domingo, 14 de marzo de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 4,43-54

  Evangelio según San Juan 4,43-54

Jesús partió hacia Galilea.

El mismo había declarado que un profeta no goza de prestigio en su propio pueblo.

Pero cuando llegó, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la Pascua; ellos también, en efecto, habían ido a la fiesta.

Y fue otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había allí un funcionario real, que tenía su hijo enfermo en Cafarnaún.

Cuando supo que Jesús había llegado de Judea y se encontraba en Galilea, fue a verlo y le suplicó que bajara a curar a su hijo moribundo.

Jesús le dijo: "Si no ven signos y prodigios, ustedes no creen".

El funcionario le respondió: "Señor, baja antes que mi hijo se muera".

"Vuelve a tu casa, tu hijo vive", le dijo Jesús. El hombre creyó en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino.

Mientras descendía, le salieron al encuentro sus servidores y le anunciaron que su hijo vivía.

El les preguntó a qué hora se había sentido mejor. "Ayer, a la una de la tarde, se le fue la fiebre", le respondieron.

El padre recordó que era la misma hora en que Jesús le había dicho: "Tu hijo vive". Y entonces creyó él y toda su familia.

Este fue el segundo signo que hizo Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos, paz y bien.

Vivimos una situación especial. Llevamos ya un año muy difícil. La pandemia del coronavirus nos ha recordado que los honores y los títulos no son garantía contra la enfermedad y la muerte. Tanto presidentes de gobierno como personas sencillas han enfermado. Y todos, en esos momentos de debilidad, cerca de la muerte, se han acercado a Dios a pedir salud.

Estábamos acostumbrados a lo de siempre. Nos costaba aceptar algo nuevo. Nos parecía que no podía haber nada distinto. No veíamos a nuestro alrededor no hay profetas. Lo que nos decían los cercanos no nos conmueve. Muchas veces necesitamos que venga algo (una pandemia) o alguien de fuera (en unos ejercicios espirituales, en unas charlas de Cuaresma, en un retiro de fin de semana) para que las mismas palabras nos suenen de forma diferente. Eso les pasó a los vecinos de Jesús.

Pero siempre hay alguien que es capaz de ver más allá. Es un personaje importante, que quizá hubiera oído lo del primer milagro de Jesús, y acude con fe. Quiere un milagro. Sabemos que no solo de milagros vive la fe, pero que la fe hace milagros. El que la sigue, la consigue. Qué no hará un padre por sus hijos. Y se produce el segundo milagro de Jesús.

Toda la familia creyó en Jesús. ¿Somos nosotros testigos de Jesús en nuestras casas?

Algo bueno habrá hecho en nuestra vida el buen Dios. ¿Por qué se le puede dar las gracias?

¿Hay alguna dificultad seria en nuestra vida? ¿Confías en Dios para manejar esa situación que no puedes controlar ni resolver por tus propios medios?

“Un cielo nuevo y una tierra nueva”. Muchas veces nos gustaría que todo fuera diferente. Cambiar nuestra situación, poder empezar de cero y olvidar lo anterior. Y que los demás olvidaran también nuestras debilidades. La promesa de la primera lectura es clara. En algún momento, si somos fieles, “ya no se oirá ni llanto ni gemido”.

Nuestro hermano en la fe, Alejandro, C.M.F.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

sábado, 13 de marzo de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 3,14-21


Evangelio según San Juan 3,14-21
Dijo Jesús:

De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto,

para que todos los que creen en él tengan Vida eterna.

Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.

Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»

El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.

En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas.

Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas.

En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios.


RESONAR DE LA PALABRA


NICODEMO FUE A VER A JESUS DE NOCHE

Meditación orante

• Habla Jesús:

Vino a verme un doctor de la ley, que ocupa un escaño en el Sanhedrín. Se llama Nicodemo. Viene hasta Betania de noche.

Precisamente de noche dio comienzo la historia de la salvación del pueblo esclavo en Egipto, con una cena.

La noche era el tiempo más adecuado -según la tradición judía- para estudiar la Ley.

De noche muchos hombres y mujeres dejan su casa para distraerse, para divertirse, para encontrarse, para romper la monotonía... No siempre lo consiguen.

De noche, miles de samaritanas venden sus cuerpos junto a sus pozos vacíos, luchando por no perder del todo su dignidad. Casi nunca lo logran.

De noche, muchos padres y madres se mueven inquietos y desvelados en sus camas, preocupados por sus hijos que salieron de casa, para saber cuándo vuelven...

Pero es más dura la noche interior. 

Es de noche cuando se nos muere alguien que nos importa, como mi amigo Lázaro, o mi padre José.

Es de noche cuando hay que tomar decisiones difíciles en solitario, como me ocurriría en el Huerto de los Olivos.

Es de noche cuando un buen amigo, como Judas, te la juega.

Es de noche cuando nada de lo que hacemos o proyectamos... termina de llenarnos el corazón.

De noche, miles de personas anónimas buscan una luz para sus vidas, una verdad para caminar, un sentido para vivir, una esperanza en que apoyarse. Llevan dentro la noche. Sin saberlo, buscan a Dios.

• Como Nicodemo. Es un buscador, un corazón inquieto que no se conforma con su oscuridad. Y viene a verme de noche, como es de noche dentro de él. Brilla la blancura de su túnica mientras camino a su lado y apenas alcanzo a ver sus ojos. Le da vergüenza que alguien se entere de que ha venido a buscarme.

Caminamos largo rato en silencio. Escucho el latido del corazón de aquel hombre justo, pero extraviado. Se esconde detrás de la noche, y sus preguntas todavía no se atreven a salir. Busco sus ojos, porque he visto lo que hay en su corazón y quiero que lo deje salir para que pueda entrarle la luz de una mañana nueva.

• “Maestro -me dice por fin- nos han llegado voces de Galilea que hablan de ti, de los signos prodigiosos que realizas.

Te he visto esta mañana en el Templo y he escuchado tus palabras. Sé que tú vienes de Dios. ¿Quién puede decir las cosas que tú dices, o hacer las cosas que tú haces si Dios no está con él? ¿Pero cuál es, o dónde está ese reino que tú vas anunciando?”

• De momento no respondo a su pregunta. Prefiero hacerle una invitación:

- Nicodemo, yo te digo que el reino de Dios está en medio de nosotros, ya del todo al descubierto. Pero nadie lo puede ver si no nace de nuevo.

- ¿Cómo puede renacer el hombre siendo ya viejo?, me pregunta asombrado. Es imposible que vuelva a entrar en el vientre de su madre y nacer de nuevo.

- ¡Los razonamientos de los hombres! ¡Qué lógicos son nuestros razonamientos! Todo lo clasifican, lo ordenan, ponen reglas, sacan conclusiones para todas las ocasiones, y con ello levantan un muro donde el misterio, la sorpresa, la novedad de Dios no les cabe.

No es razonable el amor de Dios.

No es razonable su Hijo se haya hecho hombre.

No es razonable que ame tanto a los hombres, que les entregue a su único Hijo.

No es razonable que el Hijo de Dios termine elevado en una cruz.

Y no es razonable que, a pesar e todo, les perdone.

En el fondo, tiene miedo a pisar terrenos desconocidos, que no controla, no tiene ganas de atravesar sus tinieblas y se escuda con sus razonamientos... Este visitante nocturno cree que lo sabe todo sobre Dios, lo tiene “etiquetado”. Está convencido de que con sus rezos, sus prácticas religiosas, con cumplir la Ley y todos sus mandamientos, ya está todo hecho. Es lo que aprendió desde pequeño. Y por eso se ha estancado. Le falta dejarse llevar por el Espíritu, por el amor, por la novedad de Dios, que hace siempre nuevas todas las cosas, y dejarse de tantas leyes y cumplimientos.

• - Nicodemo, Nicodemo, no te escondas. Yo estoy lleno del Espíritu del Señor,

que es todo luz, y tengo que denunciar a Israel sus errores, todas sus deformaciones, todos sus prejuicios, todas sus culpas.

El Espíritu me empuja a estar cerca de los pobres, de los esclavos, de los prisioneros, de los ciegos, de los enfermos... Me empuja a crear fraternidad, acoger, amar. He venido para traer la fraternidad y la amistad del Padre para ti, Nicodemo, para nuestro pueblo, para los hombres de todas las naciones...

Le oigo murmurar: “¿Cómo puede ser eso?”. Sigue encerrado en sus seguridades, parece incapaz de abrirse a la verdad, de mirarse sinceramente, de reconocer que está buscando, que siente dentro un vacío.

• - No te extrañes de que te haya dicho que tenéis que nacer de nuevo. Que tenéis que renovar totalmente el corazón, las ideas, el estilo de vida, vuestra relación con Dios. ¿No recuerdas lo que decía el profeta Ezequiel:

Os rociaré con agua pura y seréis purificados,

os daré un corazón nuevo, pondré en vosotros un espíritu nuevo?»

Necesitas comprender que Dios es rico en misericordia y que quiere levantar y sacar al hombre de sus pecados, de sus violencias, de su empeño por marginar a otros hombres, de creer que se puede manejar a Dios. Que Dios no quiere otra cosa que la vida eterna para todos, que no quiere juzgar, sino salvar. Sólo quienes se empeñen en hacer las obras de las tinieblas, rechazando mis palabras y a mí mismo... quedan condenados. Porque el poder del amor es muy grande, infinito... Pero nada puede con quien se cierra al Amor.

Por eso te digo que nadie puede entrar en el reino de Dios si no nace del Agua y del Espíritu.

¿Es que no oyes la voz del Espíritu que te sopla dentro, como el día de la creación sopló sobre Adán?

¡Claro que oyes su voz!, pero no sabes de dónde viene ni adónde va, y a ti te cuesta dejarte llevar, fiarte, abrirte a lo nuevo. No pareces un «hijo de Abraham», el peregrino de Dios. La amistad de Dios te rodea y ahora te está esperando a ti en medio de tu noche. Y quien te habla es testigo de ello.

Y Pero Nicodemo sigue repitiéndose “¿cómo puede ser?”


Y se aleja a toda prisa, cada vez más envuelto en sus preguntas y sus dudas. Le grito a sus espaldas, mientras se marcha,

que tanto ha amado Dios al mundo que envió a su Hijo para salvarlo...

Pero ya estaba lejos y creo que no me habrá oído. Le veo alejarse, pero queda su voz, y sus mil preguntas vacías, que otras voces repetirán durante siglos:“¿cómo puede ser? ¿cómo puede ser?”.

Yo sé que acabará abriéndose a la luz. Perderá sus miedos y me defenderá ante los Sumos Sacerdotes y pagará de su bolsillo una tumba para mi entierro.

• Rezo por ti al Padre, Nicodemo, rezo por todos vosotros, hombres justos, pero perdidos entre tantas preguntas, pidiendo que os quite el miedo a renacer, que os dé ojos de niño para comenzar de nuevo y que os dejéis sorprender por la ternura de Dios...

Porque el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf a partir de un texto de S. Jacomuzzi

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

viernes, 12 de marzo de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 18,9-14

 


Evangelio según San Lucas 18,9-14
Refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo también esta parábola:

"Dos hombres subieron al Templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano.

El fariseo, de pie, oraba así: 'Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano.

Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas'.

En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: '¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!'.

Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado".


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos hermanos;

El tema que la Palabra de Dios nos propone hoy lo ha expresado con toda claridad el Papa Francisco en múltiples ocasiones: “La esencia del cristianismo es reconocerse necesitado de la misericordia de nuestro Padre Dios”. Sólo así conseguimos vivir de verdad nuestra fe como creyentes.

El amor y el perdón de Dios son la gran novedad que proclama el salmo de hoy. Es bueno orar con él cuando nos sentimos abrumados por nuestras culpas. Necesitamos de la bondad de un Dios Padre que nos abraza y nos perdona absolutamente todo, siempre, sin cansarse.

A veces nos hacemos la pregunta: ¿Qué tengo que hacer para merecer el perdón de Dios? ¿Cómo estaré seguro de que Dios me ha perdonado? ¿Es suficiente con confesarse?

Para responder a esas preguntas Jesús dijo la parábola que leemos hoy.

Algunos, teniéndose por justos, santos y limpios, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás. Cumplían a cabalidad una serie de normas y preceptos y por eso se sentían con todo el derecho de presentar en su oración una especie de «cobro» a Dios.

Jesús desenmascara esta actitud y abiertamente declara perdonado al hombre que delante de Dios se siente pecador, necesitado del amor y de la compasión divina. Mientras que el otro, el fariseo, no logra el perdón, porque cree que no la necesita y por tanto, no lo pide.

Si uno pide con fe, el Señor siempre nos escucha:

“El único sobreviviente de un naufragio fue visto sobre una pequeña isla. Estaba orando fervientemente y pidiendo a Dios que lo rescatara, y todos los días revisaba el horizonte buscando ayuda, pero ésta nunca llegaba.

Aburrido y para pasar el rato empezó a construir una pequeña cabaña para protegerse y proteger sus pocas pertenencias. Un día, después de andar buscando comida por el interior de la isla, regresó y encontró la pequeña choza en llamas, el humo subía hacia el cielo...Todo lo poco que tenía se había perdido. Desesperado, cayó de rodillas en la playa y le gritó a Dios:

-“Dios mío, ¿cómo pudiste hacerme esto?

Y se quedó dormido por la tristeza sobre la arena.

Temprano, a la mañana siguiente, escuchó asombrado la sirena de un barco que se acercaba a la isla. Al principio creyó que se trataba de un sueño. Pero ante el repetido sonar de la sirena, se convenció de que era verdad: ¡¡¡venían a rescatarlo!!!

Una pequeña lancha se acercó hasta la orilla y unos marineros lo invitaron a subir.

El pobre náufrago sólo acertó a preguntar:

-Pero, señores, ¿cómo supieron que yo estaba aquí perdido?

-Vimos las señales de humo que nos hiciste, respondieron ellos.

Nuestro Padre Dios siempre está a nuestro favor y hasta las cosas más difíciles se pueden convertir en una bendición”.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

jueves, 11 de marzo de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 12,28b-34

 

Evangelio según San Marcos 12,28b-34
Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Cuál es el primero de los mandamientos?».

Jesús respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor;

y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas.

El segundo es: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos".

El escriba le dijo: "Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él,

y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios".

Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: "Tú no estás lejos del Reino de Dios". Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos hermanos;

Estamos en el corazón de la Cuaresma. Es el tiempo en que la Iglesia nos invita con más insistencia a profundizar la vivencia de nuestra fe cristiana. Y en concreto los días viernes se dedican a meditar la Pasión de Nuestro Señor con el rezo de las estaciones del “Vía Crucis”.

Además el viernes es el día en que más se recomienda el ayuno y la práctica de la caridad como fruto del ayuno. Otro compromiso importante para vivir la Cuaresma es no descuidar la lectura y meditación de la Palabra de Dios. Cuando somos tentados sólo la Palabra de Dios nos salva, porque pone al descubierto al tentador. Jesús nos insiste: “Vigilad y orad para no caer en tentación”. Es el camino de la victoria.

En el evangelio de hoy S. Marcos presenta a Jesús dialogando con un persona muy sincera y, además, entendida en la Ley de Dios. El fundamentalismo religioso de los fariseos había multiplicado los mandamientos en aproximadamente seiscientos treinta, algo asombroso. Fue entonces cuando el escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?» Jesús, fundamentándose en las Escrituras, responde que el mandamiento principal no es uno sino dos: el amor a Dios y el amor al prójimo. La respuesta de Jesús se caracteriza por la seguridad soberana con que une el amor a Dios y el amor al prójimo. El escriba admirado replica: «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.» Sólo el amor a Dios hace posible el amor al prójimo, que a su vez hace auténtico el amor que sentimos por Dios.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

miércoles, 10 de marzo de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 11,14-23

 

Evangelio según San Lucas 11,14-23
Jesús estaba expulsando a un demonio que era mudo. Apenas salió el demonio, el mudo empezó a hablar. La muchedumbre quedó admirada,

pero algunos de ellos decían: "Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios".

Otros, para ponerlo a prueba, exigían de él un signo que viniera del cielo.

Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: "Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra.

Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul.

Si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces.

Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.

Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras,

pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes.

El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos hermanos,

Al leer este Evangelio me ha venido a la mente de inmediato aquella frase de un santo padre, san Ireneo: “La gloria de Dios es que el hombre viva”. Porque en definitiva esa es la prueba que les pone Jesús a los que le critican. ¿Cómo es posible que digan que libera los demonios por el arte de Belcebú, el príncipe de los demonios, cuando él se dedica a hacer el bien a las personas que sufren? Porque el demonio no quiere el bien de las personas sino su mal. Por eso Jesús no puede ser su mensajero. Jesús, está claro, es el mensajero de Dios, de su amor misericordioso para con sus hijos e hijas.

Y hay un corolario que el evangelista ha puesto al final de las palabras de Jesús: “El que no está conmigo está contra mí”. Que lo podemos traducir así: “El que no está entregado al servicio de las personas, de su bien, especialmente de los que más sufren, está contra mí”. Nosotros le podemos dar la vuelta a la frase y también será verdad: “El que está entregado al bien de las personas, especialmente de los que más sufren, está conmigo”.

Eso nos abre a los cristianos un campo enorme de colaboración con todos los que, de una manera o de otra, están trabajando al servicio de las personas. Hay infinidad de asociaciones, grupos, organizaciones del más diverso tipo. A veces llevan el apellido cristiano y otras no. A veces son de otras religiones. A veces... Lo importante en cualquier caso es que están formadas por personas de buena voluntad y están poniendo su empeño en mejorar la situación de los que sufren y ayudar a las personas en sus dificultades. ¿Por qué no vamos a colaborar con ellos? Los nuestros no son sólo los que van a misa, a nuestra misa, los domingos. Los nuestros, en palabras de Jesús, son todos los que están con él en ese dar la vida por la salvación de muchos. Porque todos ellos están animados por el mismo espíritu, el Espíritu de Jesús. ¿O vamos a pensar que el Espíritu está recluido entre las cuatro paredes de nuestra Iglesia y de nuestra forma de pensar? El Espíritu de Jesús es libre, salta por encima de barreras, ideologías, credos y razas. Y siempre persigue su último objetivo: que el hombre viva. Porque la vida del hombre es la verdadera y auténtica gloria de Dios.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

martes, 9 de marzo de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 5,17-19

 

Evangelio según San Mateo 5,17-19
Jesús dijo a sus discípulos:

«No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.

Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.

El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.»


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos hermanos;

En la primera lectura bíblica de hoy, antes de concluir la exhortación, el narrador inserta la noticia sobre las ciudades que Moisés había reservado al oriente del Jordán para que sirvieran de refugio a quienes, sin quererlo, hubiesen matado a un hermano. El fin del asilo en una ciudad como ésta era protegerse de la venganza de la sangre que permitía la ley; si se trataba de una muerte intencional, la venganza debía ser total.

Jesús expone sus enseñanzas frente a la Ley del Antiguo Testamento con las famosas antítesis de Mateo: «han oído que se dijo… pues yo les digo». Jesús habla con una autoridad que está por encima de la legislación antigua.

Jesús reconduce los mandamientos a su raíz y a su objetivo último: el servicio a la vida, a la justicia, al amor, a la verdad. En el centro de esta parte del sermón del monte está el respeto sagrado a la persona y la denuncia contra todo aquello que, aun camuflado de artificio legal, atente contra la dignidad del hombre y de la mujer.

Pero es, sobre todo, en el NO rotundo a la ley del Talión: «ojo por ojo, diente por diente», donde aparece toda la revolucionaria novedad del mensaje de Jesús. ¿No sería imposible una sociedad sin esta ley?

La ley del Talión ha existido en todas las culturas, aunque su cruda aplicación casi haya desaparecido de nuestro mundo actual más civilizado. Pero sigue estando vigente y considerada como necesaria para asegurar una aceptable convivencia humana. Un ejemplo es la pena de muerte.

Actualmente la Iglesia católica se está comprometiendo a fondo para pedir que se suprima la pena de muerte en todas las naciones.

Jesús propone un cambio total en las relaciones de las personas entre sí y con Dios. Este cambio radical sólo podrá partir de la fuerza creadora del amor y será la única respuesta que pondrá fin a tanta violencia. El amor a todos, sin condiciones, tal y como es el amor del «Padre del cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos». El amor no tiene límites, como no tiene límite la perfección a la que el creyente tiene que aspirar: «sean perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el cielo». Imitando de esta manera a Dios, podremos crear una sociedad justa, radicalmente nueva.

Quizás tengamos que confesar tristemente que nuestro mundo no está aún preparado para poner en práctica estas palabras de Jesús; pero, precisamente porque hemos tocado fondo en los horrores de la violencia, Jesús invita a sus seguidores a poner en práctica la utopía del amor evangélico como humilde levadura que producirá el cambio. Sólo el amor cambiará el mundo.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

lunes, 8 de marzo de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 18,21-35

 

Evangelio según San Mateo 18,21-35
Se adelantó Pedro y le dijo: "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?".

Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores.

Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos.

Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda.

El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo".

El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.

Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: 'Págame lo que me debes'.

El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: 'Dame un plazo y te pagaré la deuda'.

Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.

Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor.

Este lo mandó llamar y le dijo: '¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda.

¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de tí?'.

E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía.

Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos".


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos amigos;

De nuevo nos encontramos juntos para reflexionar y orar con la Palabra de Dios. Hoy el texto bíblico nos sitúa ante una de las exigencias más difíciles para todo cristiano: el perdón. Todos queremos ser comprendidos en nuestra forma de actuar y que no nos interpreten mal. Y sobre todo, que nos disculpen y perdonen, si hemos cometido algún error.

Lastimosamente en el corazón humano está muy arraigado el principio: “Venganza, sí; perdón, no”. Por eso las guerras y los enfrentamientos son constantes en la sociedad.

La lectura de estas palabras del evangelio que nos ayudan a descubrir cómo es la “justicia” de Dios. El Papa Francisco nos enseña que la omnipotencia de Dios es su misericordia y su perdón. Con toda razón decimos que perdonar es divino.

El periodista le pregunta al Papa: ¿Recuerda cuándo tuvo, de niño, la primera experiencia de la misericordia? Y el Papa le responde: “No tengo recuerdos concretos de cuando era niño. Pero sí de muchacho. Pienso en el padre Carlos Duarte Ibarra, el confesor que vi en mi parroquia ese 21 de septiembre de 1953, el día en que la Iglesia celebra a san Mateo apóstol y evangelista. Tenía diecisiete años. Me sentí acogido por la misericordia de Dios confesándome con él. El sacerdote era originario de Corrientes, pero estaba en Buenos Aires curándose de una leucemia. Murió al año siguiente. Recuerdo aún que después de su funeral y de su entierro, al regresar a casa, me sentí como si me hubieran abandonado.

Y lloré mucho aquella noche, mucho, oculto en mi habitación. ¿Por qué? Porque había perdido a una persona que me hacía sentir la misericordia de Dios.”

Pedro pregunta a Jesús cuántas veces tiene que perdonar. Y Jesús le responde contando la historia de aquel que debía una cantidad enorme a su señor (algo así como diez mil monedas de oro), pero fue perdonado. En cambio este a su vez fue incapaz de perdonar al compañero que le debía una pequeña cantidad. Sí, la venganza era una ley sagrada en todo el Antiguo Oriente y el perdón se consideraba algo humillante. Jesús enseña a sus discípulos que el perdón debe ser ilimitado. Quien ha experimentado la misericordia del Padre en su vida, no puede andar calculando las fronteras del perdón y la acogida a los hermanos.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA