros es muy conveniente poner nombre HOY a estos dragones que acechan a la Iglesia y su misión, a la sociedad y a nuestra fe y entrega personales. Según nuestro relato tienen mucho poder (las 7 cabezas y los 10 cuernos es lo que significan en este género literario) y capacidad y recursos para hacernos mucho daño. Por ejemplo:

 Pueden ser las autoridades de la comunidad cristiana o de la sociedad civil, cuando no están a la altura, no cumplen con sus responsabilidades como pastores o líderes, y escandalizan, se corrompen, ocultan la verdad, «compran» a los que han de difundir u ocultar sus vergüenza, o usan su poder para el propio beneficio

 Puede ser ese ritmo de vida vertiginoso que no nos deja espacio para el cuidado de la vida interior, la reflexión, el silencio, la lectura, la revisión de vida, el diálogo calmado...

 La falta de conciencia y de esfuerzo por parte de todos para frenar la destrucción del planeta, el cambio climático, y que favorece enormemente la difusión de todo tipo de enfermedades

 El descuido y el descarte de los más débiles de nuestra sociedad... Parece que no nos importa gran cosa (no veo yo mucha «reacción») que se nos estén estropeando millones de vacunas en la Países ricos... cuando en tantos otros apenas han podido empezar a usarlas...

 Una crisis económica en la que no pocos practican el «sálvese quien pueda», mientras se multiplica el hambre, el paro, las diferencias entre ricos y pobres...

 No pretendo ser exhaustivo... Cada cual puede matizar y completar la lista.

El Evangelio, por su lado, nos ha presentado a María en clave política y de compromiso social. Reza y canta a Dios porque

dispersa a los soberbios de corazón

derriba de sus tronos (o poltronas) a los poderosos

a los ricos los echa de su lado, dejándolos sin nada

y se pone de parte de los humildes y hambrientos...

Es la Mujer que forma parte de los que quieren cambiar la sociedad desde Dios y con Dios, de los que no están de acuerdo con este modelo social que desde hace mucho tiempo hace aguas. Y se pone de parte de esas minorías tan numerosas y tan absolutamente ignoradas. Y se aparta de todos los que sólo van a lo suyo, y a preocuparse de los suyos: Los poderosos, los soberbios de corazón, los ricos... Porque así es y actúa «Dios mi Salvador». Es la mujer del cambio, de la revolución, la que quiere globalizar la justicia, los derechos humanos, la riqueza, la paz, el alimento, el trabajo digno para todos... La mujer que, según recibe la visita del Ángel, SALE, se pone en camino, se mueve.

No estamos acostumbrados a este rostro de María. Pero es esta Mujer, la que ha hecho vida la Palabra de la Escritura, la que ha sido elevada (Asunción) por Dios a la gloria. En esta fiesta, Dios nos pone en clave de lucha contra los Dragones exteriores e interiores, contra esa sociedad sin Dios-Padre-Madre, que no reconoce en cada hombre a un hermano. Nos sacude para que nuestra fe sea agente de cambio, más comunitaria, más cercana a los que están peor, y mucho menos preocupada y encerrada en sí misma. Pero también es un chorro de ESPERANZA, ¡tan necesario con la que está cayendo!: La esperanza de que la victoria final (el cielo) da sentido a nuestra lucha en la tierra. La primera lectura nos ha avisado de que necesitaremos refugiarnos en el silencio y el desierto, para hacernos más fuertes, para alimentarnos del Pan y la Palabra, para orar, para revisarnos, para estar más en comunión con Dios...

Hoy desde el cielo, Dios y la Mujer María nos invitan a mirar con otros ojos a la tierra, a la sociedad, a la Iglesia/Comunidad y a nosotros mismos de manera más comprometida, más valiente, más vital, más esperanzada... para que se haga la voluntad del Padre así en la tierra como en el cielo. Así en la Iglesia como en la Mujer Vestida de Sol.

Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

viernes, 13 de agosto de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 19,13-15

Evangelio según San Mateo 19,13-15

Le trajeron entonces a unos niños para que les impusiera las manos y orara sobre ellos. Los discípulos los reprendieron,

pero Jesús les dijo: "Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a mí, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos".

Y después de haberles impuesto las manos, se fue de allí.


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos y amigas,

Hoy miramos culturalmente a los niños con ternura. ¡Son tan indefensos, tan débiles! Y pensamos que lo que Jesús nos quiso decir fue que hay que protegerlos y cuidarlos. Nos sentimos tranquilos. Eso ya lo sabemos y lo hacemos.

Pero, en realidad, Lo que Jesús nos dice es más serio. Los niños, en aquella época, eran considerados simplemente como no personas. Carecían de cualquier derecho social hasta que llegaban a la mayoría de edad.

Como otros grupos en aquella sociedad estaban marginados. De ellos es el Reino de Dios, y de gente como ellos, es decir, de tos marginados, de los que son considerados como nada.

Para entrar en el Reino hay que hacerse como aquellos niños. De algún modo hay que marginarse de esta sociedad, salirse de sus carriles. No podemos jugar a dos barajas.

El que sigue a Jesús tiene que dejar este estilo de mundo. Hay que hacerse como los margina- dos, para allá. desde los márgenes y las fronteras, aprender otra forma de ser personas, un nuevo litise de vida más acorde con el Reino.

CR

fuente del comentario  CIUDAD REDONDA

jueves, 12 de agosto de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 19,3-12

 

Evangelio según San Mateo 19,3-12
Se acercaron a él algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?".

El respondió: "¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, los hizo varón y mujer;

y que dijo: Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne?

De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido".

Le replicaron: "Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de divorcio cuando uno se separa?".

El les dijo: "Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del corazón de ustedes, pero al principio no era así.

Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio".

Los discípulos le dijeron: "Si esta es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse".

Y él les respondió: "No todos entienden este lenguaje, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido.

En efecto, algunos no se casan, porque nacieron impotentes del seno de su madre; otros, porque fueron castrados por los hombres; y hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos. ¡El que pueda entender, que entienda!".


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos y amigas,

El proyecto de Dios era bello: en el Paraíso, el amor haría encontrarse en plenitud al hombre y a la mujer. Ese amor era, debería ser, un reflejo del mismo amor de Dios. Pero ese proyecto quedó destrozado por el pecado. Ahora vivimos en un esfuerzo continuo y dificil por reconstruir aquel sueño. Por eso cada pareja que se casa nos permite ilusionarnos de nuevo y soñar que el amor es posible. Y cada fracaso de una pareja en su amor se convierte en una pesadilla. No se trata sólo de su fracaso como personas. Su fracaso es nuestro fracaso. Su dolor es nuestro dolor.

Una vez más el sueño de Dios se ha visto frustrado. Pero la voz de Jesús nos sigue invitando a soñar, a ilusionarnos, a volver a intentarlo, aunque el fracaso esté delante de nosotros como una posibilidad, Por que el amor entre el hombre y la mujer será siempre uno de los signos más bellos del amor con el que Dios nos ama.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA