sábado, 31 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 6,24-35

 

Evangelio según San Juan 6,24-35
Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.

Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo llegaste?".

Jesús les respondió: "Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse.

Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello".

Ellos le preguntaron: "¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?".

Jesús les respondió: "La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado".

Y volvieron a preguntarle: "¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas?

Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo".

Jesús respondió: "Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo;

porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo".

Ellos le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan".

Jesús les respondió: "Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.


RESONAR DE LA PALABRA 

EL PAN DE VIDA Y DE LA LIBERTAD

 La primera lectura nos presenta una de las ocasiones en que el proyecto de ser un pueblo libre en una tierra libre, guiados por el Dios que escuchó su clamor cuando eran esclavos... es puesto en cuestión ante las dificultades que se encuentran en el camino. No es fácil ser libre, ser libres juntos, y con una estructuras/leyes que aseguren esa libertad.

Vivimos en un país libre (escribo desde España). Es lo que se suele decir. Hemos ido ganando muchas cuotas de libertad en muchos ámbitos: laborales, sociales, políticos, económicos, personales... Aunque también vemos últimamente algunos retrocesos y cuestionamientos sobre ciertos logros en igualdad, respeto, derechos humanos... Pero resulta que, realidad, no somos tan libres.

+ Vivimos muy pendientes y condicionados por la opinión de los demás, y nos cuesta mucho ser nosotros mismos.

+ Nos vemos enredados en una sociedad de consumo, que necesita multiplicar nuestras necesidades, aun a costa de esquilmar el planeta. Nunca tenemos suficiente, y nos puede la ansiedad de tener/comprar, visitar, viajar, acumular, probar... de un modo compulsivo y absurdo, derrochando y malgastando, sin valorar y cuidar, en cambio, lo que es realmente importante... y a los que necesitan todo para poder simplemente vivir.

+ Esta sociedad de la comunicación y de las redes sociales nunca como ahora nos había condicionado y «engañado» con las falsas noticias, los bulos, la información que se esconde (o se impide investigar con la fuerza de los votos la gestión política, los dineros en negro, las adjudicaciones a dedo, las comisiones ilegales...), porque como se destape el asunto...

+ Los mensajes políticos se lanzan, se adaptan o se esconden a golpe de lo que revelan las encuestas, y si ayer dije «X», es que me interpretaron mal, o las circunstancias han cambiado... La confusión de valores, la desinformación y la manipulación mediática no son nunca una ayuda para nuestra libertad. Al contrario. Ya lo dijo Jesús: La verdad os hará libres...

+ Por otro lado se nos multiplican los miedos: miedo al emigrante que «nos invade». Miedo a que ganen el poder los que no son de los nuestros. Miedo a perder el puesto de trabajo que parecía tan seguro. Miedo a perder la salud, o a no ser bien atendidos si no tenemos un seguro privado. A no tener una jubilación suficiente... El miedo provocado no es un ingrediente compatible con la libertad.

+ También nos «atan» nuestra historia y heridas personales, las relaciones que se han roto, o que no somos capaces de romper, los errores cometidos, las etiquetas que nos han puesto...

La Revolución Francesa colocó la «libertad» en un altar (junto a otras dos, formando una auténtica trinidad indivisible: igualdad y fraternidad). Pero estamos lejos de aquellos ideales. Habría que empezar por ponernos de acuerdo en lo que realmente significa esta «mágica» palabra. Nadie puede apropiarse de ella, como bandera o estandarte, dando a entender que «los otros» nos la quitarían. Cuando la política se dedica a dividir en «buenos y malos» deja de ser política.

Tiene que ir de la mano de la responsabilidad, y estar al alcance de todos, y no solo de los que están mejor económicamente, pues cuando se carece de lo básico no hay libertad (por eso acabaron así los israelitas en Egipto).

 Precisamente el libro del Éxodo nos muestra cómo la libertad por la que Dios opta consiste en «liberar» del trabajo esclavo, de la falta de medios de subsistencia, del manejo del Faraón y sus leyes abusivas... aunque tengan el estómago lleno y les permitan ciertas «libertades» para que estén contentos y no se quejen (hoy diríamos: toros, fútbol, culebrones familiares, conciertos, «Sálvame», «Supervivientes», «First of Dates»...). Aquella libertad planteada por Dios exigía aprender a ser un pueblo unido y justo. Por eso es tan necesario lo que nos ha pedido San Pablo: «despojaos del hombre viejo», de las «ideas vacías», renovar la mente y el espíritu...

El maná y las codornices que vienen «del cielo» fueron la ayuda necesaria de Dios para poder caminar y vencer las dificultades. Precisamente cesarán cuando entren en la Tierra Prometida.

Cuando Jesús se presenta a sí mismo como el verdadero pan del cielo que nos da su Padre, y que baja para dar vida al mundo... nos está llamando a la libertad, a la fraternidad, a la comunión. Nos falta mucho «éxodo» para ser libres y necesitamos mucho ese Pan que nos ha ofrecido el Padre para construir la «civilización del amor». Cuando el sacerdote ponga en tus manos el Maná Eucarístico.... ya sabes que es para ponerte en camino, salir de tantas ataduras, despojarte del hombre viejo, corrompido por sus apetencias seductoras; para renovarte en la mente y en el espíritu y ser revestidos de la nueva condición humana creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas. «Señor, danos siempre de este Pan».

Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

viernes, 30 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 14,1-12

 


Evangelio según San Mateo 14,1-12
En aquel tiempo, la fama de Jesús llegó a oídos del tetrarca Herodes,

y él dijo a sus allegados: "Este es Juan el Bautista; ha resucitado de entre los muertos, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos".

Herodes, en efecto, había hecho arrestar, encadenar y encarcelar a Juan, a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe,

porque Juan le decía: "No te es lícito tenerla".

Herodes quería matarlo, pero tenía miedo del pueblo, que consideraba a Juan un profeta.

El día en que Herodes festejaba su cumpleaños, la hija de Herodías bailó en público, y le agradó tanto a Herodes

que prometió bajo juramento darle lo que pidiera.

Instigada por su madre, ella dijo: "Tráeme aquí sobre una bandeja la cabeza de Juan el Bautista".

El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por los convidados, ordenó que se la dieran

y mandó decapitar a Juan en la cárcel.

Su cabeza fue llevada sobre una bandeja y entregada a la joven, y esta la presentó a su madre.

Los discípulos de Juan recogieron el cadáver, lo sepultaron y después fueron a informar a Jesús.



RESONAR DE LA PALABRA 

Queridos amigos y amigas:

El evangelio nos presenta el relato de la decapitación de Juan el Bautista, del mismo modo que en Marcos 6, 14-29 esta narración entra de improviso, como un recuerdo inquietante suscitado por hechos recientes. El precursor del Mesías, profeta de una fuerte personalidad moral, había denunciando, en nombre de Dios, el pecado de Herodes. De algún modo el evangelista nos quiere mostrar que, si la misión de Juan está vinculada con la de Jesús, la muerte violenta y su sepultura pueden también prefigurar la de Jesús.

La voz de los profetas se vuelve incomoda cuando denuncian las injusticias. Como dijo Monseñor Óscar Romero se «mata a quien estorba» y el que dice la verdad estorba. A Herodías le estorbaba Juan el Bautista porque le recordaba su mal comportamiento, lo mismo a Herodes le resultaba incomoda la denuncia del Bautista, atrapado por el quedar bien, decide mandar a decapitar al precursor. La escena dramática nos presenta como el mal se disfraza en la frivolidad del aplauso y en la dependencia de otros que la bailotean. Así se teje una trama donde se cruzan la pasión y la venganza, el miedo y la complacencia, la danza de una doncella y la vida de un profeta servida en una bandeja de un banquete.

El Bautista supo jugarse su vida hasta el final por denunciar valientemente lo que es injusto. El evangelio de Mateo al introducir la narración del martirio de Juan sugiere al lector que Jesús también será condenado por dar testimonio de la verdad. Jesús como lo vemos en el evangelio se entrega hasta el último momento por defender la vida y la dignidad de todos y de cada uno de los hijos de Dios, particularmente de aquellos que no gozan de una dignidad reconocida: los pecadores, los pobres, los marginados, las mujeres.

Es justamente ese testimonio profético de Jesús lo que cautivó a Ignacio de Loyola, cuya memoria celebramos hoy. Desde su convalecencia en Loyola hasta su profunda experiencia mística en Manresa lo que pedía continuamente era «conocimiento interno de Jesús para más amarle y seguirle». Pidamos por su intercesión el don del discernimiento para buscar siempre, como los profetas, la voluntad de Dios. Que San Ignacio nos contagie de su experiencia espiritual para «hallar a Dios en todas las cosas».


Tomad, Señor y recibid
toda mi libertad
mi memoria, mi entendimiento
y toda mi voluntad
Todo mi haber y mi poseer
vos me lo disteis
a vos Señor lo torno
Todo es vuestro
disponed a toda vuestra voluntad
Dadme vuestro amor y gracia
que ésta me basta

San Ignacio de Loyola

Fraternalmente,
Edgardo Guzmán, cmf.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

jueves, 29 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 13,54-58

 

Evangelio según San Mateo 13,54-58
Al llegar a su pueblo, se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados. "¿De dónde le viene, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros?

¿No es este el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son hermanos suyos Santiago, José, Simón y Judas?

¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?".

Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo. Entonces les dijo: "Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia".

Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos y amigas:

El evangelio de Mateo después del «Discurso de las parábolas» (Mt 13, 1-52), nos presenta a Jesús en la sinagoga de su tierra, en Nazaret, rechazado por sus propios paisanos. Es interesante, estamos en Nazaret. Nazaret es el lugar de la fe, porque es el lugar de María, donde por primera vez la humanidad responde plenamente a Dios: ¡que se cumpla en mí según tu palabra! Es el lugar de adhesión al plan de Dios, pero también es el lugar de la incredulidad. Jesús no puede hacer muchos milagros por la incredulidad de su gente.

Cuando Jesús llega a Nazaret sus vecinos se sorprenden de dos cosas: de la sabiduría de su corazón y de la fuerza sanadora de sus manos. Esto es lo que llamada poderosamente la atención de su persona. No es un líder cualquiera. Tampoco es un intelectual con una gran formación académica. No tiene el poder sagrado de los sacerdotes del templo. No es miembro de una familia de renombre ni pertenecía a una élite de privilegio. Sin embargo, transmitía su experiencia de Dios de una forma totalmente nueva, bajo el signo del amor.

En Nazaret no lo aceptan, neutralizan su presencia con una serie de preguntas, sospechas, perplejidad. Esto les impide captar la novedad asombrosa de su enseñanza y dejarse sanar por su compasión. También nosotros corremos este mismo riesgo cuando damos ya por sabido el evangelio. Y es que «a Jesús no se le puede entender desde fuera. Hay que entrar en contacto con él. Dejar que nos enseñe cosas tan decisivas como la alegría de vivir, la compasión o la voluntad de crear un mundo más justo» (Pagola).

También nosotros estamos llamados a superar la desconfianza o quedarnos solo en la exterioridad. Como señaló el papa Francisco, en el Ángelus del 4 de julio de este año: «y aquí entramos precisamente en el núcleo del problema: cuando hacemos que prevalezca la comodidad de la costumbre y la dictadura de los prejuicios, es difícil abrirse a la novedad y dejarse sorprender. Nosotros controlamos, con la costumbre, con los prejuicios. Y esto puede suceder también con Dios, precisamente a nosotros creyentes, a nosotros que pensamos que conocemos a Jesús, que sabemos ya mucho sobre Él y que nos basta con repetir las cosas de siempre».

Dónanos Señor la capacidad del asombro, de abrirnos a las sorpresas que traes a nuestra vida para que nuestra fe no sea una costumbre social anquilosada. ¡Señor, haz que encontremos tu presencia humilde y escondida en la vida de cada día!

Fraternalmente,
Edgardo Guzmán, cmf.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

miércoles, 28 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 11,19-27

 

Evangelio según San Juan 11,19-27
Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano.

Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa.

Marta dijo a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.

Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas".

Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará".

Marta le respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día".

Jesús le dijo: "Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá;

y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?".

Ella le respondió: "Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo".


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos y amigas:

Hoy celebramos la fiesta de Santa Marta. En el evangelio vemos que Marta sale al encuentro de Jesús cuando aún él está en camino. Es una bella escena para contemplar. A diferencia de su hermana María que se queda en casa, Marta salió a buscar. Justo cuando estaba atravesando un momento difícil como la muerte de su hermano Lázaro. Es una experiencia límite, pero no la paraliza. ¡Qué iluminadora es está actitud de Marta también para nosotros hoy! Nos muestra que aún en los acontecimientos más duros de la vida, no podemos quedarnos estancados.

Ese deseo de encuentro con Jesús lleva a Marta a experimentar consuelo en su dolor. ¿En las situaciones límites de mi vida experimento ese deseo de encuentro con Dios? ¿Soy capaz de salir de mí mismo? Marta nos enseña que podemos abrirnos a la presencia sanadora de Jesús que es capaz de llenar de mi vida de gratuidad. ¿En los problemas de mi vida soy capaz de permanecer en Jesús? La amistad con Jesús, como lo vemos en los hermanos de Betania, nos ayuda a salir adelante en las dificultades.

Jesús nos cuestiona con cariño, como a Marta, y nos dice: «Yo soy la resurrección y la vida... el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre». El discípulo del Señor está llamado hacer propia la pregunta de Jesús a Marta: «¿Crees esto?». ¿Qué implica para mí que él sea la resurrección y la vida? ¿Cómo incide en mi vida de cada día mi fe en él? El evangelio hace de nuestro encontró con Jesús y de la amistad con él una expresión de fe y de esperanza de una vida nueva.

Jesús sin ahorrar las lágrimas a Marta le asegura que su hermano vivirá. Jesús nos asegura que el que cree en él ya ha pasado de la muerte a la vida. El camino propio del discipulado es pasar de la oscuridad de lo que da muerte a la luz de lo que nos da vida. Como a Marta nos toca pasar del «por qué no estabas aquí» a la fe confiada en Jesús: «Yo creo Señor, que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo».

Danos Señor la gracia de crecer en la devoción profunda a tu persona. Llena nuestra vida con una ilusión renovada, que seamos capaz de agradecer siempre tu presencia.

Fraternalmente,
Edgardo Guzmán, cmf.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

martes, 27 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 13,44-46

 

Evangelio según San Mateo 13,44-46
Jesús dijo a la multitud:

"El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.

El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas;

y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró."


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos amigos y amigas:

Las parábolas del evangelio de este día, el tesoro escondido y la perla fina, ponen en evidencia el valor absoluto del Reino de Dios anunciado por Jesús, por el cual vale la pena venderlo todo. Esta fue la experiencia que tuvo Jesús cuando descubrió la gratuidad y belleza del Reino de su Padre, por eso afirmó: ¡Donde esté tu tesoro estará tu corazón! Y es que el Reino de Dios exige una completa dedicación a su causa.

Este Reino no es cualquier cosa, es alguien, es haber encontrado la persona de Jesús en el campo de la vida. Y es tanta la alegría que nos produce el horizonte de sentido que le abre a nuestra existencia ese encuentro con él, que dejamos todo lo que considerábamos importante hasta ese momento. De este modo le damos lugar a la novedad de lo que hemos encontrado, no porque haya que pagar nada por lo que hemos encontrado. Al contrario, es su absoluta gratuidad la que nos lleva a querer venderlo todo para tener espacio donde recibirlo.

Por otra parte, la parábola nos presenta la radicalidad en la elección por el Reino de Dios. El Reino se convierte en el único valor absoluto para quien recibe el don de descubrirlo; es la mayor riqueza para el seguidor de Jesús. A los que han sido afortunados con su hallazgo les queda una tarea para toda la vida, la de ir subordinando (vende todo lo que tiene, señala Jesús) todo a causa del Reino.

Pidamos al Señor que nos dé la gracia que nuestra vida sea unificada entorno al Reino de Dios. Que estemos atentos a no dejarnos seducir por las cosas vanas de este mundo como el poder, el prestigio, el placer. Ayúdanos Señor ha descubrir cada día la novedad de tu llamada, que como tus discípulos podamos experimentar que nos miras a nuestros ojos y nos dices: «¡Sígueme!».

Fraternalmente,
Edgardo Guzmán, cmf.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

lunes, 26 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 13,36-43

 


Evangelio según San Mateo 13,36-43 
Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña en el campo".

El les respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre;

el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno,

y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles.

Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo.

El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal,

y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes.

Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!"


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos amigos y amigas:

Llama la atención cómo los discípulos le piden a Jesús que les explique la parábola del trigo y la cizaña. Se lo piden en estos términos: «Acláranos la parábola de la cizaña en el campo». Es justamente con la realidad del mal, con la cizaña, con la que solemos tener mas problemas. La interpretación de la parábola de la cizaña se presta a muchas reflexiones, quizás previstas por el evangelista. El texto nos transmite una convicción rotunda: «solo el Hijo del hombre puede poner punto final a la ambigüedad de la historia».

Jesús invita a los discípulos en primer lugar a la tolerancia, ante el riesgo constante de todo grupo o institución religiosa de creerse mejor que las demás y autoproclamarse escogida frente a los otros. Fácilmente podemos caer en el juicio sobre los demás, en calificativos como «malas hierbas». En un mundo cada vez más plural y diverso como el nuestro es fundamental la tolerancia y el respeto para una convivencia pacífica.

También en mí hay trigo y cizaña, pero no es el momento de perder la paciencia, sino de dejar que Dios marque el ritmo de la cosecha. Reconocer que en uno mismo hay trigo y cizaña nos tendría que ayudar para ser más comprensivos con los demás y para saber aceptar el ritmo de Dios en nuestras vidas. Muchas veces escucho, pero no dejo que la Palabra de Dios, la semilla buena-el Hijo del hombre, llegue a mi corazón. ¿Cómo cuido el terreno de mi corazón para la escucha de la Palabra?

El acento de la explicación de la parábola está en el juicio escatológico. Al final de los tiempos, el Hijo del hombre con su sabiduría, su justicia y su misericordia, separará los verdaderos ciudadanos del Reino de la cizaña. El criterio de separación, como aparece más adelante en el evangelio de Mateo 25, 31-46, será lo que hayamos hecho o dejado de hacer con el que tuvo hambre y sed, con el migrante y el desnudo, con el encarcelado y el enfermo. Cuando es tan fuerte el grito de dolor de los inocentes necesitamos que Jesús nos anime con sus palabras. El mal no tiene la última palabra.

Que tu esperanza nos acompañe Señor para afrontar con ánimo las dificultades y pruebas de cada día.

Fraternalmente,
Edgardo Guzmán, cmf.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

domingo, 25 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 13,31-35

 

Evangelio según San Mateo 13,31-35
Jesús propuso a la gente otra parábola:

"El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo.

En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas".

Después les dijo esta otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa".

Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas,

para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo.


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos y amigas:

Estamos ya en la decimoséptima semana del tiempo ordinario. Durante estos días seguiremos escuchando del capítulo trece del evangelio de Mateo las parábolas sobre el Reino. Jesús comunicó su experiencia del Reino de Dios a través de un lenguaje sencillo y claro. No utilizó un lenguaje como el de los escribas para dialogar con los campesinos de Galilea. Tampoco se valió de conceptos para hablarnos de lo que vivía en su interior. Acudió a un lenguaje que le venía de la vida que le rodeaba, de lo que observaba en la naturaleza, de las personas que encontraba.

Jesús recogía, guardaba y meditaba sobre lo que encontraba, observaba, conocía; y sabía contar pequeñas historias con gran creatividad, inventaba imágenes, concebía bellas metáforas, sugería comparaciones y, sobre todo, tenía el arte de narrar parábolas que cautivaban a la gente. Utilizaba el lenguaje de los poetas. Acercarnos a sus relatos es adentrarnos en su fascinante experiencia del Reino de Dios.

Las dos imágenes del evangelio de este día: la mostaza y la levadura nos dan una idea del dinamismo de crecimiento y de transformación del reinado de Dios. Tanto la semilla de mostaza como la levadura son realidades pequeñas, sencillas, humildes, pero guardan en sí mismas un potencial de crecimiento insospechado. Frente a una mentalidad donde se valora solo lo grande y lo poderoso, Jesús nos enseña a redescubrir el valor de las «cosas pequeñas» y de lo cotidiano.

Del mismo modo el Reino de Dios está ya presente entre nosotros, no se manifiesta de un modo espectacular, está escondido, pero su fuerza de crecimiento es capaz de fermentar toda la realidad. Quizás también nosotros queremos que Dios se revele de un modo grande y poderoso. Sin embargo, la acción salvadora de Dios se descubre en la actuación humilde de Jesús. La fuerza interior y dinámica del Reino de Dios tiene la capacidad de transformar la vida entera del ser humano.

Pidamos al Señor que nos contagie su confianza total en la acción de Dios, que de forma oculta y secreta está actuando siempre para nuestro bien.

Fraternalmente,
Edgardo Guzmán, cmf.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

viernes, 23 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 13,24-30

 


Evangelio según San Mateo 13,24-30
Jesús propuso a la gente otra parábola:

"El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo;

pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue.

Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña.

Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: 'Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?'.

El les respondió: 'Esto lo ha hecho algún enemigo'. Los peones replicaron: '¿Quieres que vayamos a arrancarla?'.

'No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo.

Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero'".


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos y amigas:

Terminamos la semana escuchando otra de las llamadas parábolas del Reino que el evangelista Mateo ofrece agrupadas. En los próximos días, fortalecidos ya por la celebración del domingo, se nos proclamarán más.

Nos encontramos hoy ante el trigo y la cizaña, que crecen mezclados en el campo; en un campo en el que los enemigos del Reino han ido haciendo también su trabajo. Muchos de nosotros pertenecemos a generaciones educadas en la contemplación de la misericordia de Dios, en la conciencia de su deseo de salvar a todos y de su infinita paciencia. Corremos el peligro (y a veces hemos caído en él) de minusvalorar la fuerza del mal, del que está sembrado en el campo del mundo y del que anida dentro de cada uno de nosotros. Con frecuencia, con el paso de los años, hemos ido poniendo palabra a esta experiencia: el mal existe; el mal tiene fuerza; el mal pelea dentro de cada uno de nosotros, a veces incluso con procedimientos muy sibilinos; el Reino tiene enemigos, y nosotros a veces bailamos a su ritmo.

Por eso la parábola suena tan bien y nos invita gozosa y confiadamente a la esperanza. La fe nos invita a ser lúcidos, a vivir en sencillez, pero también en astucia, a calcular bien el peso, la medida y el coste de la torre antes de edificarla. Hay cizaña; y de vez en cuando colaboramos con ella. No caigamos en ingenuidades que Dios no desea.

Pro al tiempo se nos ofrecen mil ayudas para que el trigo termine con la cizaña en nosotros, para que el bien venza claramente la batalla al mal, para que el Reino pueda seguir abriéndose camino con nuestra ayuda.

Hoy es sábado. María de Nazaret camina con nosotros todos los días del año, pero hoy podemos invocarla de modo especial, unidos a los millones de creyentes que lo hacen: María, madre y hermana, ayúdanos a dar buen fruto, a acoger mejor la Palabra, a proclamar con nuevo entusiasmo que viviremos como quiere el Señor. Santa María, ruega por nosotros.

¡Buen fin de semana, hermanos! ¡Que el Señor os conceda un buen domingo!

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

jueves, 22 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 13,18-23

 

Evangelio según San Mateo 13,18-23
Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador.

Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: este es el que recibió la semilla al borde del camino.

El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría,

pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe.

El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto.

Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Este produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno".


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos y amigas:

En el sur de Europa solemos creer que los países escandinavos hace décadas que se han desenganchado de las raíces cristianas y viven en una cultura completamente secularizada. Esto no es del todo verdad, aunque algunas estadísticas apunten en esta dirección. Quizá porque fueron países en los que se produjo un desenganche más temprano, son también países en los que se están dando síntomas de “otra cosa”. Santa Brígida, cuya memoria celebramos hoy, viene del Norte. Ella es patrona de Europa porque representa una manera peculiar de iluminar las vicisitudes de este pequeño continente desde su experiencia de la pasión de Cristo.

Fue una santa viajera. Desde su Suecia natal peregrinó a Compostela, a Roma y a Tierra Santa, los tres lugares de referencia religiosa en el Medioevo. Habló a las autoridades civiles y eclesiásticas. Fustigó la corrupción. Nadie, ni siquiera el Papa, se vio libre de sus admoniciones. Quizá hoy no se toleraría una santa tan “incómoda” como Brígida. Pero su unión a Jesús fue y es la garantía de su fruto abundante.

He aquí una de las oraciones que le dirigía:

¡Oh Dulce Jesús! Herid mi corazón,
a fin de que mis lágrimas de amor y penitencia
me sirvan de pan, día y noche.
Convertidme enteramente, Oh mi Señor, a Vos.
Haced que mi corazón sea Vuestra Habitación perpetua.
Y que mi conversación Os sea agradable.
Que el fin de mi vida Os sea de tal suerte loable,
que después de mi muerte pueda merecer Vuestro Paraíso;
y alabaros para siempre en el Cielo con todos Vuestros santos. Amén.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 20,1-2.11-18

 


Evangelio según San Juan 20,1-2.11-18
El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada.

Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto".

María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro

y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.

Ellos le dijeron: "Mujer, ¿por qué lloras?". María respondió: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto".

Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.

Jesús le preguntó: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?". Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo".

Jesús le dijo: "¡María!". Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: "¡Raboní!", es decir "¡Maestro!".

Jesús le dijo: "No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: 'Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes'".

María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos y amigas:

La santa de hoy, Santa María Magdalena, goza de buena prensa. La literatura, la música y el cine la han presentado como una mujer de corazón ancho, una enamorada de Jesús, testigo en primera línea de su muerte y resurrección, símbolo de buscadora y de mujer entregada hasta el final.

En el evangelio de hoy, Jesús pregunta a María de Magdala: ¿Por qué lloras? ¿A quién buscas? Son preguntas que trascienden el personaje de la mujer y se incrustan en cada uno de nosotros:

¿Por qué lloras? Jesús nos invita a tomar conciencia de nuestras pérdidas y de los sentimientos que las acompañan. ¿Qué es lo que ahora produce en nosotros tristeza y desamparo? ¿Qué formas reviste nuestra manera personal de vivir la relación con un Jesús “ausente”? ¿Qué zozobras nos causa el ambiente en el que vivimos?

¿A quién buscas? No es la primera vez que Jesús formula una pregunta como esta. Se la dirigió también a los discípulos de la primera hora al comienzo del evangelio de Juan. Es como si la revelación necesitase siempre el punto de enganche del deseo. Quien no desea no ve. Quien no busca no encuentra. Quien se detiene nunca llega. ¿Cuáles son nuestras búsquedas de hoy? ¿Qué nos mueve por dentro para seguir caminando?

Detrás de cada lágrima, hay un Jesús que las enjuga. Detrás de cada búsqueda hay un Jesús que pronuncia nuestro nombre y nos invita a vivir. La memoria de María Magdalena es la memoria de un amor posible cuando todo parece perdido.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

martes, 20 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 13,1-9

 

Evangelio según San Mateo 13,1-9
Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar.

Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa.

Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas. Les decía: "El sembrador salió a sembrar.

Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron.

Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda;

pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron.

Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron.

Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta.

¡El que tenga oídos, que oiga!".


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos amigos y amigas:

Nuestra tarea, es el ser signos de Reino, hoy sabemos que no es fácil. Nuestra sociedad secular nos cuestiona, eso lo sabemos, pero también sabemos que la alianza no se rompe, que la promesa sigue viva, y puesta la confianza en Dios, todo llega, todo se cumple.

“Cayó en tierra buena y dió grano”; cuantas veces hemos escuchado esta parábola que Mateo pone en labios de Jesús, la parábola del sembrador. Esta es una parábola que a lo largo de tres días la iglesia nos propone meditar, por eso, hoy sólo nos quedaremos con las primeras palabras del Evangelio, “Jesús salió de casa”, la misma propuesta que a Jeremías, la misma respuesta que el profeta.

El Evangelio, el mensaje del Reino es palabra viva, dinámica y eficaz, que tiene que salir al encuentro, a los caminos. Jesús salió al encuentro de los hombres y de las mujeres que vivían como ovejas sin pastor, de hombres y mujeres que saben o intuyen de una semilla que les habita pero que a veces no saben, no entienden o no pueden hacerla crecen, y ahí esta Jesús explicando como hacerla germinar.

“Acudió tanta gente que no cabían en el lugar y se quedaron de pie”, ¿cómo se dispone nuestro corazón para escuchar esas palabras de vida? ¿nos vivimos en la necesidad de salir y buscar? ¿salimos al encuentro de quien nos busca? ¿es nuestro corazón tierra fértil que acoge y recoge lo que se nos regala? ¿somos hospitalidad de la Palabra que se desparrama sin condiciones?

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

lunes, 19 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 12,46-50

 

Evangelio según San Mateo 12,46-50
Todavía estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él.

Alguien le dijo: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte".

Jesús le respondió: "¿Quién es mí madre y quiénes son mis hermanos?".

Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: "Estos son mi madre y mis hermanos.

Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre".


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos y amigas:

El texto del Evangelio de hoy debería ocupar un lugar más importante. Es una de las claves que nos permiten comprender lo que es el Reino de Dios. Es una clave que apunta a una radicalidad total. El Reino rompe con todo lo que estamos acostumbrados. Con la forma como se ha estructurado la sociedad humana desde el principio de nuestra historia. La persona humana, desde siempre, nace y se desarrolla en el marco de una serie de relaciones: las relaciones de familia, las de amistad, las culturales, las de pertenecer a la misma nación, las de hablar la misma lengua. Todas esas relaciones son las que conforman la red humana a que pertenecemos, la red que nos permite sentirnos seguros. Sin esa red nos sentimos perdidos.

Pero esa red de relaciones tiene, al lado de muchos aspectos positivos, otros negativos. El más señalado entre ellos es que marca fronteras y diferencias. Es decir, lo mismo que nos pone en relación con los cercanos (familia, amigos, gente de nuestro pueblo, lengua, religión o cultura) señala también fronteras más allá de las cuales perdemos ese sentimiento de seguridad. El encuentro con el otro, el diferente, nos asusta, nos aterroriza. Y ahí surge la violencia. Así lo que por una parte nos protege también puede ser causa de nuestra perdición.

Jesús nos invita a dar un paso adelante. La verdadera relación, lo que efectivamente nos une, no es la sangre, ni la cultura, ni la religión, ni el pasaporte. Lo que nos une de verdad es el hecho de ser hijos del mismo Padre y cumplir su voluntad. Ese hecho crea una relación que es más fuerte que todas las demás relaciones que hayamos podido crear con nuestra iniciativa e inteligencia. Jesús nos invita a romper las fronteras, a saltar los muros y a reconocer la auténtica fraternidad que hermana. ¿Qué tal si meditamos desde esta Evangelio nuestra relación, por ejemplo, con los inmigrantes?

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

domingo, 18 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 12,38-42

 


Evangelio según San Mateo 12,38-42
Entonces algunos escribas y fariseos le dijeron: "Maestro, queremos que nos hagas ver un signo".

El les respondió: "Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro que el del profeta Jonás.

Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra tres días y tres noches.

El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay alguien que es más que Jonás.

El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra esta generación y la condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien que es más que Salomón."


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos y amigas:

La Palabra es la gota fresca de cada día. Un riego “gota a gota” acaba por convertir nuestros desiertos en vergeles.

Los letrados y fariseos que aparecen en el evangelio de hoy han inventado una frase que resiste las modas: Maestro, queremos ver un milagro tuyo. Primero reconocemos que Dios ha creado este mundo como es, con sus leyes, sus agujeros, su relativa incertidumbre. Luego le pedimos a su Hijo que vaya resolviendo sus paradojas a base de hechos espectaculares.

Lo que los fariseos piden a Jesús es exactamente lo que el diablo le pide en el relato de las tentaciones: ser un mesías espectacular, deslumbrante, hacer todo aquello que es del agrado de los millones de “fans” que esperamos demostraciones palpables de su poder.

Esta tentación es de Jesús y de todos sus seguidores. La respuesta es desconcertante: (A esta generación) no se le dará más signo que el del profeta Jonás. El “signo” es un Mesías escondido durante tres días en el seno de la tierra/ballena. El signo es, una vez más, el misterio de la Pascua: dejarse “derrotar” por la muerte para hacerla estallar desde dentro.

Es llamativa también la insistencia en el hay uno que es más. Jesús es más que Jonás (profeta) y es más que Salomón (rey). Este es más señala su carácter definitivo. En él se cumple toda profecía y se realiza todo reinado. No tenemos que esperar a nadie más.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

sábado, 17 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 6,30-34

 

Evangelio según San Marcos 6,30-34
Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.

El les dijo: "Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco". Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer.

Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto.

Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.

Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.


RESONAR DE LA PALABRA

QUEDARNOS A SOLAS CON JESÚS

Hemos vivido y seguimos viviendo un tiempo muy convulso, que ha removido, cuestionado, eliminado, alterado, puesto en crisis o dejado en evidencia la fragilidad... en tantas cosas de nuestra vida: las relaciones familiares y sociales, la economía, la relación con la naturaleza, el papel de la ciencia y el de los políticos, la responsabilidad personal, la solidaridad, el sacrificio de muchos... Y también ha afectado a la vivencia y práctica de «la fe». Hemos perdido muchas vidas, la salud física y mental ha quedado perjudicada en bastantes casos, y los sentimientos de soledad, depresión, ansiedad, tristeza, desesperanza... se han multiplicado. No es necesario entrar en detalles y descripciones que todos conocemos de primera mano. Hemos andado bastante a tientas y a ciegas viviéndolo todo.

Por eso resulta tremendamente oportuna la invitación que hoy hace Jesús a los suyos de entonces y de hoy: «Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco». Quiere compartir, comentar, reflexionar y orar sobre lo que han vivido los apóstoles en su primer envío. Y a nosotros hoy darnos respiro, descansarnos, abrirnos a él, comentar juntos y buscar algún sentido a todo esto que nos está pasando.

Hay muchos modos de orar:

• Litúrgico/grupal (misas, liturgia de las horas, grupos de oración: carismáticos, Taizé, etc...)

• Rezos diversos (rosario, devociones, santos, oraciones escritas...)

• Pedir y dar gracias al final del día

• Lectura del Evangelio del día, apoyándose con algún comentario..., etc

Bastantes de ellos se han mantenido durante este tiempo «online». No a todos les ha servido o ayudado lo mismo.

En general no nos hemos esforzado mucho en la Iglesia por enseñar a orar al estilo de Jesús, orar como oraba él. Una oración que conecte la fe/evangelio con la vida de cada día, que tenga en cuenta las distintas circunstancias personales: estados de ánimo, tiempo disponible, lugar en que uno se encuentra... Lo que se ha vivido y lo que se ve llegar, lo que hemos visto en la gente, las decisiones que hay que ir tomando...

¤ En el Evangelio de hoy encontramos algunas claves para esa oración con/como Jesús. Los discípulos se reúnen él después de una intensa actividad apostólica, para contarle todo lo que han dicho y han hecho. Es que al Señor le interesa lo que han vivido, y quiere escucharles. Pero además aún les queda mucho para asimilar las enseñanzas del Maestro, y no siempre les va a acompaña el éxito en sus tareas. Es decir: que «estar con Jesús a solas» (oración) significa no sólo «contarle» sino reposar, repasar y compartir con otros lo vivido, y con Jesús profundizar, revisar, corregir, interpretar las cosas a la luz de sus enseñanzas.

¤ Por ejemplo, podríamos preguntarnos:

+ Qué, a quién y cómo tengo que agradecer algo, qué he recibido de los demás, de Dios...; de qué estoy contento/satisfecho y por qué...

+ Qué, con quién tengo que corregir algo, pedir disculpas, cambiar; qué me ha dolido o me ha dejado tocado, y cómo quiero gestionar ese dolor.

+ Qué se me ha quedado sin hacer, o está por completar, y cómo y cuándo hacerlo...

+ De qué manera las enseñanzas de Jesús aportan, iluminan, dan sentido a todo lo que estoy y estamos viviendo, qué tendría que pedirle a Jesús, ¿qué me parece que me diría el?...

¤ Pero estando con Jesús se presenta la gente, les interrumpen. Él observa a una multitud y se «compadece» de ella, es decir que se estremece profundamente, se siente conmovido, afectado por dentro por lo que percibe en los que le buscan. Podemos decir que la gente les «descentra» en el mejor sentido de la palabra. El Señor decide atenderlos porque estaban «como ovejas sin pastor». Es decir: que estando con Jesús (orando) aprendemos a mirar a la gente (no sólo a los nuestros, que también) de otra manera, comprometedora, dejándonos afectar, tocar por dentro... para intentar ofrecerles alguna respuesta. Así que la oración cuando es realmente con Jesús, y como la de Jesús nos ayuda a mirar a los demás de otro modo: con compasión o misericordia.

¤ Dice el Evangelio que: eran tantos los que iban y venían, muchos los vieron marcharse, Jesús vio una multitud. Uno piensa espontáneamente en nuestra propia Iglesia. Son «muchos» los que se han alejado de nosotros, por múltiples causas. También ha ocurrido durante la pandemia. Y son "muchos" los que todavía buscan.

Me voy haciendo cada vez más consciente de cuántos buscan a alguien que les escuche, los acompañe, les ayude a enfrentar sus problemas, a salir de sus atascos, a sentirse un poco comprendidos, estimulados, animados, sin ser juzgados, ni despachados con prisa... Y no tiene que ver mucho la edad, aunque yo los encuentro más a menudo entre los jóvenes y los mayores. Resumiendo: necesitan ser «acogidos». Es cada vez más frecuente que me digan: "¿no podemos hablar de todo esto más despacio, en otro lugar (fuera del confesonario, y desde luego no en un pasillo o en la sacristía)"? "¿Y no podríamos hablar esto juntos, mi pareja y yo con usted?". ¿Y no podría usted quedar algún día con mi hijo...?". Etcétera... Y yo procuro estar disponible, aceptar... pero no llega uno a tantos. Y otros «muchos», seguro, ni se atrevan a pedirlo. Es una tarea no sólo de los que somos pastores, pero también. Y me parece que cada vez es más necesario: ofrecerlo expresamente y pedirlo quienes lo echen en falta.

Pues aquí dejo dos tareas pendientes. Aprender y enseñar a orar/estar con Jesús, descansar en él. Y aprender a ser pastores unos de otros, acogernos y hacer que menos hermanos se nos alejen por no encontrar lo que necesitan. Que nos duela, nos afecte y cuestione su alejamiento para ofrecer humildemente alguna respuesta. O al menos que nos puedan «interrumpir» y nos inquieten (más) sus necesidades.

Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

viernes, 16 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 12,14-21

 

Evangelio según San Mateo 12,14-21
En seguida los fariseos salieron y se confabularon para buscar la forma de acabar con él.

Al enterarse de esto, Jesús se alejó de allí. Muchos lo siguieron, y los curó a todos.

Pero él les ordenó severamente que no lo dieran a conocer,

para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías:

Este es mi servidor, a quien elegí, mi muy querido, en quien tengo puesta mi predilección. Derramaré mi Espíritu sobre él y anunciará la justicia a las naciones.

No discutirá ni gritará, y nadie oirá su voz en las plazas.

No quebrará la caña doblada y no apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia;

y las naciones pondrán la esperanza en su Nombre.


RESONAR DE LA PALABRA


Querido amigo/a:

¿Qué ha hecho Dios por ti? ¿Serías capaz de hacer una lista de todas aquellas acciones amorosas de Dios a través de las cuales te ha ido cuidando desde el seno materno? No. De todas no puedes porque no eres consciente. ¿Serías capaz de recordar algunos acontecimientos de salvación, de traer a la memoria a algunos ángeles (personas) que han sido mensajeros de Dios y que te ayudaron a encontrarte con Él, que fueron guías y luces en tu vida? Estoy seguro que si te pusieras en oración prolongada, un día de retiro, de desierto y orases con esta intención: “Señor ayúdame a ser consciente de todo aquello que has hecho por mi”, te llevarías alguna sorpresa agradable.

Fíjate en el salmo 135 que nos propone hoy la liturgia de la Palabra. Va enumerando los distintas situaciones en las que Dios ha sido amoroso con su pueblo: En nuestra humillación se acordó de nosotros; nos libró de nuestros opresores; con mano poderosa, con brazo extendido… Y la antífona va contestando: Porque es eterna su misericordia. Te propongo que en tu oración de hoy escribas tu propio salmo trayendo a la memoria y al corazón las acciones amorosas que Dios ha ido haciendo en ti desde que tienes uso de razón, y alábale orando con la antífona del salmo … porque es eterna su misericordia.

La lectura del Éxodo es lo que hace, recordar la acción amorosa de Dios para con su pueblo al liberarlo de la esclavitud. Y el Evangelio nos recuerda la última y mayor acción amorosa que Dios nos ha hecho: darnos a su Hijo. Así reza el evangelista Mateo parafraseando al profeta Isaías: Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi predilecto. Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las naciones.

Hoy es sábado. Que María Madre de Jesús y Madre nuestra interceda por nosotros para que tengamos un corazón agradecido que sepa cantar las maravillas del Señor en nuestra vida como ella hizo en el Magníficat.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA