lunes, 8 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 17,22-27

 

Evangelio según San Mateo 17,22-27
Mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús les dijo: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres:

lo matarán y al tercer día resucitará". Y ellos quedaron muy apenados.

Al llegar a Cafarnaún, los cobradores del impuesto del Templo se acercaron a Pedro y le preguntaron: "¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?".

"Sí, lo paga", respondió. Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: "¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?".

Y como Pedro respondió: "De los extraños", Jesús le dijo: "Eso quiere decir que los hijos están exentos.

Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti".


RESONAR DE LA PALABRA

Muerte e impuestos

"La muerte y los impuestos son las dos únicas certezas de la vida", decimos. Pues bien, Jesús menciona ambas en el evangelio de hoy. El modo práctico en que Jesús menciona su muerte debe hacernos reflexionar. Jesús puede hablar así porque sabe que su muerte a manos de sus enemigos forma parte del gran designio de Dios, y se siente a gusto con él. Le libera para vivir su vida con tal plenitud que también se siente a gusto viviendo la vida de un ciudadano terrenal con sus "exigentes" demandas. Ernest Becker, en su brillante libro Denial of Death (La negación de la muerte), sostiene que toda empresa del ser humano es un esfuerzo por negar la muerte. Mientras que esta negación nos ha proporcionado grandes avances en la ciencia y la tecnología, ¡cuánto más grandes serían nuestros logros, especialmente al servicio de la solidaridad humana, si pudiéramos aceptar serenamente la realidad de la muerte y vivir nuestras vidas en consecuencia!

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

domingo, 7 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 12,32-48

 

Evangelio según San Lucas 12,32-48
No temas, pequeño Rebaño, porque el Padre de ustedes ha querido darles el Reino.

Vendan sus bienes y denlos como limosna. Háganse bolsas que no se desgasten y acumulen un tesoro inagotable en el cielo, donde no se acerca el ladrón ni destruye la polilla.

Porque allí donde tengan su tesoro, tendrán también su corazón.

Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas.

Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta.

¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlo.

¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así!"

Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa.

Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada".

Pedro preguntó entonces: "Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?".

El Señor le dijo: "¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno?

¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo!

Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.

Pero si este servidor piensa: 'Mi señor tardará en llegar', y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse,

su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles.

El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo.

Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más."


RESONAR DE LA PALABRA


FE, ESPERANZA Y VALENTÍA
POR LA FE...

FE, ESPERANZA Y VALENTÍA son 3 palabras de las lecturas de hoy que quieren invitarnos a la reflexión, iluminar nuestra situación y movernos a la acción. Vamos a situarlas en nuestro contexto, en nuestra realidad, para descubrir su significado.

¤ Ser hoy creyente cristiano no está bien visto, al menos en Occidente, y en particular en España. No es moderno, ya no se lleva. Es para gente con poca cultura o formación, para gente «mayor».

Hay toda una corriente social que va barriendo poco a poco las tradiciones, símbolos, manifestaciones y costumbres religiosas. Las va dejando en puro folklore (procesiones, ritos, costumbres, fiestas populares... para las que no hace falta en absoluto la fe. Y si no, nos invitan a guardar nuestras creencias en el ámbito de lo privado: cada cual que crea lo que le parezca, pero que no moleste, que no se le note, y que no interfiera en las decisiones de la vida, sobre todo social, política o económica.

¤ Hay una evidente dificultad: cómo transmitir la fe a las nuevas generaciones. No es necesario echar manos de datos y encuentras: cualquiera puede darse cuenta de cómo los templos y celebraciones se vacían. Muchos padres, y todavía más muchos abuelos, se inquietan al ver que los más jóvenes de casa no quieren ir a misa, no rezan, no se casan por la Iglesia ni bautizan a sus hijos... Ya no se bendice la mesa, prefieren no acudir al cementerio, no se apuntan a las clases de religión o las catequesis...
Y esto ocurre a la vez que otros pueblos, otras culturas y otras religiones nos muestran una fuerza y entusiasmo religioso, contrastando fuertemente con los que vivimos nosotros por estas tierras.

¤ No pocos de los que se consideran creyentes se desaniman ante las muchas dificultades para ser consecuentes con su fe: cuesta comprometerse y ser fiel a los compromisos. Se ve el Evangelio como un asunto imposible, impracticable en nuestra sociedad tan adelantada. Resulta difícil, aburrido, cansado, extraño hacer un camino de oración personal. No se sienten identificados con ciertas afirmaciones de las autoridades eclesiales, y bastantes no sabrían decir qué les aporta la fe, en qué se diferencian de los no-creyentes; incluso no están muy seguros de si cambiaría realmente algo en sus vidas si prescindieran por fin de Dios.

¤ Un rasgo muy significativo de hoy es el el individualismo en la vivencia de la fe. No necesitamos de otros para profundizar, contrastar, madurar o crecer en la fe. Cada uno se apaña como puede y se hace su «fe a la carta». Nos cuesta hablar y compartir nuestras experiencia de Dios, nuestras inquietudes religiosas, nuestra oración, las motivaciones profundas de nuestras decisiones, nuestras dudas y búsquedas... cuando resulta que la fe cristiana es esencialmente comunitaria.

¤ Definir entre nosotros qué es la fe o en qué consiste ser cristiano... se vuelve tarea bien complicada. Y por lo tanto, también es complicado ponerse de acuerdo en lo que habría que hacer transmitirla.... e incluso para mantener la propia, tan zarandeada por mil vientos.

No podemos caer en el catastrofismo, el pesimismo, la pura lamentación, la tristeza, ni que nos envuelva el desánimo. Ni caer en añoranzas de un pasado que no existe ni va a volver. Ni simplificar las cosas o dedicarnos a buscar «culpables».

Aunque el tema es complejo, ¿qué nos aportaría la Palabra de Dios que hoy hemos escuchado?

• Primero, que el camino de la fe es difícil, arriesgado y supone renuncias, esfuerzo y búsqueda continúa, como todo lo que merece la pena en esta vida. Es, por tanto, exigente, y no podemos andar con «rebajas».
Pero nosotros ¡ESPERAMOS!, no nos conformamos con las cosas como son. Tenemos ESPERANZA y esperamos "mejorar-nos". No nos quedamos dormidos dejando pasar las horas, los días y los años. Nos ponemos a la tarea cada día, VIGILANTES. Al que mucho recibe, más se le exigirá. Y aquel que sabe lo que Dios quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra, recibirá muchos azotes. Es una manera de hablar lo de los azotes, pero es un toque de atención: Tenemos una RESPONSABILIDAD de la que nos pedirán cuentas a todos. Y hemos recibido mucho: la fe, el Reino...

• Segundo: mirando a los grandes creyentes (segunda lectura de hoy), creer -tener fe- significa buscar y HACER lo que Dios quiere de mí. Él tiene para mí un proyecto que implica ponerse en camino, buscar lo nuevo dejando atrás la comodidad, las seguridades y proyectos, lo ya conseguido y conocido, y lo que realmente no me da plenitud. Significa vivir la vida con Dios. Como Abraham, Sara, Moisés, Jacob... Y sin miedos, porque Dios está con nosotros y es fiel a sus promesas.

 • Tercero: Ser solidarios en los peligros y en los bienes (primera lectura). El individualismo que tanto daño hace en la sociedad actual, también daña gravemente la fe. Por eso, nuestra opción ha de ser compartir lo que tenemos y lo que nos pasa, y hacer nuestro lo de los otros. Y especialmente, vivir pendientes de los que están peor; luchar por una ciudad nueva, justa fraterna. Tener un tesoro en el cielo, y no en el Banco o en propiedades y bienes.

Es oportuno que hoy nos planteemos la pregunta de Pedro: Señor, ¿has dicho estas palabras por nosotros? Pues claro: ¡no pensemos que el Evangelio es para otros, o solo una parte es para mí...! Su mensaje es para pocos: Jesús llama a los suyos «pequeño» rebaño. Pequeño.

No importa la edad que uno tenga: Abraham y Sara nos lo podrían explicar muy bien. No eran precisamente jóvenes cuando Dios les hizo «salir». O Samuel, que era un niño cuando Dios le salió al paso. El Evangelio es para los (¿pocos?) que esperan algo mejor, y procuran estar atentos a la «repentina», discreta e inesperada presencia del Señor en nuestra vida cotidiana, para poder reconocerla y acogerla.

Que podamos escuchar algún día de labios del Señor:: «Dichosos vosotros... sentaos a la mesa, que yo mismo os iré sirviendo». Sorprendente y fantástica promesa para los que vivan «en vela» y sueñen y trabajen por un mundo mejor.

Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

sábado, 6 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 9,28b-36

 


Evangelio según San Lucas 9,28b-36
Unos ocho días después de decir esto, Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña para orar.

Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante.

Y dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías,

que aparecían revestidos de gloria y hablaban de la partida de Jesús, que iba a cumplirse en Jerusalén.

Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño, pero permanecieron despiertos, y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él.

Mientras estos se alejaban, Pedro dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". El no sabía lo que decía.

Mientras hablaba, una nube los cubrió con su sombra y al entrar en ella, los discípulos se llenaron de temor.

Desde la nube se oyó entonces una voz que decía: "Este es mi Hijo, el Elegido, escúchenlo".

Y cuando se oyó la voz, Jesús estaba solo. Los discípulos callaron y durante todo ese tiempo no dijeron a nadie lo que habían visto.


RESONAR DE LA PALABRA


Tabor vs Hiroshima

Jesús se transfiguró y los discípulos se quedaron tan fascinados por la visión que Pedro quiso eternizar el momento. Pero luego, Jesús volvió pronto a su apariencia normal y bajaron de la montaña; pero creo que el impacto de la visión fue tan grande que aquellos tres discípulos no lo miraron de la misma manera que antes. Porque sabían quién era realmente. ¿No podría ser esto cierto también para nosotros? Todos los seres humanos que nos rodean, a pesar de su apariencia ordinaria, llevan la gloria oculta de Dios, la propia imagen y semejanza. ¡Ojalá pudiéramos ver en ellos y eternizarla en nuestra visión! Entonces nos quitaríamos las sandalias (cf. Ex 3,5) y caminaríamos con respeto por el suelo sagrado que compartimos con ellos. Pero cuando esta visión falla, reducimos al otro al tipo de desfiguración de Hiroshima, cuyo doloroso recuerdo observamos irónicamente en este mismo día.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

viernes, 5 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 16,24-28

 

Evangelio según San Mateo 16,24-28
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.

Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará.

¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?

Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras.

Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino".


RESONAR DE LA PALABRA

Morir a sí mismo

¿Alguna vez has intentado "perder" algo conscientemente, por ejemplo, querer perder una cartera? Es bastante difícil, ¿verdad? Es cuando no somos conscientes de algo que podemos terminar perdiéndolo. Ahora, aplica esto a "perder la vida por Cristo". Cuánto se empeñan algunas personas en "perder" su vida por Cristo y acaban haciéndose daño a sí mismos y a los demás. Cuando Jesús nos invita a negarnos a nosotros mismos o a perder la vida por él, no está abogando por la violencia autoinfligida. He aquí un ejercicio: En este momento, si estás pensando en tu cabeza/dientes, lo más probable es que estés sufriendo un dolor de cabeza/dientes. En cambio, si tu cabeza/diente está sano, simplemente te olvidas de que tienes una cabeza/diente, ¡pero la usas bien! Lo mismo ocurre con la vida. Cuando tienes una actitud sana ante la vida, no te aferras a ella, sino que simplemente te "olvidas" de tu vida y la dejas caer, para fines mayores. Hay un "olvido de sí mismo" cuando relativizas tu propia vida y te preocupas por la de los demás, una verdadera muerte que dejamos entrar sin violencia.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

miércoles, 3 de agosto de 2022

RESONAR DE L PALABRA - Evangelio según San Mateo 15,21-28

 

Evangelio según San Mateo 15,21-28
Jesús partió de allí y se retiró al país de Tiro y de Sidón.

Entonces una mujer cananea, que procedía de esa región, comenzó a gritar: "¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio".

Pero él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: "Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos".

Jesús respondió: "Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel".

Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: "¡Señor, socórreme!".

Jesús le dijo: "No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros".

Ella respondió: "¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!".

Entonces Jesús le dijo: "Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!". Y en ese momento su hija quedó curada.


RESONAR DE L PALABRA

Una fe que mueve a Dios

En el evangelio de hoy, tenemos el sorprendente acontecimiento de una mujer cananea que convierte a Jesús. Algunos dirían que Jesús, siendo Dios omnisciente y omnipotente, estaba probando la fe de la mujer. Pues bien, yo no estoy muy seguro. ¿Y si Jesús, en su humanidad total y en ese momento de su ministerio, se inclinaba a pensar que los judíos merecían su atención principal antes que los demás? Pero estaba tan abierto a la Verdad de su Padre y era tan consciente de los movimientos dentro de los corazones humanos que se sorprendió realmente por la calidad de la fe que la mujer exhibía. Y se dio cuenta al instante de que su Padre sencillamente no frenaría su Gracia ante tal fe. Su deseo, surgido de tal fe y confianza, sería una orden de Dios. Evidentemente, la fe puede mover no sólo montañas, ¡sino al propio Dios!

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

martes, 2 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 14,22-36

 

Evangelio según San Mateo 14,22-36
Después que se sació la multitud, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud.

Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo.

La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra.

A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar.

Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. "Es un fantasma", dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.

Pero Jesús les dijo: "Tranquilícense, soy yo; no teman".

Entonces Pedro le respondió: "Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua".

"Ven", le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él.

Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: "Señor, sálvame".

En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?".

En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó.

Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: "Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios".

Al llegar a la otra orilla, fueron a Genesaret.

Cuando la gente del lugar lo reconoció, difundió la noticia por los alrededores, y le llevaban a todos los enfermos,

rogándole que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron curados.


RESONAR DE LA PALABRA

El amor que impulsa

¿Fue Pedro un insensato al aventurarse en las aguas, mientras Jesús se acercaba de todos modos a la barca? ¿No eran los otros discípulos más prudentes, prácticos y sensatos? Las únicas respuestas que se me ocurren son las de San Pablo sobre la necedad de la cruz frente a la sabiduría del mundo (cf. 1 Cor 1,18; 3,19) y la santa locura del enamorado que anda por ahí buscando a la amada en el Cantar de los Cantares. A pesar de todos sus defectos, no se puede negar que Pedro amaba al Señor. Y cuando el amor cobra vida y el corazón se dirige al Amado, ¿puede el cuerpo contenerse? Una aventura así prepara a Pedro para una experiencia única con el Señor, una experiencia que se les negó a los otros discípulos debido a su enfoque de "seguridad primero". Y Pedro volvería a saltar de la barca, esta vez sin dudas ni cuidado de ahogarse, cuando el Señor resucitado viene de visita (cf. Jn 21,7).

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

lunes, 1 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 9,9-13

 

Evangelio según San Mateo 9,9-13
Jesús, al pasar, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El se levantó y lo siguió.

Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos.

Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?".

Jesús, que había oído, respondió: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos.

Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".


RESONAR DE LA PALABRA

Compromiso: ¿Parcial o total?

Humanamente hablando, al acercarse la noche, Jesús debería haber estado más ansioso que los discípulos por despedir a la multitud y descansar un poco; pero su compromiso con ellos es total. Mientras que los discípulos querían "deshacerse" de la gente, despidiéndola para ir a buscar su comida, Jesús insistió en proporcionarles alimento. Cuando los discípulos se quejaron de la falta de recursos para hacerlo, Jesús no cedió en su compromiso. Él proveería. En estos años en los que las naciones debaten sobre la conveniencia de atender a los emigrantes y la necesidad de proteger a la propia gente y la seguridad, cuando las naciones están más deseosas de construir muros que puentes, este Evangelio debe interpelarnos: El compromiso de cuidar a los hijos de Dios, sean quienes sean, no puede ser fragmentario; debe ser total, con sus retos y beneficios, alegrías y dolores. En nuestra respuesta, ¿imitaremos a los discípulos o a Jesús?

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente de comentario CIUDAD REDONDA