viernes, 9 de junio de 2023

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 12,35-37

 

Evangelio según San Marcos 12,35-37
Jesús se puso a enseñar en el Templo y preguntaba: "¿Cómo pueden decir los escribas que el Mesías es hijo de David?

El mismo David ha dicho, movido por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies.

Si el mismo David lo llama 'Señor', ¿Cómo puede ser hijo suyo?". La multitud escuchaba a Jesús con agrado.


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos:

Seguro que a muchos predicadores les ha pasado, preparar una homilía, una charla, una catequesis, con todo el cariño del mundo, y después la gente se aburre, se levantan, sacan el móvil o dan golpecitos al reloj, para ver si se ha parado. El único consuelo que yo tengo es que hasta a san Pablo se le durmió un oyente en el alféizar y se cayó por la ventana.

Con Jesús todo era diferente. Hablaba de cosas cercanas a la gente y que les llegaban. Y hasta disfrutaban oyéndole. Todo era dicho con amor, y hablaba, sobre todo, del Amor. De Dios, su Padre, y del Espíritu Santo.

Eso nos falta a nosotros muchas veces, que disfrute la gente escuchándonos. Porque no transmitimos el mensaje como deberíamos. Porque no hablamos de lo que deberíamos. Quizá por repetir las cosas, por no tener tiempo para prepararnos las prédicas o por pensar que el Espíritu nos indicará lo que debemos decir.

Sería bueno repensar de qué modo transmitimos el mensaje, el hermoso mensaje de Jesús. Esto va no solo para los sacerdotes; también para todos los que se consideran creyentes. Porque somos el reflejo de Dios, porque somos la voz de Dios, porque según vivamos y hablemos, la gente verá al verdadero Jesús o una imagen distorsionada.

 CR


fuente del comentario CIUDAD REDONDA

jueves, 8 de junio de 2023

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 12,28-34

 

Evangelio según San Marcos 12,28-34
Un escriba que los oyó discutir, al ver que les había respondido bien, se acercó y le preguntó: "¿Cuál es el primero de los mandamientos?".

Jesús respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor;

y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas.

El segundo es: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos".

El escriba le dijo: "Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él,

y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios".

Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: "Tú no estás lejos del Reino de Dios". Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos hermanos:

Continuamos con la lectura del libro Tobías y hoy la palabra clave es la confianza. Tobias toma por esposa a Sara, él es el familiar más cercano y tiene esa obligación según la ley, a pesar de la maldición que parece que pesaba sobre Sara, Tobías confía en el mensajero que Dios le mando y logran vencer la maldición. Al final los dos esposos elevan un canto al Dios de la Vida.

El evangelio nos muestraen el dialogo entre el escriba y Jesús, que la ley del amor a Dios y al prójimo está en la raíz de la ley del pueblo de Israel y la Alianza. Quien es capaz de reconocer esta unidad no está lejos del Reino de Dios, como le dice Jesús al escriba. Este es el centro de la predicación de Jesús, y lo expresa existencialmente a los largo de todo su ministerio público, pero de manera especial y única a través de su entrega en la cruz.

El Domingo celebrabamos la fiesta del Corpus Christi, la entrega de Jesucristo expresada en el memorial de la eucaristía, pero también que esa entrega es entrega concreta a todos la humanidad, especialmente a los más pobres y sufrientes. El amor a Dios es inseparable del amor al prójimo, los dos son la misma cosa, porque el amor cristiano no tiene límites, no tiene barreras, se extiende más allá de toda razonabilidad humana, y llega incluso a los enemigos.

Esta radicalidad solo es posible si confiamos, como Tobías y Sara, en el mensajero que nos invita en entregarnos, a darnos radicalmente, sin guardarnos nada para nosotros, sin miedos, confiando en la Palabra de Jesús que nos dice "quien pierda si vida por mi y por evangelio, ese la salvará". Somos en la medida en que nos damos sin reservas al prójimo como respuesta al Dios Padre que nos ama.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

miércoles, 7 de junio de 2023

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 12,18-27

 


Evangelio según San Marcos 12,18-27
Se le acercaron unos saduceos, que son los que niegan la resurrección, y le propusieron este caso:

"Maestro, Moisés nos ha ordenado lo siguiente: 'Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda'.

Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos.

El segundo se casó con la viuda y también murió sin tener hijos; lo mismo ocurrió con el tercero;

y así ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos ellos, murió la mujer.

Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?".

Jesús les dijo: "¿No será que ustedes están equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios?

Cuando resuciten los muertos, ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que serán como ángeles en el cielo.

Y con respecto a la resurrección de los muertos, ¿no han leído en el Libro de Moisés, en el pasaje de la zarza, lo que Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?

El no es un Dios de muertos, sino de vivientes. Ustedes están en un grave error".


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos:

La primera lectura continua con la historia de Tobít, que después de su ceguera y una discusión con su mujer no aguanta más y pide a Dios la muerte para que pase la prueba a la que se ve sometido sin cuestionar la razones que Dios tiene para el castigo. El asume su culpa como parte que es de ese pueblo pecador e ingrato. Cuántas veces ante las degracias que no trae la vida tenemos la misma actitud. Dios siempre nos invita a la esperanza, a no aceptar pasivamente la desgracia lamiendonos nuestras heridas, sino a buscar sentido y a confiar en Él. Nuestra vida está en sus manos, en la manos de Abbá.

De un cielo a la medida de nuestros intereses a un cielo sorprendente. Así titularía las palabras que Jesús nos dirige hoy. En cualquier caso, la sustancia está en la imagen de Dios que Jesús nos revela: "No es Dios de muertos, sino de vivos". Más aún, Jesús nos habla de la realidad que seguirá a la resurrección. Todo será nuevo.

No es fácil hablar de esto. Sentimos un gran pudor y, en muchos casos, una gran desconfianza. ¿Qué queremos decir con la palabra "cielo" o con el término "resucitar"? Cualquier explicación se nos antoja pobre y, sin embargo, no podemos mutilar este anuncio del evangelio de Jesús. El futuro es la experiencia plena del Dios de la vida. Sólo hay Dios donde hay vida.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

lunes, 5 de junio de 2023

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 12,1-12

 

Evangelio según San Marcos 12,1-12
Jesús se puso a hablarles en parábolas: "Un hombre plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero.

A su debido tiempo, envió a un servidor para percibir de los viñadores la parte de los frutos que le correspondía.

Pero ellos lo tomaron, lo golpearon y lo echaron con las manos vacías.

De nuevo les envió a otro servidor, y a este también lo maltrataron y lo llenaron de ultrajes.

Envió a un tercero, y a este lo mataron. Y también golpearon o mataron a muchos otros.

Todavía le quedaba alguien, su hijo, a quien quería mucho, y lo mandó en último término, pensando: 'Respetarán a mi hijo'.

Pero los viñadores se dijeron: 'Este es el heredero: vamos a matarlo y la herencia será nuestra'.

Y apoderándose de él, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña.

¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, acabará con los viñadores y entregará la viña a otros.

¿No han leído este pasaje de la Escritura: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular:

esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?".

Entonces buscaban la manera de detener a Jesús, porque comprendían que esta parábola la había dicho por ellos, pero tenían miedo de la multitud. Y dejándolo, se fueron.


 

RESONAR DE LA PALABRA

Queridos hermanos:

Hoy comenzamos la lectura del libro de Tobías. Se trata de una obrita escrita a finales del siglo III antes de Cristo; primero en hebreo o arameo y después en griego. Su propósito parece claro: ofrecer un modelo de identidad a los judíos que vivían en la diáspora durante la época helenística. Este modelo acentúa el amor a la ley y al Dios protector, la necesidad de una familia unida, el recuerdo de Jerusalén como centro de unidad de todos los judíos.

El libro de Tobías es la historia de una familia. Sus protagonistas son el anciano Tobit, su hijo Tobías, la joven Sara y el ángel Rafael. El libro está dividido en tres partes. La primera presenta a los personajes y sus situaciones especiales: la ceguera de Tobit y la maldición que pesa sobre Sara. La segunda describe el viaje de Tobías, acompañado por Rafael, y la boda de Tobías con Sara. La tercera parte narra el regreso, el reencuentro y la curación de Tobit.

A lo largo de los próximos días nos iremos acercando a esta historia sapiencial. Pero es bueno que desde el principio descubramos las tres claves teológicas más importantes: el valor de la familia y del matrimonio, la providencia de Dios expresada en sus ángeles y la ética de las buenas obras.

En el texto de hoy se describe una de las obras de misericordia practicada por Tobías con riesgo de su vida: enterrar los cadáveres abandonados de sus hermanos judíos. No es fácil entender esta acción en nuestra sociedad occidental. Nuestros conceptos acerca del cuerpo y de la muerte distan mucho de los conceptos del judaísmo. Sin embargo, hay un valor de fondo que sigue vivo: somos los guardianes de nuestros hermanos. Enterrar un cuerpo es "hacerse cargo" de alguien, no dejarlo expuesto a los perros y a las aves rapaces.

La parábola del evangelio de Marcos es la respuesta de Jesús a las preguntas insidiosas de los "sumos sacerdotes, letrados y senadores". En lenguaje cifrado, Jesús habla de su origen (el "hijo querido") y de su final ("lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña"). Y también de las actitudes de quienes lo conocen. Me gusta la frase redaccional de Marcos: "Veían que la parábola iba por ellos". ¿En qué sentido la parábola va hoy por mí, por ti?

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

domingo, 4 de junio de 2023

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 3,16-18

 

Evangelio según San Juan 3,16-18
Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.

Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»

El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.


RESONAR DE LA PALABRA


VIVIR LA TRINIDAD
PARA PODER ENTENDERLA

Ponerme a escribir algo sobre la Trinidad no me resulta nada sencillo. Enseguida empiezan a rondarme por la cabeza frases como «Tres Personas distintas y un solo Dios verdadero», que si «de la misma naturaleza y dignidad sin que se confundan entre sí», etc... No me sería tan difícil redactar unos párrafos con conceptos muy elevados... pero la mayoría no entendería nada, o ni siquiera seguiría leyéndolos.
En fiestas como la de hoy, pienso a menudo que los hermanos que acuden a la celebración litúrgica se sientan ahí, en el banco, a ver lo que les cuenta el cura... sin haberse planteado antes una pregunta personal: ¿Qué significa para mí eso de «creo en un solo Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo»?
Nuestras liturgias están llena de referencias trinitarias, a menudo escuchadas y repetidas más o menos mecánicamente. Eso de «Por Cristo, con él y en él, a ti Dios Padre omnipotente en la unidad del Espíritu Santo...», o cuando nos santiguamos o bautizamos «en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo», o proclamamos el Gloria... ¿qué queremos expresar? ¿Tienen algo que ver con nuestra vida, con nuestra experiencia de fe? Detenerse sobre estos asuntos tiene su importancia, pues nos remiten al núcleo central de la fe cristiana, justamente aquello en lo que nos distinguimos de todas las demás religiones.
Como tantas cosas importantes de la vida (la libertad, la esperanza, la amistad, el amor, la belleza, la misericordia, etc...) antes de teorizar sobre ellas es necesario haber experimentado, vivido, sentido algo. Así ocurre con respecto al Dios-Trinidad: antes de intentar comprender y madurar lo que significa, necesitamos preguntarnos cómo está presente, cómo he experimentado en mi vida al Dios Padre, al Dios Hijo, al Dios Espíritu Santo...

Como la fe la hemos recibido de otros, es una fe heredada y luego asumida, podemos aprovechar la invitación de Moisés (Dt 4, 32ss): «Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos a ver qué te cuentan sobre Dios» y así remontarnos a los orígenes y esencia de nuestra fe, qué nos cuentan las Escrituras sobre Dios.

EL DIOS DEL PUEBLO

- Y lo primero que encontramos es a un Dios que habla para crear. Que tiene una Palabra creadora, ordenadora y renovadora. La fe nos dice que todas y cada una de sus palabras han sido recogidas porque tienen la capacidad de hacerme nuevo, de darme vida. Y por eso las escucho con reverencia y estremecimiento, para que me llenen de vida, de luz, de bendición. Un Dios que me habla y un Dios con el que puedo yo hablar. No es una energía, sino un Tú que dialoga.
- Es un Dios que hace al hombre a su imagen y semejanza, poniendo todo lo creado a su disposición y cuidado. Por eso nuestra fe nos llama a vivir descubriendo detrás de cada ser humano un espejo de Dios (a veces un poco o un mucho empañado, pero espejo en definitiva). Me dice que puedo mirar el mundo y la creación como un regalo exquisito para mí, que es mío y lo debo cuidar. Así que no estoy en el mundo por casualidad, sino porque un Dios ha querido que yo exista y me ha encargado una tarea que yo intento descubrir y llevar a la práctica. Nuestra vida tiene sentido.
- Es un Dios que busca al hombre, que me busca, que quiere encontrarse conmigo y nos sale al paso de manera especial cuando andamos perdidos en los muchos «Egiptos» de la vida. Un Dios que tiene un oído especial para percibir el sufrimiento y la falta de libertad de los hombres y se empeña en liberarlos (Moisés y la zarza). Por eso el sufrimiento, la injusticia y la falta de libertad son siempre tareas nuestras. A este Dios le gusta «hacer salir», «quitar cargas», desenmascarar y ridiculizar faraones y manipuladores de todo tipo, y conducirnos siempre hacia la tierra de la libertad. Que tiene preferencia por el pobre, el huérfano, la viuda y el emigrante, y protesta contra quienes les dañan, manipulan o desprecian.
- Es un Dios presente en la historia de un pueblo y le habla y le ayuda a interpretar cada uno de los acontecimientos que le van sucediendo. También yo puedo descubrir su presencia cuando me bloqueo con ese Mar Rojo que me parece mi fin, y él me ayuda a atravesarlo. Cuando recibo cada día el pan y el agua que me ayudan a caminar por mis desiertos, pero también me descubre que no sólo a base de pan llegaré a ser la persona que puedo y debo ser. Que me invita a subir al Monte para encontrase conmigo y hablarme al corazón. Que va situando en mi camino a muchos «Moisés» y «profetas» que me orientan y animan para no perderme, ni caer en las garras de tantos dioses falsos que quieren confundirme y apresarme. En los acontecimientos y encrucijadas nos está haciendo llamadas, señales, guiños que podemos ir descubriendo con ayuda (el Espíritu).

- Es un Dios empeñado en construir un pueblo universal, fraterno, justo. Todo lo que suene a «construir comunidad» y ponerse al servicio de los hermanos viene de Él. Y siempre está al lado porque para eso se llama «Yahveh»: el Dios que está y me acompaña, me protege, me guía...

EL DIOS QUE SE HACE PUEBLO

- Jesús es ya una locura de amor del Dios Padre: «Tanto amó Dios al mundo...». Fue el modo elegido por Dios para experimentar en «carne» propia todas nuestras cosas. Jesús es sobre todo una invitación a ser una persona que merezca la pena. Hemos sido creador para ser felices, y así nos lo explica con las Bienaventuranzas, parábolas, milagros, etc. Él mismo luchó a brazo partido contra el Mal bajo todas sus formas. Podemos deducir entonces: ¡Cuánto tiene que valer el hombre, cuánto tengo que valer yo, para que todo un Dios descienda de su cielo y se haga en todo como nosotros (menos en el pecado)! ¡Que se deje rechazar, despreciar y matar! Y a pesar de todo, nos pone la resurrección, la plenitud, la eternidad a nuestro alcance, como un regalo para quien quiera recibirlo.
- Cuando yo creo que el sentido de mi vida es vivir y ser como Jesús, y creo lo que Jesús me ha enseñado: que puedo llegar a ser perfecto como el Padre celestial. Cuando yo sé que el amor a los demás hasta entregar la vida por ellos merece la pena y tiene sentido... ¡Estoy creyendo en Jesús! Cuando oro no con muchas palabras como lo paganos, sino que dejo que Jesús me enseñe a orar para sentirme profundamente hijo amado por el Padre y para buscar su voluntad en todas las cosas, me voy haciendo profundamente humano... y estoy siendo un pequeño dios en la tierra. Estoy creyendo en el Hijo.

UN DIOS QUE HABITA EN EL PUEBLO

- Si cada vez que participo, por ejemplo, en una Eucaristía, experimento que eso no es un «recuerdo» de algo pasado, sino un acontecimiento actual del que yo soy protagonista... es que el Espíritu anda por medio.
- Si al escuchar en silencio lo más profundo de mí mismo, siento un eco que grita «Abba, Padre» y me hace descubrirme como Hijo... es que el Espíritu anda por ahí dentro. Sí: Dios dentro.
- Si me considero propiedad personal de Dios, y vivo consagrado a Él, dejando que ese Dios se exprese por medio de mis palabras, mis miradas, mis manos y mis pies, si dejo que mi corazón lata al ritmo del Amor... es que tengo experiencia del Espíritu.
- Si siento la urgencia de contar a otros lo que Dios ha hecho conmigo, si busco hacer nuevos discípulos, si he descubierto que tengo una tarea evangelizadora para hacer cada día... es que creo en el Espíritu de Dios.
- Si siento una fuerte llamada a ir cambiando mi vida, a no cansarme de luchar para crecer, a desterrar el pecado que se me agarra en el alma, si siento que 70 veces 7 Dios me perdona, me hace hombre nuevo, me dice «vete en paz»... es que sé quién es el Espíritu Santo.

Tenemos un Dios tan rico que va delante, está al lado, en medio y dentro de nosotros. En el somos, nos movemos y existimos, de Él venimos y hacia Él vamos. Quien ha experimentado en su vida algunas de estas cosas quizá no sepa explicar el Misterio de la Trinidad, pero lo estará viviendo, que en definitiva es lo más importante.

Me ha salido hoy una reflexión que merece ser repasada y orada unas cuantas veces... El Espíritu se encargará de abrirme caminos para madurar y amar más.


Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

viernes, 2 de junio de 2023

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 11,11-26

 

Evangelio según San Marcos 11,11-26
Jesús llegó a Jerusalén y fue al Templo; y después de observarlo todo, como ya era tarde, salió con los Doce hacia Betania.

Al día siguiente, cuando salieron de Betania, Jesús sintió hambre.

Al divisar de lejos una higuera cubierta de hojas, se acercó para ver si encontraba algún fruto, pero no había más que hojas; porque no era la época de los higos.

Dirigiéndose a la higuera, le dijo: "Que nadie más coma de tus frutos". Y sus discípulos lo oyeron.

Cuando llegaron a Jerusalén, Jesús entró en el Templo y comenzó a echar a los que vendían y compraban en él. Derribó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas,

y prohibió que transportaran cargas por el Templo.

Y les enseñaba: "¿Acaso no está escrito: Mi Casa será llamada Casa de oración para todas las naciones? Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones".

Cuando se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas, buscaban la forma de matarlo, porque le tenían miedo, ya que todo el pueblo estaba maravillado de su enseñanza.

Al caer la tarde, Jesús y sus discípulos salieron de la ciudad.

A la mañana siguiente, al pasar otra vez, vieron que la higuera se había secado de raíz.

Pedro, acordándose, dijo a Jesús: "Maestro, la higuera que has maldecido se ha secado".

Jesús le respondió: "Tengan fe en Dios.

Porque yo les aseguro que si alguien dice a esta montaña: 'Retírate de ahí y arrójate al mar', sin vacilar en su interior, sino creyendo que sucederá lo que dice, lo conseguirá.

Por eso les digo: Cuando pidan algo en la oración, crean que ya lo tienen y lo conseguirán.

Y cuando ustedes se pongan de pie para orar, si tienen algo en contra de alguien, perdónenlo, y el Padre que está en el cielo les perdonará también sus faltas".

Pero si no perdonan, tampoco el Padre que está en el cielo los perdonará a ustedes.


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos amigos y amigas:

Marcos presenta dos signos para expresar la sequedad y la esterilidad de la religiosidad del pueblo de Israel; signos que expresan la infidelidad del pueblo elegido a la Alianza con su Dios. Estos signos son: -la higuera que no tenía frutos cuando Jesús “sintió hambre” y fue a buscar en ella higos para comer; -la expulsión de los vendedores del templo, que expresa la destrucción de los ritos vacíos y materialistas del culto judío. Ambos signos ponen de relieve la falta de fe y verdadera religiosidad. Ya los Profetas habían denunciado el culto ”vacío” y estéril cuando decían “este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mí”. Y Jesús incluso “maldice” la higuera para expresar la sequedad y esterilidad radical de este pueblo elegido para llevar adelante los planes de Dios.

San Juan dice: “quien dice que ama a Dios y no cumple sus mandamientos es un mentiroso”; Santiago “la fe sin obras está muerta”, y “la religión verdadera a los ojos de Dios es ayudar a las viudas y los huérfanos”. Mateo “por su obras los conoceréis; un árbol bueno no da frutos malos”. No sirve una religión de solos rezos, de devociones, de asociaciones religiosas, de movimientos apostólicos… si no contribuyen a solucionar los problemas de los pobres y marginados. No basta tampoco dar pan al hambriento, bebida al sediento y vestido al desnudo, sino trabajamos por la dignificación de estas personas. Como dice el slogan “no dar solo el pescado, sino enseñar a pescar”. No es suficiente una caridad asistencial, si no va acompañada de una caridad promocional y de desarrollo. La verdadera caridad es la que ayuda a las personas a sentirse y ser personas y miembros activos de la sociedad.

Jesús curaba, sanaba, perdonaba, defendía a los pobres, es decir practicó una solidaridad efectiva y eficaz, no de palabras y mero consuelo. Para Jesús recuperar la dignidad de las personas era lo prioritario y fundamental. Así es como damos verdadero fruto y ofrecemos un culto agradable a Dios, “en espíritu y verdad”.

Para no caer en la sequedad y esterilidad Marcos nos recomienda: la fe sin reservas en Dios Padre, la oración confiada y el perdón que favorece la comunidad fraterna, es decir la unión vital con Jesús (“sin mí ustedes no pueden hacer nada”) y la comunión en la comunidad cristiana (“tenían todos un solo corazón y un alma sola, y pensaban y sentían todos lo mismo”) y así “entre ellos no había necesitados porque lo compartían todo”.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

jueves, 1 de junio de 2023

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 10,46-52

 

Evangelio según San Marcos 10,46-52
Después llegaron a Jericó. Cuando Jesús salía de allí, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo -Bartimeo, un mendigo ciego- estaba sentado junto al camino.

Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: "¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!".

Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten piedad de mí!".

Jesús se detuvo y dijo: "Llámenlo". Entonces llamaron al ciego y le dijeron: "¡Animo, levántate! El te llama".

Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él.

Jesús le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?". El le respondió: "Maestro, que yo pueda ver".

Jesús le dijo: "Vete, tu fe te ha salvado". En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.


 

RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos y amigas:

Celebrando la fiesta de Jesucristo, sumo y eterno sacerdote, reconocemos en la comunidad el significado real que el mismo Jesús dio a toda su vida, modificando incluso el sentido del sacerdocio cultual del primer testamento. La primera lectura nos remite a una nueva alianza que Dios sella con su pueblo, inscrita en los corazones, que contiene como única ley, la del amor

El sacerdocio de la antigua alianza perdió su significación, por convertirse en un culto externo, incapaz de comprometer la vida del oferente y de los fieles, con el agravante que era un animal, la víctima (o chivo expiatorio), que se sacrificaba para agradar a Dios y conseguir de él favores o gracias. Tal práctica terminó degenerándose hasta que se convirtió en un espacio de manipulación religiosa y exclusión de personas. Por eso los mismos profetas arremeterán contra esta clase de culto (Am 5, 21-23)

Todo sacrificio pierde su sentido real sino queda comprometida la vida de las personas y es aquí donde Jesús es fiel reflejo de esa vida coherente y sacrificada por amor. Si algo tenemos claro es que Jesús no estaba de acuerdo con el proceder de la clase sacerdotal y se enfrentó de tal manera con esa estructura que terminaron condenándolo y crucificándolo. Perfectamente se define la vida entregada de Jesús cuando se dice: «quiso ser al mismo tiempo sacerdote, víctima y altar» (Prefacio Pascual V), manifestando no sólo la coherencia de su vida sino la comprensión que él tenía del verdadero sacrificio agradable a Dios: el amor ágape. Un amor que lo condujo a la entrega total de la vida de manera gratuita, desinteresada y en libertad

La invitación que recibimos en una fiesta como la de hoy es a reconocer el sacerdocio común que nos acompaña a todos los fieles desde nuestro bautismo y que nos invita a ser mediadores o puentes entre Dios y su pueblo. Si nos tomamos en serio lo de ser puentes que comunican y acercan, sabremos con facilidad que nuestra vida está llamada a ser una «eucaristía» viva, como el pan partido y repartido que se entrega por amor a todos.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA