miércoles, 31 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 4,38-44

 

Evangelio según San Lucas 4,38-44
Al salir de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella.

Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y esta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a servirlos.

Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los curaba.

De muchos salían demonios, gritando: "¡Tú eres el Hijo de Dios!". Pero él los increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que era el Mesías.

Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar desierto. La multitud comenzó a buscarlo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para que no se alejara de ellos.

Pero él les dijo: "También a las otras ciudades debo anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado".

Y predicaba en las sinagogas de toda la Judea.


RESONAR DE LA PALABRA

Toque de curación

Aunque vivimos en una época en la que el tacto se ve con recelo y miedo -ya sea por las historias de abusos o por la pandemia-, el tacto humano cura física, psicológica y espiritualmente. En algunas culturas existe la tradición de que los niños toquen los pies de sus padres y maestros para pedir su bendición y que éstos les bendigan poniendo sus manos sobre sus cabezas. ¡Qué espectáculo tan conmovedor! "Jesús puso las manos sobre cada uno y los curó". No fue necesario que Jesús hiciera nada más que imponer sus manos suavemente sobre ellos y susurrar una oración. Nosotros también podemos hacer lo mismo y sanar a los que nos rodean: una suave mano en el hombro o un cálido abrazo cuando alguien está dolido, una palmadita en la espalda cuando alguien hace algo bueno, la imposición de nuestras manos y una oración sobre los que están enfermos - estos gestos hacen increíbles milagros en sus vidas.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

martes, 30 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 13,44-46


Evangelio según San Mateo 13,44-46
Jesús dijo a la multitud:

"El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.

El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas;

y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró."


RESONAR DE LA PALABRA


El Dios de Dawkins

En 2012, uno de los mayores ateos y el "sumo pontífice del darwinismo", Richard Dawkins, mantuvo un debate en BBC Radio 4 con el reverendo Giles Frazer, sobre una encuesta nacional que descubrió que el 50% de los cristianos británicos no podían ni siquiera nombrar los evangelios. Desechando el resultado como una trivialidad, Fraser retó a Dawkins a nombrar el título completo (uno largo) de su libro favorito, El origen de las especies. Dawkins no acertó. Su intento de recordar fue así: "Sobre el origen de las especies.... uh... con... oh Dios... Sobre el origen de las especies... Hay un subtítulo...." ¡Aquí está el mayor ateo, en un momento de simple crisis, invocando a Dios! No sólo los espíritus malignos conocen y reconocen a Dios; ¡también los ateos lo hacen! Como se dice, no hay ateos en las trincheras. Incluso cuando nos esforzamos por negar a Dios, el Espíritu Santo que habita y sondea nuestras profundidades no puede ser silenciado.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

lunes, 29 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 6,17-29

 


Evangelio según San Marcos 6,17-29
Herodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado.

Porque Juan decía a Herodes: "No te es lícito tener a la mujer de tu hermano".

Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía,

porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto.

Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea.

La hija de Herodías salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: "Pídeme lo que quieras y te lo daré".

Y le aseguró bajo juramento: "Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino".

Ella fue a preguntar a su madre: "¿Qué debo pedirle?". "La cabeza de Juan el Bautista", respondió esta.

La joven volvió rápidamente adonde estaba el rey y le hizo este pedido: "Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista".

El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla.

En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan.

El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y esta se la dio a su madre.

Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.


RESONAR DE LA PALABRA

El pedido de toda una vida

Un joven estaba consumido por el deseo de conocer el sentido de la vida. Oyó hablar de un gurú omnisciente que vivía en una montaña y que podía responderle. Sin embargo, nadie antes que él había conseguido llegar hasta allí, pues la montaña era muy peligrosa de escalar. Además, la leyenda decía que sólo se podía hacer una pregunta al gurú. El hombre sabía qué preguntar. Y con decisión subió la montaña y llegó a la cima. Le llevaron ceremoniosamente al asiento del gurú. Para su total incredulidad, el gurú era una mujer joven y hermosa. Mientras él se quedaba atónito, la gurú le dijo: "Haz tu única pregunta". Tartamudeando preguntó: "Señora, ¿está usted casada?"

Piensa ahora: De todas las cosas del mundo que Salomé podría haber pedido, ¡pidió la cabeza de Juan el Bautista! ¿Qué podría haber hecho con ella, a menos que fuera una caníbal? ¡Qué desperdicio de la oportunidad de una vida! Pero, ¿qué diferentes somos ante Dios?

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

domingo, 28 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 14,1.7-14

 

Evangelio según San Lucas 14,1.7-14
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente.

Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola:

"Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú,

y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: 'Déjale el sitio', y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar.

Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: 'Amigo, acércate más', y así quedarás bien delante de todos los invitados.

Porque todo el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".

Después dijo al que lo había invitado: "Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa.

Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos.

¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!".


RESONAR DE LA PALABRA


CON HUMILDAD Y DESINTERÉS

Las lecturas de este domingo nos presentan dos actitudes que parecen haber desaparecido de nuestros diccionarios, y que nos harían mejores personas, y más parecido al Hijo de Dios, a quien hemos aceptado como maestro de vida: humildad y desinterés.

♠ La primera lectura del libro del Eclesiástico/Sirácida comenzaba así: “Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad”. Esta palabra «humildad» suele asociarse con una persona apocada, encogida, alguien «modosito» que nunca se opone a nada ni a nadie, que se conforma fácilmente y lo aguanta todo, como si tal cosa.

En tiempos recientes y en ciertas espiritualidades con escaso apoyo bíblico, se ha malinterpretado la humildad como humillación,“resignación”, con aguantarlo todo y tragárselo todo, con callarse sin rechistar cuando a uno le pisan, con rebajarse... Así, ciertos malos directores espirituales han fomentado personas pasivas, sometidas, dóciles marionetas, despersonalizadas... en lugar de personas maduras, libres, responsables y con dignidad. El caso es que en nuestra cultura no está bien vista, no es una virtud que se aprecie o despierte admiración.

♠ La humildad es una virtud exclusiva del cristianismo. No se encuentra en otras religiones. Ni siquiera lo que encontramos en el Antiguo Testamento, coincide con el modo en que la vive y explica Jesucristo. Cuando él proclama en el Sermón de la Montaña «dichosos a los humildes», o cuando dice de sí mismo “aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”, de ninguna manera nos está invitando a la resignación, o a callarnos o a consentir pasivamente con todo lo que pase delante de nuestros ojos, o lo que nos puedan hacer a nosotros mismos, ni a dejarnos pisotear ni humillar, perdiendo nuestra dignidad y derechos... porque él no fue ni actuó así, ni propuso semejantes cosas a nadie.

- La humildad es lo contrario del orgullo, de atreverse a mirar a los demás por encima del hombro; es lo contrario de la arrogancia, la autosuficiencia, o servirnos de los demás para ventaja nuestra.
- Humildad es una forma concreta de ponerse delante de Dios y de los hombres, como aquel publicano de la parábola que oraba en la parte de atrás del templo, y cuya oración fue escuchada por Dios, reconociendo nuestra verdad.
- Humilde es el que sabe ponerse a la altura del otro, y cuando hace falta, aún más abajo, como Jesús cuando se echó al suelo para lavar los pies a sus discípulos. El Maestro, el Hijo de Dios, se rebajó -como dice San Pablo- para ponerse al nivel de los que estaban más abajo, solidarizándose con ellos.
- Humilde es el que se acepta como es, sin darse importancia, pero reconociendo sus valores y talentos. Es decir, no podemos llamar «humilde» al que dice de sí mismo: «yo no puedo, yo valgo menos que los demás, yo no merezco, lo que he hecho no tiene importancia».... No es «humilde» el que cree que los demás son siempre mejores que yo, tienen más cualidades y recursos que yo. No es humilde el que se valora poco, y cree que cualquiera lo haría mucho mejor, que no merece reconocimiento o aplausos por sus logros. Esto más que humildad sería «falta de autoestima» y no le vendría mal la ayuda de algún especialista.
- Humilde es el que está siempre dispuesto a aprender de los demás, porque de todos se puede siempre aprender algo. El humilde no se encierra en sí mismo, y se atreve a pedir ayuda, no pretende resolver él solito todos sus problemas; el que procura consultar a los demás antes de tomar sus decisiones.

♠ Seguramente si te preguntara si «eres humilde», e incluso si ser humilde te parece una virtud que hay que fomentar..., te resultaría difícil responder:
- ¿No te has sentido a veces mejor que los demás, tratándolos con cierto desprecio? ¿No has mirado a nadie por encima del hombro?
- ¿Crees que nadie te va a enseñar nada, que tienes tus ideas muy claras y casi siempre tienes la razón? También se puede preguntar así: ¿De quiénes aprendes, quiénes te enseñan cosas cada día, y las acoges con agradecimiento? ¿Qué es lo último que has aprendido, de alguien? ¿De quién?
- ¿Te gusta darte importancia, te haces el centro de las conversaciones, procuras que todos se enteren de tus éxitos? ¿Eres capaz de ponerte en la piel del otro?

♠ Pero hay que vigilar también el otro extremo. A algunos les falta justamente lo contrario: quererse un poco, valorarse, reconocer sus valores y cualidades, con gozo, con espíritu de servicio, con valentía para asumir responsabilidades y tomar decisiones, estar a gusto con mi forma de ser, aunque siempre sea mejorable. Aquella famosa definición de Santa Teresa de Jesús: «humildad es andar en verdad». Y mi verdad es que tengo muchos dones y talentos, porque todos somos hijos de Dios, y a todos nos ha hecho bien, valiosos, únicos. La humildad bíblica implica valorarse a sí mismo y valorar en su justo término a los demás, y así ni lo inferior de uno mismo abruma, ni nos molesta lo superior que vemos en los otros (en tantas cosas los otros son mejores que yo, bueno ¿y qué?).
La humildad de Jesús y la que nos propone le llevó a complicarse la vida por los demás, a defender a los humillados, a ponerse de su parte, a su «altura» (o quizás bajura).

Lo cierto es por todas partes nos invitan a ser el primero, el más guapo, el más elegante, el más famoso, el que más sale en los medios, el que saca el primer puesto, el que gana las oposiciones, el que más dinero gana, el que tiene el mejor piso, el que es «amigo de» y «conoce a» y... Pero no consta que todo eso nos haga más felices: a menudo nos hace esclavos y obsesionados de la opinión de los demás, y no pocas veces frustrados cuando no lo conseguimos.

♠ Un segundo aviso o invitación contra-corriente es: El desinterés. ¡Cuántos nos cuesta hacer las cosas desinteresadamente! Casi siempre esperamos respuesta, que nos correspondan de alguna manera, que nos lo paguen; y con demasiada frecuencia buscamos nuestro interés por encima del de los demás. Incluso a veces hacemos el bien para «sentirnos bien», y no por convencimiento o responsabilidad.

Pues ahí tenemos el estilo diferente de Jesús: «No invites a tus amigos y parientes y amigos ricos, porque te corresponderán y quedarás pagado». Es decir: Invierte a fondo perdido; regala y regálate...porque así es y actúa tu Padre Dios y desea que te parezcas a él. Hazlo así porque es urgente que cambiemos este mundo de intereses, en el que se hacen las cosas para sacar algo a cambio.
♠ Jesús nos invita y recomienda lo que él mismo hizo y hará: «Cuando des un banquete invita a los pobres, a los ciegos, a los que no pueden, ni tienen, ni valen». Sentarles en mi mesa sería sinónimo de hacerles un hueco digno en mi vida: no es un simple asunto «gastronómico», no es sólo darles de comer, sino que coman conmigo. Se trataría de acoger, interesarnos, atender, darles nuestro tiempo y cercanía...
La Eucaristía siempre se ha considerado el «banquete del Señor», la Cena festiva de los hermanos. Una mesa en la que nunca tenemos derechos ni méritos suficientes como para sentarnos a ella. Como dice esa oración antes de comulgar: «no soy digno de que entres en mi casa». Pero sin merecerlo, sin tener derecho a estar en esta mesa, siendo un pecador... el Señor continuamente me invita.... para que hagamos nosotros lo mismo. Hacer de nuestra vida, de nuestras relaciones, de nuestro corazón una mesa universal abierta a todos... y especialmente a los que menos se lo merecerían. Porque lo de «merecer»... es algo que Dios ha quitado de su diccionario.... y del nuestro.

Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

sábado, 27 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 25,14-30

 

Evangelio según San Mateo 25,14-30
Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:

El Reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes.

A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió. En seguida,

el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco.

De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos,

pero el que recibió uno solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor.

Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores.

El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. 'Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los otros cinco que he ganado'.

'Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor'.

Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: 'Señor, me has confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado'.

'Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor'.

Llegó luego el que había recibido un solo talento. 'Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido.

Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo tuyo!'.

Pero el señor le respondió: 'Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido,

tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses.

Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez,

porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene.

Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y rechinar de dientes'.


RESONAR DE LA PALABRA


Ser productivo con gratitud

Lo que Pablo dice de los corintios es cierto para muchos de nosotros. Si nos examinamos honestamente, ¿hemos merecido ser quienes somos y donde hemos llegado ahora? Si Dios te ha concedido una vocación o posición especial, no es por tu mérito, sino puramente por Su Gracia, para Sus propósitos. Como dice Pablo y la Madre María en el Magnificat, si en algún momento nos jactamos, sólo podemos hacerlo de las maravillas que Dios ha obrado en nuestras vidas. Una vez que somos conscientes de tales maravillas, la respuesta espontánea sólo puede ser de gratitud. Quien está tan lleno de tal gratitud por las bendiciones de Dios, nunca puede imaginar el desperdicio de los talentos y recursos que Dios ha dado, y trabajará día y noche para poner esos talentos en buen uso y devolver el favor, aunque sea inconmensurablemente inadecuado, a Dios cuando venga a llamarlo. Esta es la dinámica interior de todo santo y de toda alma santa.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

viernes, 26 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 25,1-13

 


Evangelio según San Mateo 25,1-13
Por eso, el Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo.

Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes.

Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite,

mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos.

Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas.

Pero a medianoche se oyó un grito: 'Ya viene el esposo, salgan a su encuentro'.

Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas.

Las necias dijeron a las prudentes: '¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?'.

Pero estas les respondieron: 'No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado'.

Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta.

Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: 'Señor, señor, ábrenos',

pero él respondió: 'Les aseguro que no las conozco'.

Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.


RESONAR DE LA PALABRA

Petróleo no desgranable

La actitud y el comportamiento de las cinco doncellas sabias podrían parecer bastante poco cristianos. ¿Por qué no compartieron un poco de lo que tenían para que todos pudieran encender sus lámparas y recibir al novio? ¿No fueron egoístas? Si bien es cierto que compartir los recursos de uno es el camino cristiano, aparentemente hay ciertas cosas que simplemente no se pueden compartir, especialmente en el ámbito espiritual: uno debe cultivarlas por sí mismo, con la gracia de Dios. En el viaje espiritual, uno debe recorrer el camino por sí mismo. Uno debe generar el aceite de la perseverancia y el compromiso por sí mismo. Los demás sólo pueden estar al lado, aconsejar y animar. Un director espiritual sólo puede mostrar el camino, el dirigido debe hacer el recorrido. Un amigo puede rezar, exhortar y apoyar a otro, pero éste debe comprometerse personalmente. Nadie puede vivir la vida de otro.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

jueves, 25 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 24,42-51

 

Evangelio según San Mateo 24,42-51
Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.

Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa.

Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.

¿Cuál es, entonces, el servidor fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su personal, para distribuir el alimento en el momento oportuno?

Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo.

Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.

Pero si es un mal servidor, que piensa: 'Mi señor tardará',

y se dedica a golpear a sus compañeros, a comer y a beber con los borrachos,

su señor llegará el día y la hora menos pensada,

y lo castigará. Entonces él correrá la misma suerte que los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.


RESONAR DE LA PALABRA

Ars Moriendi

Es una gran ironía que los seres humanos vivan como si la muerte le ocurriera a otro. Por supuesto, sabemos que somos mortales; pero de alguna manera, vivimos como si fuéramos a vivir en esta tierra para siempre. La conciencia de nuestra mortalidad o la falta de ella influye en nuestro modo de vida. Como dijo Samuel Johnson, la perspectiva de la muerte concentra maravillosamente la mente de un ser humano. En épocas anteriores, muchos monjes solían cavar sus propias tumbas y sentarse en ellas a meditar. Incluso en estos días, algunas órdenes contemplativas continúan la práctica de que cada monje prepare su propia tumba. Esto les da perspectiva. Quien es consciente de la muerte y de la realidad de dar cuenta de su vida al Creador se mantendrá despierto y estará alerta en todo lo que haga. Esa persona no será encontrada en falta cuando llegue su hora de encontrarse con el Señor de la Vida.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

miércoles, 24 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 1,45-51

 

Evangelio según San Juan 1,45-51
Felipe encontró a Natanael y le dijo: "Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret".

Natanael le preguntó: "¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?". "Ven y verás", le dijo Felipe.

Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: "Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez".

"¿De dónde me conoces?", le preguntó Natanael. Jesús le respondió: "Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera".

Natanael le respondió: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel".

Jesús continuó: "Porque te dije: 'Te vi debajo de la higuera', crees . Verás cosas más grandes todavía".

Y agregó: "Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre."


 RESONAR DE LA PALABRA

Jesús omnisciente

¿Qué hacía Natanael (Bartolomé) bajo la higuera? No lo sabemos con certeza. Sin embargo, hay indicios en el Antiguo Testamento. Cuando Dios establezca su reino de paz, la gente "se sentará bajo sus propias vides y bajo sus propias higueras" (Miq. 4:4), indicando un tiempo de paz y confianza, libre de miedo. No era una práctica inusual que los eruditos leyeran y estudiaran la ley bajo las higueras, y en raras ocasiones, incluso que rezaran. El erudito Al Garza señala que en el diccionario siríaco se menciona que la madre de Natanael lo puso bajo una higuera para salvarlo cuando Herodes estaba en un alboroto matando niños para deshacerse del niño Jesús. Jesús, en su infinita sabiduría, conocía el íntimo vínculo entre la higuera y Natanael, y no es de extrañar que los rígidos estereotipos de este último sobre cualquier cosa buena en Belén estallaran inmediatamente y reconociera al Mesías en Jesús.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

martes, 23 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 23,23-26

 

Evangelio según San Mateo 23,23-26
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello.

¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello!

¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno!

¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera.


RESONAR DE LA PALABRA

Examen de conciencia

"Purifica primero el interior, entonces el exterior también se purificará". ¡Qué fácilmente olvidamos esto, y qué convenientemente! Todos estamos ansiosos por cambiar el mundo exterior: basta con observar nuestras conversaciones en las mesas de los comedores o en los mercados o incluso en las reuniones y conferencias para llegar a esta conclusión. Rara es la gente que trabaja en sí misma, en su interior. Predicamos la fe y la moral desde las azoteas y somos ajenos, inocente o deliberadamente, al desorden interior. Esta desconexión entre el interior y el exterior explica, no sólo muchas de nuestras enfermedades físicas y emocionales, sino también todo tipo de historias de abuso, sexual, financiero, pastoral, etc., que escuchamos por ahí. Incluso en muchas casas religiosas, el examen de conciencia diario se ha convertido en algo del pasado. Es hora de hacer del examen al final del día una práctica diaria no negociable, para todo cristiano.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

lunes, 22 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 23,13-22

 


Evangelio según San Mateo 23,13-22
"¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran.

¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno de la Gehena que ustedes!

¡Ay de ustedes, guías, ciegos, que dicen: 'Si se jura por el santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el oro del santuario, entonces sí que vale'!

¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro?

Ustedes dicen también: 'Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura por la ofrenda que está sobre el altar'.

¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda?

Ahora bien, jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que está sobre él.

Jurar por el santuario, es jurar por él y por aquel que lo habita.

Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él.


RESONAR DE LA PALABRA

Ser digno

Pablo elogia a la Iglesia de Tesalónica por su fe, su amor y su resistencia en medio de las persecuciones. Ha vivido bien su fe. Sin embargo, también reza para que Dios la haga digna de su llamada. Esta es la naturaleza de la llamada de Dios: Nos llama cuando todavía somos indignos; a pesar de nuestra indignidad y no por nuestra valía. Dios, pues, sigue trabajando en nosotros -siempre que nos abramos a su gracia- para hacernos dignos de la llamada que ya nos había hecho gratuitamente. Somos una obra inacabada hasta nuestro último aliento y hasta que lleguemos a Él. La Madre María, cuya reinado celebramos hoy, es nuestro principal ejemplo del destino que nos espera si cooperamos con la Gracia de Dios en su obra de hacernos dignos. Y si nos resistimos, lo hacemos por nuestra cuenta y riesgo: los males pronunciados por Jesús serían entonces nuestro destino.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

domingo, 21 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 13,22-30

 

Evangelio según San Lucas 13,22-30
Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén.

Una persona le preguntó: "Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?". El respondió:

"Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán.

En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: 'Señor, ábrenos'. Y él les responderá: 'No sé de dónde son ustedes'.

Entonces comenzarán a decir: 'Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas'.

Pero él les dirá: 'No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!'.

Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera.

Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios.

Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos".


RESONAR DE LA PALABRA


EL PELIGRO DE CONFIARSE


“¿Qué significa esta «puerta estrecha»? ¿Por qué muchos no logran entrar por ella? ¿Acaso se trata de un paso reservado sólo a algunos elegidos? Si se observa bien, este modo de razonar de los interlocutores de Jesús es siempre actual: nos acecha continuamente la tentación de interpretar la práctica religiosa como fuente de privilegios o seguridades. En realidad, el mensaje de Cristo va precisamente en la dirección opuesta: todos pueden entrar en la vida, pero para todos la puerta es «estrecha». No hay privilegiados. El paso a la vida eterna está abierto para todos, pero es «estrecho» porque es exigente, requiere esfuerzo, abnegación, mortificación del propio egoísmo. (…) La salvación, que Jesús realizó con su muerte y resurrección, es universal”. (Benedicto XVI, 26 de agosto de 2007)


Qué bien cuando tenemos confianza en nosotros mismos.

Qué bien cuando sentimos que los demás confían en mí.
Qué bien cuando puedo contar con amigos con los que hablar de todo, de los que me puedo fiar y apoyar, sin miedo a que me dejen "colgado" o me la jueguen.
Qué bien cuando las relaciones con Dios se basan no en el miedo ni en la imposición ni en la costumbre, sino en la cercanía y la confianza.

Pero la «confianza» tiene sus peligros.
Tendemos a pensar que las cosas malas les pasan siempre a los demás.
Los accidentes de tráfico y trenes, o los contagios les ocurren a otros. A mí no.
Son otros los que pueden perder su trabajo. Eso no me puede pasar a mí.
Los atentados terroristas «pillan a otros», ocurren en otros sitios.
Los matrimonios que se rompen son los de otros. Los hijos que dan problemas son los de otros padres... etc.

Y esa «confianza» nos puede hacer bajar la guardia, no ser precavidos, no "cuidar" y dejar que la rutina, el descuido o la desgana nos envuelvan y nos hagan perder lo mejor que tenemos: la vida, el amor...

Esta imprudente confianza estaba haciendo mucho daño en el pueblo judío. Se creían tan seguros de Dios y de sí mismos que se permitían «reservarse» a Dios y sus favores en exclusiva, (Dios sólo salva a su pueblo, que somos nosotros), descartando a otros que «no se lo merecían» (¡ay los dichosos méritos!). Ellos se preocupaban de sí mismos, de sus obligaciones religiosas, derechos y bienestar, y a menudo ignoraban a todos los demás.

El profeta Isaías llega para dinamitar esa confianza y esa inercia que a menudo se volvía pasividad, y corregir sus esquemas. Proclama que Dios no es como ellos se han pensado, ni se están relacionando con el resto de los pueblos al gusto de Dios. Que Dios tiene el proyecto de reunir a gentes de todas las razas, naciones y lenguas, incluso de otras creencias y consagrar sacerdotes y profetas de entre ellos. Es decir: que ellos no tienen ni la exclusiva ni la garantía de nada, y que si alguna consecuencia debiera derivarse de sus convicciones religiosas sería el trabajar por el bien de TODOS LOS PUEBLOS, dejar de hacer exclusiones según sus criterios «religiosos» y «nacionalistas» y tener cuidado, no sea que «se queden fuera» del proyecto y las promesas de Dios.

 Esa crédula «confianza» está detrás de la pregunta que le plantean a Jesús: «¿Serán pocos los que se salven?». Es una pregunta que hoy apenas se hace nadie. Tan preocupados y ocupados andamos por vivir el presente, por nuestro bienestar, por los asuntos que nos traen los periódicos y revistas... que eso de la «salvación» suena a palabra de otros tiempos.

Por otro lado, muchos están convencidos de la respuesta: ¿Cuántos se salvarán? ¡Pues todos! Todas las religiones son igual de buenas para llegar a Dios. Incluso basta con ser buena persona, aunque uno no practique o crea en nada, para salvarse. El infierno, en el caso de que exista, debe estar vacío. Y tienen tanta "confianza" con Dios, con su bondad y su misericordia, que van dejando que la rutina, la dejadez y la mediocridad vayan envolviendo su fe y su estilo de vida, de manera que apenas se distinguen de los no creyentes o de los pertenecientes a otras religiones.
Aunque tal vez, con otro lenguaje, la preocupación por la salvación forma parte de la esencia del hombre. Hoy -al menos algunos que encuentran tiempo para pensar- se preguntan: ¿Cómo hacer que mi vida merezca la pena? ¿Qué necesito para ser plenamente feliz? ¿Dónde está la puerta de la felicidad y cómo se entra por ella?

Con respecto al número de los que se salvan Jesús no responde directamente. Pero sí habla del «cómo» de un modo que no nos resulta muy agradable: Habla de «esfuerzo» y de "estrecheces". Tampoco nos resulta agradable -2ª lectura- que Dios nos corrija. No nos gustan esas palabras del Evangelio: «No os conozco, no sé quienes sois, alejaos de mí», a pesar de que hayamos comido en su mesa, hayamos oído mil predicaciones, nos conozcamos las doctrinas y orientaciones de la santa madre Iglesia, e incluso tengamos algún compromiso con alguien, o en alguna institución humanitaria...

Jesús nos dice que el camino de la salvación, o de la felicidad, o de la vida que merezca la pena tiene que ver con el esfuerzo, el sacrificio y las dificultades. No nos aclara si serán pocos, aunque en otro lugar afirma que «son muchos los invitados, pero pocos los elegidos» (Mt 22, 14). Pero sí que nos invita a mirarnos a nosotros mismos y a preguntarnos: ¿Cómo está de fresca, de viva, de activa nuestra fe, nuestra experiencia de Dios? Es verdad que el camino de la oración, del estudio de las Escrituras, el camino de la justicia, del perdón, de la acogida al que no es de los nuestros... tiene muchas dificultades. Pero justamente esa es la puerta estrecha por la que tengo que atravesar. O dicho con otras palabras de Jesús:«Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos» (Jn 10, 10).

Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

sábado, 20 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 23,1-12

 

Evangelio según San Mateo 23,1-12
Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos:

"Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés;

ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen.

Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.

Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos;

les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas,

ser saludados en las plazas y oírse llamar 'mi maestro' por la gente.

En cuanto a ustedes, no se hagan llamar 'maestro', porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos.

A nadie en el mundo llamen 'padre', porque no tienen sino uno, el Padre celestial.

No se dejen llamar tampoco 'doctores', porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.

Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros,

porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".


RESONAR DE LA PALABRA


Desajuste

Un sacerdote comenzó su homilía así: "Me da vergüenza predicar lo que no practico. Sin embargo, si predicara lo que practico, sería mucho más vergonzoso y me avergonzaría doblemente". Raros son los líderes espirituales cuyas palabras y hechos coinciden perfectamente. Sólo de Jesús podemos decir que es "Palabra encarnada"; todos los demás se quedan cortos, más o menos. Esta toma de conciencia debe producir dos resultados: el líder debe ser humildemente consciente de este desajuste entre sus palabras y sus actos y buscar continuamente la Gracia de Dios para salvar la brecha; y los destinatarios de su ministerio deben mirarle con compasión y comprensión, y como aconseja Jesús hoy, deben escuchar sus palabras sin imitar necesariamente sus actos. Para la imitación, debe bastar el modelo de Jesús. También debemos rezar por los líderes, así como por nosotros mismos, pues también nos quedamos cortos.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

viernes, 19 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 22,34-40

 

Evangelio según San Mateo 22,34-40
Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con Él,

y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:

"Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?".

Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu.

Este es el más grande y el primer mandamiento.

El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas".

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


RESONAR DE LA PALABRA

Devolver la vida a los huesos

La tercera encíclica del Papa Francisco, Fratelli Tutti, se publicó cuando el mundo entero sufría la pandemia del Covid-19, desconcertado, impotente y despistado. También era una época (y lo sigue siendo) en la que el hipernacionalismo, el estrechamiento de fronteras, el rechazo a los migrantes, la polarización extrema en el discurso nacional, la persecución religiosa, etc., estaban en auge. El mundo se sentía como los huesos secos de la visión de Ezequiel. Nos sentíamos muertos. La vida nos era succionada, literal y figuradamente. ¿Qué puede devolvernos la vida? Las lecturas del día nos dicen que sólo un retorno a los caminos del amor -amar a Dios y amar al prójimo como a nosotros mismos- puede volver a poner tendones, carne y piel en los huesos secos y darles vida. Sólo el amor puede triunfar sobre el poder de la muerte: Poner a Dios en el centro de nuestra vida y practicar la fraternidad y la amistad social con todos, superando las fronteras y compartiendo los recursos, como nos aconseja la encíclica.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

jueves, 18 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 22,1-14

 

Evangelio según San Mateo 22,1-14
Jesús habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:

El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo.

Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a ir.

De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: 'Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas'.

Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio;

y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron.

Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad.

Luego dijo a sus servidores: 'El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él.

Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren'.

Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados.

Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta.

'Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?'. El otro permaneció en silencio.

Entonces el rey dijo a los guardias: 'Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes'.

Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos.


RESONAR DE LA PALABRA

Lo no negociable

La parábola del banquete de bodas se abre con una invitación limitada seguida de un rechazo; y luego una invitación abierta, seguida de una expulsión. ¿Qué sentido tiene esta dinámica? La salvación se ofreció primero al "pueblo elegido" de Israel. Es típico de los seres humanos no valorar lo que se ofrece gratis. Los invitados están demasiado ocupados con sus proyectos miopes para ocuparse del banquete. La invitación se ofrece entonces gratuitamente a todos: El Evangelio sale a las cuatro direcciones del mundo y todos están invitados. No basta con responder a esta invitación estando presente: hay que estar presente con la actitud correcta del corazón, el traje de bodas, que no es negociable. Puedes venir tal como eres, pero al entrar, revístete de la mentalidad de Cristo (cf. Flp 2, 4-11) para que seas identificado, recibido y servido en el banquete de la vida.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

miércoles, 17 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 20,1-16a

 


Evangelio según San Mateo 20,1-16a
porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña.

Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña.

Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza,

les dijo: 'Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo'.

Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.

Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: '¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?'.

Ellos les respondieron: 'Nadie nos ha contratado'. Entonces les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña'.

Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: 'Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros'.

Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario.

Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario.

Y al recibirlo, protestaban contra el propietario,

diciendo: 'Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada'.

El propietario respondió a uno de ellos: 'Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario?

Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti.

¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?'.

Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos».


RESONAR DE LA PALABRA

Una justicia mayor

Esta parábola causa acidez a muchos que consideran injusto el acto del terrateniente. Pero quizás nos está enseñando una justicia mayor. Imaginemos el escenario: hay unos trabajadores que esperan ser recogidos para trabajar en el mercado. Salimos por la mañana para elegir a algunos de ellos. ¿A quiénes elegimos? A los jóvenes, a los aptos y a los sanos. Los viejos, los enfermos y los discapacitados quedan fuera. Por eso, cuando el propietario de la viña sale a la hora undécima, todavía están allí, y los elige. Sabiendo muy bien que tienen una familia que alimentar y necesidades que satisfacer, les paga generosamente; y les paga primero, porque, siendo viejos, enfermos o discapacitados, podrían tardar más tiempo en llegar a casa. Los obreros que trabajaron todo el día también recibieron exactamente lo que habían acordado. Jesús nos deja una pista al principio de lo que podemos esperar en el Reino: una justicia más profunda ungida de compasión.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

martes, 16 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 19,23-30


Evangelio según San Mateo 19,23-30
Jesús dijo entonces a sus discípulos: "Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos.

Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos".

Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?".

Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible".

Pedro, tomando la palabra, dijo: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?".

Jesús les respondió: "Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.

Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna.

Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros.


RESONAR DE LA PALABRA

Sueña como María

Si la Asunción de María es una garantía del destino que nos espera si elegimos bien, el Magnificat de María es una celebración de lo que Dios puede hacer en nuestra vida terrenal. El Magnificat proclama un nuevo orden mundial en el que las personas de los márgenes estarán en el centro y habrá una nueva forma de ser. Es un sueño poderoso que desafía a los poderes fácticos. La historia confirma cómo los poderes terrenales temblaron ante este himno: En 1805, la Compañía Británica de las Indias Orientales prohibió su recitación en Calcuta. En los años 70, la junta militar argentina lo prohibió cuando las madres de los ciudadanos "desaparecidos" lo utilizaron para llamar a la resistencia no violenta. En los años 80, el Gobierno de Guatemala prohibió su recitación pública. El Magnificat es María proclamando con valentía el sueño de Dios. Nosotros debemos realizar sin miedo su sueño para el mundo para compartir su destino en el cielo.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

lunes, 15 de agosto de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 1,39-56

 

Evangelio según San Lucas 1,39-56
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá.

Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo,

exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!

¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?

Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.

Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".

María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor,

y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,

porque él miró con bondad la pequeñez de tu servidora.

En adelante todas las generaciones me llamarán feliz".

Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:

¡su Nombre es santo!

Su misericordia se extiende de generación en generación

sobre aquellos que lo temen.

Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.

Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.

Colmó de bienes a los hambrientos

y despidió a los ricos con las manos vacías.

Socorrió a Israel, su servidor,

acordándose de su misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,

en favor de Abraham y de su descendencia para siempre".

María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.


RESONAR DE LA PALABRA

Sueña como María

Si la Asunción de María es una garantía del destino que nos espera si elegimos bien, el Magnificat de María es una celebración de lo que Dios puede hacer en nuestra vida terrenal. El Magnificat proclama un nuevo orden mundial en el que las personas de los márgenes estarán en el centro y habrá una nueva forma de ser. Es un sueño poderoso que desafía a los poderes fácticos. La historia confirma cómo los poderes terrenales temblaron ante este himno: En 1805, la Compañía Británica de las Indias Orientales prohibió su recitación en Calcuta. En los años 70, la junta militar argentina lo prohibió cuando las madres de los ciudadanos "desaparecidos" lo utilizaron para llamar a la resistencia no violenta. En los años 80, el Gobierno de Guatemala prohibió su recitación pública. El Magnificat es María proclamando con valentía el sueño de Dios. Nosotros debemos realizar sin miedo su sueño para el mundo para compartir su destino en el cielo.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA