jueves, 22 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 13,18-23

 

Evangelio según San Mateo 13,18-23
Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador.

Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: este es el que recibió la semilla al borde del camino.

El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría,

pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe.

El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto.

Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Este produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno".


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos y amigas:

En el sur de Europa solemos creer que los países escandinavos hace décadas que se han desenganchado de las raíces cristianas y viven en una cultura completamente secularizada. Esto no es del todo verdad, aunque algunas estadísticas apunten en esta dirección. Quizá porque fueron países en los que se produjo un desenganche más temprano, son también países en los que se están dando síntomas de “otra cosa”. Santa Brígida, cuya memoria celebramos hoy, viene del Norte. Ella es patrona de Europa porque representa una manera peculiar de iluminar las vicisitudes de este pequeño continente desde su experiencia de la pasión de Cristo.

Fue una santa viajera. Desde su Suecia natal peregrinó a Compostela, a Roma y a Tierra Santa, los tres lugares de referencia religiosa en el Medioevo. Habló a las autoridades civiles y eclesiásticas. Fustigó la corrupción. Nadie, ni siquiera el Papa, se vio libre de sus admoniciones. Quizá hoy no se toleraría una santa tan “incómoda” como Brígida. Pero su unión a Jesús fue y es la garantía de su fruto abundante.

He aquí una de las oraciones que le dirigía:

¡Oh Dulce Jesús! Herid mi corazón,
a fin de que mis lágrimas de amor y penitencia
me sirvan de pan, día y noche.
Convertidme enteramente, Oh mi Señor, a Vos.
Haced que mi corazón sea Vuestra Habitación perpetua.
Y que mi conversación Os sea agradable.
Que el fin de mi vida Os sea de tal suerte loable,
que después de mi muerte pueda merecer Vuestro Paraíso;
y alabaros para siempre en el Cielo con todos Vuestros santos. Amén.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 20,1-2.11-18

 


Evangelio según San Juan 20,1-2.11-18
El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada.

Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto".

María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro

y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.

Ellos le dijeron: "Mujer, ¿por qué lloras?". María respondió: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto".

Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.

Jesús le preguntó: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?". Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo".

Jesús le dijo: "¡María!". Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: "¡Raboní!", es decir "¡Maestro!".

Jesús le dijo: "No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: 'Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes'".

María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos y amigas:

La santa de hoy, Santa María Magdalena, goza de buena prensa. La literatura, la música y el cine la han presentado como una mujer de corazón ancho, una enamorada de Jesús, testigo en primera línea de su muerte y resurrección, símbolo de buscadora y de mujer entregada hasta el final.

En el evangelio de hoy, Jesús pregunta a María de Magdala: ¿Por qué lloras? ¿A quién buscas? Son preguntas que trascienden el personaje de la mujer y se incrustan en cada uno de nosotros:

¿Por qué lloras? Jesús nos invita a tomar conciencia de nuestras pérdidas y de los sentimientos que las acompañan. ¿Qué es lo que ahora produce en nosotros tristeza y desamparo? ¿Qué formas reviste nuestra manera personal de vivir la relación con un Jesús “ausente”? ¿Qué zozobras nos causa el ambiente en el que vivimos?

¿A quién buscas? No es la primera vez que Jesús formula una pregunta como esta. Se la dirigió también a los discípulos de la primera hora al comienzo del evangelio de Juan. Es como si la revelación necesitase siempre el punto de enganche del deseo. Quien no desea no ve. Quien no busca no encuentra. Quien se detiene nunca llega. ¿Cuáles son nuestras búsquedas de hoy? ¿Qué nos mueve por dentro para seguir caminando?

Detrás de cada lágrima, hay un Jesús que las enjuga. Detrás de cada búsqueda hay un Jesús que pronuncia nuestro nombre y nos invita a vivir. La memoria de María Magdalena es la memoria de un amor posible cuando todo parece perdido.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

martes, 20 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 13,1-9

 

Evangelio según San Mateo 13,1-9
Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar.

Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa.

Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas. Les decía: "El sembrador salió a sembrar.

Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron.

Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda;

pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron.

Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron.

Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta.

¡El que tenga oídos, que oiga!".


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos amigos y amigas:

Nuestra tarea, es el ser signos de Reino, hoy sabemos que no es fácil. Nuestra sociedad secular nos cuestiona, eso lo sabemos, pero también sabemos que la alianza no se rompe, que la promesa sigue viva, y puesta la confianza en Dios, todo llega, todo se cumple.

“Cayó en tierra buena y dió grano”; cuantas veces hemos escuchado esta parábola que Mateo pone en labios de Jesús, la parábola del sembrador. Esta es una parábola que a lo largo de tres días la iglesia nos propone meditar, por eso, hoy sólo nos quedaremos con las primeras palabras del Evangelio, “Jesús salió de casa”, la misma propuesta que a Jeremías, la misma respuesta que el profeta.

El Evangelio, el mensaje del Reino es palabra viva, dinámica y eficaz, que tiene que salir al encuentro, a los caminos. Jesús salió al encuentro de los hombres y de las mujeres que vivían como ovejas sin pastor, de hombres y mujeres que saben o intuyen de una semilla que les habita pero que a veces no saben, no entienden o no pueden hacerla crecen, y ahí esta Jesús explicando como hacerla germinar.

“Acudió tanta gente que no cabían en el lugar y se quedaron de pie”, ¿cómo se dispone nuestro corazón para escuchar esas palabras de vida? ¿nos vivimos en la necesidad de salir y buscar? ¿salimos al encuentro de quien nos busca? ¿es nuestro corazón tierra fértil que acoge y recoge lo que se nos regala? ¿somos hospitalidad de la Palabra que se desparrama sin condiciones?

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

lunes, 19 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 12,46-50

 

Evangelio según San Mateo 12,46-50
Todavía estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él.

Alguien le dijo: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte".

Jesús le respondió: "¿Quién es mí madre y quiénes son mis hermanos?".

Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: "Estos son mi madre y mis hermanos.

Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre".


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos y amigas:

El texto del Evangelio de hoy debería ocupar un lugar más importante. Es una de las claves que nos permiten comprender lo que es el Reino de Dios. Es una clave que apunta a una radicalidad total. El Reino rompe con todo lo que estamos acostumbrados. Con la forma como se ha estructurado la sociedad humana desde el principio de nuestra historia. La persona humana, desde siempre, nace y se desarrolla en el marco de una serie de relaciones: las relaciones de familia, las de amistad, las culturales, las de pertenecer a la misma nación, las de hablar la misma lengua. Todas esas relaciones son las que conforman la red humana a que pertenecemos, la red que nos permite sentirnos seguros. Sin esa red nos sentimos perdidos.

Pero esa red de relaciones tiene, al lado de muchos aspectos positivos, otros negativos. El más señalado entre ellos es que marca fronteras y diferencias. Es decir, lo mismo que nos pone en relación con los cercanos (familia, amigos, gente de nuestro pueblo, lengua, religión o cultura) señala también fronteras más allá de las cuales perdemos ese sentimiento de seguridad. El encuentro con el otro, el diferente, nos asusta, nos aterroriza. Y ahí surge la violencia. Así lo que por una parte nos protege también puede ser causa de nuestra perdición.

Jesús nos invita a dar un paso adelante. La verdadera relación, lo que efectivamente nos une, no es la sangre, ni la cultura, ni la religión, ni el pasaporte. Lo que nos une de verdad es el hecho de ser hijos del mismo Padre y cumplir su voluntad. Ese hecho crea una relación que es más fuerte que todas las demás relaciones que hayamos podido crear con nuestra iniciativa e inteligencia. Jesús nos invita a romper las fronteras, a saltar los muros y a reconocer la auténtica fraternidad que hermana. ¿Qué tal si meditamos desde esta Evangelio nuestra relación, por ejemplo, con los inmigrantes?

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

domingo, 18 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 12,38-42

 


Evangelio según San Mateo 12,38-42
Entonces algunos escribas y fariseos le dijeron: "Maestro, queremos que nos hagas ver un signo".

El les respondió: "Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro que el del profeta Jonás.

Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra tres días y tres noches.

El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay alguien que es más que Jonás.

El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra esta generación y la condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien que es más que Salomón."


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos y amigas:

La Palabra es la gota fresca de cada día. Un riego “gota a gota” acaba por convertir nuestros desiertos en vergeles.

Los letrados y fariseos que aparecen en el evangelio de hoy han inventado una frase que resiste las modas: Maestro, queremos ver un milagro tuyo. Primero reconocemos que Dios ha creado este mundo como es, con sus leyes, sus agujeros, su relativa incertidumbre. Luego le pedimos a su Hijo que vaya resolviendo sus paradojas a base de hechos espectaculares.

Lo que los fariseos piden a Jesús es exactamente lo que el diablo le pide en el relato de las tentaciones: ser un mesías espectacular, deslumbrante, hacer todo aquello que es del agrado de los millones de “fans” que esperamos demostraciones palpables de su poder.

Esta tentación es de Jesús y de todos sus seguidores. La respuesta es desconcertante: (A esta generación) no se le dará más signo que el del profeta Jonás. El “signo” es un Mesías escondido durante tres días en el seno de la tierra/ballena. El signo es, una vez más, el misterio de la Pascua: dejarse “derrotar” por la muerte para hacerla estallar desde dentro.

Es llamativa también la insistencia en el hay uno que es más. Jesús es más que Jonás (profeta) y es más que Salomón (rey). Este es más señala su carácter definitivo. En él se cumple toda profecía y se realiza todo reinado. No tenemos que esperar a nadie más.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

sábado, 17 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 6,30-34

 

Evangelio según San Marcos 6,30-34
Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.

El les dijo: "Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco". Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer.

Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto.

Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.

Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.


RESONAR DE LA PALABRA

QUEDARNOS A SOLAS CON JESÚS

Hemos vivido y seguimos viviendo un tiempo muy convulso, que ha removido, cuestionado, eliminado, alterado, puesto en crisis o dejado en evidencia la fragilidad... en tantas cosas de nuestra vida: las relaciones familiares y sociales, la economía, la relación con la naturaleza, el papel de la ciencia y el de los políticos, la responsabilidad personal, la solidaridad, el sacrificio de muchos... Y también ha afectado a la vivencia y práctica de «la fe». Hemos perdido muchas vidas, la salud física y mental ha quedado perjudicada en bastantes casos, y los sentimientos de soledad, depresión, ansiedad, tristeza, desesperanza... se han multiplicado. No es necesario entrar en detalles y descripciones que todos conocemos de primera mano. Hemos andado bastante a tientas y a ciegas viviéndolo todo.

Por eso resulta tremendamente oportuna la invitación que hoy hace Jesús a los suyos de entonces y de hoy: «Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco». Quiere compartir, comentar, reflexionar y orar sobre lo que han vivido los apóstoles en su primer envío. Y a nosotros hoy darnos respiro, descansarnos, abrirnos a él, comentar juntos y buscar algún sentido a todo esto que nos está pasando.

Hay muchos modos de orar:

• Litúrgico/grupal (misas, liturgia de las horas, grupos de oración: carismáticos, Taizé, etc...)

• Rezos diversos (rosario, devociones, santos, oraciones escritas...)

• Pedir y dar gracias al final del día

• Lectura del Evangelio del día, apoyándose con algún comentario..., etc

Bastantes de ellos se han mantenido durante este tiempo «online». No a todos les ha servido o ayudado lo mismo.

En general no nos hemos esforzado mucho en la Iglesia por enseñar a orar al estilo de Jesús, orar como oraba él. Una oración que conecte la fe/evangelio con la vida de cada día, que tenga en cuenta las distintas circunstancias personales: estados de ánimo, tiempo disponible, lugar en que uno se encuentra... Lo que se ha vivido y lo que se ve llegar, lo que hemos visto en la gente, las decisiones que hay que ir tomando...

¤ En el Evangelio de hoy encontramos algunas claves para esa oración con/como Jesús. Los discípulos se reúnen él después de una intensa actividad apostólica, para contarle todo lo que han dicho y han hecho. Es que al Señor le interesa lo que han vivido, y quiere escucharles. Pero además aún les queda mucho para asimilar las enseñanzas del Maestro, y no siempre les va a acompaña el éxito en sus tareas. Es decir: que «estar con Jesús a solas» (oración) significa no sólo «contarle» sino reposar, repasar y compartir con otros lo vivido, y con Jesús profundizar, revisar, corregir, interpretar las cosas a la luz de sus enseñanzas.

¤ Por ejemplo, podríamos preguntarnos:

+ Qué, a quién y cómo tengo que agradecer algo, qué he recibido de los demás, de Dios...; de qué estoy contento/satisfecho y por qué...

+ Qué, con quién tengo que corregir algo, pedir disculpas, cambiar; qué me ha dolido o me ha dejado tocado, y cómo quiero gestionar ese dolor.

+ Qué se me ha quedado sin hacer, o está por completar, y cómo y cuándo hacerlo...

+ De qué manera las enseñanzas de Jesús aportan, iluminan, dan sentido a todo lo que estoy y estamos viviendo, qué tendría que pedirle a Jesús, ¿qué me parece que me diría el?...

¤ Pero estando con Jesús se presenta la gente, les interrumpen. Él observa a una multitud y se «compadece» de ella, es decir que se estremece profundamente, se siente conmovido, afectado por dentro por lo que percibe en los que le buscan. Podemos decir que la gente les «descentra» en el mejor sentido de la palabra. El Señor decide atenderlos porque estaban «como ovejas sin pastor». Es decir: que estando con Jesús (orando) aprendemos a mirar a la gente (no sólo a los nuestros, que también) de otra manera, comprometedora, dejándonos afectar, tocar por dentro... para intentar ofrecerles alguna respuesta. Así que la oración cuando es realmente con Jesús, y como la de Jesús nos ayuda a mirar a los demás de otro modo: con compasión o misericordia.

¤ Dice el Evangelio que: eran tantos los que iban y venían, muchos los vieron marcharse, Jesús vio una multitud. Uno piensa espontáneamente en nuestra propia Iglesia. Son «muchos» los que se han alejado de nosotros, por múltiples causas. También ha ocurrido durante la pandemia. Y son "muchos" los que todavía buscan.

Me voy haciendo cada vez más consciente de cuántos buscan a alguien que les escuche, los acompañe, les ayude a enfrentar sus problemas, a salir de sus atascos, a sentirse un poco comprendidos, estimulados, animados, sin ser juzgados, ni despachados con prisa... Y no tiene que ver mucho la edad, aunque yo los encuentro más a menudo entre los jóvenes y los mayores. Resumiendo: necesitan ser «acogidos». Es cada vez más frecuente que me digan: "¿no podemos hablar de todo esto más despacio, en otro lugar (fuera del confesonario, y desde luego no en un pasillo o en la sacristía)"? "¿Y no podríamos hablar esto juntos, mi pareja y yo con usted?". ¿Y no podría usted quedar algún día con mi hijo...?". Etcétera... Y yo procuro estar disponible, aceptar... pero no llega uno a tantos. Y otros «muchos», seguro, ni se atrevan a pedirlo. Es una tarea no sólo de los que somos pastores, pero también. Y me parece que cada vez es más necesario: ofrecerlo expresamente y pedirlo quienes lo echen en falta.

Pues aquí dejo dos tareas pendientes. Aprender y enseñar a orar/estar con Jesús, descansar en él. Y aprender a ser pastores unos de otros, acogernos y hacer que menos hermanos se nos alejen por no encontrar lo que necesitan. Que nos duela, nos afecte y cuestione su alejamiento para ofrecer humildemente alguna respuesta. O al menos que nos puedan «interrumpir» y nos inquieten (más) sus necesidades.

Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

viernes, 16 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 12,14-21

 

Evangelio según San Mateo 12,14-21
En seguida los fariseos salieron y se confabularon para buscar la forma de acabar con él.

Al enterarse de esto, Jesús se alejó de allí. Muchos lo siguieron, y los curó a todos.

Pero él les ordenó severamente que no lo dieran a conocer,

para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías:

Este es mi servidor, a quien elegí, mi muy querido, en quien tengo puesta mi predilección. Derramaré mi Espíritu sobre él y anunciará la justicia a las naciones.

No discutirá ni gritará, y nadie oirá su voz en las plazas.

No quebrará la caña doblada y no apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia;

y las naciones pondrán la esperanza en su Nombre.


RESONAR DE LA PALABRA


Querido amigo/a:

¿Qué ha hecho Dios por ti? ¿Serías capaz de hacer una lista de todas aquellas acciones amorosas de Dios a través de las cuales te ha ido cuidando desde el seno materno? No. De todas no puedes porque no eres consciente. ¿Serías capaz de recordar algunos acontecimientos de salvación, de traer a la memoria a algunos ángeles (personas) que han sido mensajeros de Dios y que te ayudaron a encontrarte con Él, que fueron guías y luces en tu vida? Estoy seguro que si te pusieras en oración prolongada, un día de retiro, de desierto y orases con esta intención: “Señor ayúdame a ser consciente de todo aquello que has hecho por mi”, te llevarías alguna sorpresa agradable.

Fíjate en el salmo 135 que nos propone hoy la liturgia de la Palabra. Va enumerando los distintas situaciones en las que Dios ha sido amoroso con su pueblo: En nuestra humillación se acordó de nosotros; nos libró de nuestros opresores; con mano poderosa, con brazo extendido… Y la antífona va contestando: Porque es eterna su misericordia. Te propongo que en tu oración de hoy escribas tu propio salmo trayendo a la memoria y al corazón las acciones amorosas que Dios ha ido haciendo en ti desde que tienes uso de razón, y alábale orando con la antífona del salmo … porque es eterna su misericordia.

La lectura del Éxodo es lo que hace, recordar la acción amorosa de Dios para con su pueblo al liberarlo de la esclavitud. Y el Evangelio nos recuerda la última y mayor acción amorosa que Dios nos ha hecho: darnos a su Hijo. Así reza el evangelista Mateo parafraseando al profeta Isaías: Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi predilecto. Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las naciones.

Hoy es sábado. Que María Madre de Jesús y Madre nuestra interceda por nosotros para que tengamos un corazón agradecido que sepa cantar las maravillas del Señor en nuestra vida como ella hizo en el Magníficat.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA