sábado, 29 de febrero de 2020

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 5,27-32


Evangelio según San Lucas 5,27-32
Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, que estaba sentado junto a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme".
El, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
Leví ofreció a Jesús un gran banquete en su casa. Había numerosos publicanos y otras personas que estaban a la mesa con ellos.
Los fariseos y los escribas murmuraban y decían a los discípulos de Jesús: "¿Por qué ustedes comen y beben con publicanos y pecadores?".
Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos.
Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan".


RESONAR DE LA PALABRA

Tercer día después de Ceniza:

Queridos amigos:

El mirar de Dios y el mirar de los seres humanos; el mirar desde el amor y el de los intereses más particulares y egocéntricos; el punto de mira del amor misericordioso y el del prejuicio justiciero de las apariencias.

Una mirada de Dios a cada uno que se vuelve llamada e invitación al seguimiento. Cuando se siente la “mirada de Dios” entonces se produce el milagro de vivir con un corazón sanado de prejuicio, del miedo, y de la egolatría que frecuentemente embarga a esta humanidad. Por eso el prójimo es nuestra mejor medicina, la que Dios nos da.

Te dejo con esta otra llamada por si te sirve para la cuaresma.

LA LLAMADA

Era una de esas personas
que se dicen buenas,
me gustaba alegrar la vida de los demás,
compartir con ellos la felicidad y las risas.
Pero me preguntaba a mí mismo,
¿Qué querrá Dios de mí, si ya soy bueno?
Un día, por despiste,
se me ocurrió asomarme a la ventana
de mi felicidad
y descubrí la mirada triste
del que está solo y marginado,
el llanto del niño que tiene hambre,
el dolor del enfermo,
la lucha del que no tiene trabajo,
la tristeza del que no tiene quien le ame.
....

Todos me tendían las manos,
pero yo no entendía su queja,
y les decía:
“Yo, ya soy feliz y bueno, ¿qué queréis?
Desde la ventana de mi felicidad
te preguntaba:
“Dios ¿Qué hay que hacer para seguir siendo bueno?
Y Tú respondías siempre:

¡ESCUCHA A TUS HERMANOS!,
¡ESCUCHA A TUS HERMANOS!

Miré sus manos, Señor
y oí el gemido de su voz:
“Sé, la carrera del cojo,
la vista del ciego,
la voz del que no habla.
Sé el pan del hambriento,
la fuerza del que lucha,
la alegría del triste,
llora con el desconsolado
y sonríe con el alegre ”
Y yo te pregunté:
Y ¿mi alegría, mi comodidad,mi felicidad?
Y Tú respondías siempre:

ESCUCHA A TUS HERMANOS.

Decidí dejar la ventana de felicidad.
Hice de mi tiempo, el tiempo de ellos,
de mis días, nuestra vida,
de mi sonrisa, nuestra alegría,
de mi fe, tu presencia.
Señor, hoy me presento ante Ti,
con las heridas, el hambre
y los problemas de mis hermanos,
Señor, que no me falten nunca ellos
para poder seguir siendo feliz.
Que tengas buena andadura de Cuaresma.

Pepe Lillo cmf.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

viernes, 28 de febrero de 2020

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 9,14-15


Evangelio según San Mateo 9,14-15
Se acercaron a Jesús los discípulos de Juan y le dijeron: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?".
Jesús les respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.

RESONAR DE LA PALABRA

Segundo día después de Ceniza.

Queridos amigos:

Miramos la cuaresma con un colorido peculiar, y que en no pocas ocasiones proyectamos a nuestro alrededor contagiando a la vida misma con un tinte triste, apesadumbrado, doloso, negativo…. victimista. “Oración, ayuno, limosna” es la triple invitación cuaresmal que frecuentemente asumimos como una imposición del tiempo litúrgico, una sobrecarga de la “religiosidad tradicional” para nuestras apretadas agendas personales y sociales; en consecuencia alzamos la mirada al cielo haciendo observar la inutilidad del sacrificio realizado y argumentamos en el entorno sobre la ineficacia del empeño, el atavismo cultural; al tiempo que clamamos en el lamento de un duelo lleno de envidia por quienes no cargan con nuestra penitencia. Somos la viva imagen de aquel cofrade que cargando con su cruz iba echando juramentos a todo el que se asomaba a contemplar la belleza del paso del calvario.

Una espiritualidad y ascéticas vividas como imposición, son inútiles para quien las practica y antitestimoniales para quien las contempla, ¡Auténtica carga de costalero desmotivado y depresivo! ¿Cómo no nos van a echar en cara a muchos de los que nos decimos creyentes ese aire funesto con el que teñimos nuestra vida y pretendemos decolorar la de los otros?

Desde luego, “los amigos del novio” llevan un aire distinto: jovial, entusiasta, rebosante de alegría, gozoso por poder participar de la fiesta a que han sido invitados.

¿Y si diéramos un giro a nuestras oraciones, ayunos y penitencias?

De una oración entendida como tiempo intransigente del rezo obligatorio y de devociones marcadas y labios que pronuncian rutinas para pretender dejar bendito todo lo que vemos y tocamos…A una ORACIÓN que suponga rescatar un breve tiempo para el encuentro personal y con el Padre, sin muchas palabras pero con un deseo enorme de hacerle partícipe de mi vida. Incluyendo en ese encuentro a las personas que amo o digo amar.

Un AYUNO que más allá de alimentario entienda que no puedo dejar mi vida en un frenético pasar los días sin ningún tipo de exigencia personal en provecho propio y ajeno. Ayuno de: apatía, de todo vale a cualquier coste, de derrotismo barato y palabrería para justificarme. A cambio una “DIETA” de austeridad, contra-consumista, que me permita ver dónde están los valores fundamentales; de cercanía a personas a quienes trato con dureza e indiferencia, ayunando de palabras duras e hirientes. …

LIMOSNA que se aleja de la mirada miserable que impongo al mundo a cambio de la acogida en mi vida de la persona del otro, con todos sus problemas -y también sus alegrías-. La auténtica limosna lejos de suponer pérdida de lo mío, significa la ganancia en la riqueza personal del otro.

ORACIÓN, AYUNO, LIMOSNA lejos de ser un castigo porque ha llegado la cuaresma, son una gran oportunidad para descubrir la alegría del Evangelio y disfrutar de la Bienaventuranza del Reino.

Te deseo toda la felicidad del mundo.

Pepe Lillo cmf.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

jueves, 27 de febrero de 2020

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 9,22-25


Evangelio según San Lucas 9,22-25
Jesús dijo a sus discípulos:
"El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día".
Después dijo a todos: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga.
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará.
¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde y arruina su vida?


RESONAR DE LA PALABRA

Primer día después de Ceniza :

Queridos amigos:

Si has decidido emprender el itinerario de la Cuaresma pasando el umbral de la Ceniza, no está de más acoger con atención las instrucciones que dan las lecturas de hoy, comenzando por el Deuteronomio: “Pongo ante ti vida y bien, muerte y mal; ... si eliges … tendrás...”. Cuando nuestros padres nos educan en los primeros pasos de la libertad suelen decirnos con frecuencia ante elecciones absurdas: “luego no digas que….” o “atente a las consecuencias…. y cuando vengan los resultados no te quejes...”

Es lo lógico, si pones tus ahorros y esfuerzos en una buena empresa, lo normal será obtener beneficios, tranquilidad, prosperidad, dicha y felicidad o por lo menos así nos lo prometen. Pero si te gusta arriesgar en negocios y asuntos poco fiables…. “atente a las consecuencias” muerte y mal son inherentes a tu elección y a los devaneos en que te prodigaste.

Sin embargo el evangelio de Jesús rompe esta lógica y nos invita a poner en práctica las reglas inversas: Si quieres vida, escoge muerte; porque quien se agarra a la ficha de su vida, pierde la partida y a sí mismo.

Parecen dos maneras muy distintas de ver y valorar la vida -en realidad iguales, aunque la literalidad haya podido llevar a lecturas antagónicas en la historia- : Comodidad, tranquilidad, bienestar, placer, seguridad, ser bueno para sí mismo y ante el espejo…como ideal de vida. Por otro lado y con mirada evangélica: Esfuerzo por el cambio interior, inquietud ante las dolencias del mundo y las carencias de los otros -a quienes me “aprojimo” y de quienes me hago cargo, más allá del cansancio, hasta la cruz-, aprender a disfrutar la vida en la felicidad, los logros e incluso los dolores de los otros. Fuera envidia, competitividad, afán de poder y deseo de tener más….

La propuesta de Jesús es clara y la hemos escuchado muchas veces de una u otra manera, ¡cargar cada jornada con la vida!, la de los demás, desviviéndome en ellos, pronunciando sus nombres en el corazón para amarlos al modo en que Dios los ama, vivir en actitud de servicio constante ante las precariedades que se presentan y afrontar los retos por mejorar la realidad en la que estamos sumergidos, tratando de liberar ataduras y esclavitudes propias y ajenas.

Para quien desde la fe no entiende otra autoridad que el servir hasta dar la vida por amor, cargar cada jornada con la cruz de la vida es auténtica fuente de vida y dadora de sentido en la búsqueda de realización humana. y jamás entendida como castigo, como la entendieron los poderosos al cargarla sobre Jesús.

“AVE CRUX, SPES UNICA”, reza el lema que resuena desde los primeros siglos y se plasma en el pedestal de multitud de calvarios e iconografías diversas.

Recibe un cordial abrazo en la Cruz de Cristo

Pepe Lillo cmf.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

miércoles, 26 de febrero de 2020

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 6,1-6.16-18


Evangelio según San Mateo 6,1-6.16-18
Jesús dijo a sus discípulos:
Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo.
Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha,
para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro,
para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.


RESONAR DE LA PALABRA

El Miércoles de Ceniza se me asemeja al paso de una frontera, una puerta de embarque, un cambio de destino (para quienes por oficio o estado de vida nos toca de vez en cuando), si quieres hasta un agujero en el tiempo. Un antes y un después. Un acceso que nos empuja a un ámbito de la fe sin retorno al instante anterior; instante en el que nuestras rutinas, ataduras y aparentes albedríos sometidos a los criterios y valores del mundo que pisamos, nos tienen sumidos en el caos de cada jornada. Un antes y un después de la celebración de la ceniza.

Un antes que nos da pereza dejar: las calles de nuestra vida con sus recorridos habituales; nuestros escaparates de atractivo; nuestros ritmos de trabajo, ocio, pasión, indiferencia, tedio, ansiedad, palabrería, orden y desorden… pero es el mundo que conozco y que creo dominar a mi antojo, que recorremos a diario tú y yo bajo el principio de “sacar el máximo placer a la vida”.

No quisiéramos llegar a esa puerta de embarque en que la nostalgia de los recuerdos de lo vivido se agolpan en el sentimiento de abandono de las propias seguridades; dejar atrás todo aquello que acaparó nuestra dedicación y esfuerzo a cambio de comenzar un tiempo nuevo de la vida, es siempre incómodo e incierto. Las despedidas se alargan inútilmente, las lágrimas si las hubiere, remedian poco la soledad de la decisión por hacerse al necesario embarque en la respuesta a la llamada que se nos hace. Y la puerta, el paso, el instante, el cambio de vida… El MIÉRCOLES DE CENIZA están ahí de manera irremediable.

La llamada para embarcar en una conversión y cambio reales, interiores, transformadores de tu mundo, significativos en tu vida… está ahí de manera ineludible.

Puedes escenificar todo lo que quieras la batalla entre don carnal y doña Cuaresma, pero el momento y la toma de decisión no tienen vuelta. Prepara el visado de tu “Limosna, Oración y Ayuno”. No valen falsificaciones, apariencias, fingimientos ni obras de mala calidad; en la puerta de acceso está ese Padre que sin “escáner” ve en lo escondido de cada corazón.

¡Ánimo! Comienza la gran aventura de la Cuaresma.

Pepe Lillo cmf.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

martes, 25 de febrero de 2020

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 9,30-37


Evangelio según San Marcos 9,30-37
Al salir de allí atravesaron la Galilea; Jesús no quería que nadie lo supiera,
porque enseñaba y les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará".
Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas.
Llegaron a Cafarnaún y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: "¿De qué hablaban en el camino?".
Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande.
Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: "El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos".
Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo:
"El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado".


RESONAR DE LA PALABRA

Un saludo en este martes pre-ceniza:

“¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros?” Así comienza hoy el texto de la carta de Santiago en la primera lectura que creo muy recomendable leer con detenimiento. “¿De qué discutíais por el camino?” pregunta Jesús a sus discípulos en el evangelio.

Sin más preámbulos un dato de nuestra realidad: Los 22 hombres más ricos del mundo tienen más riqueza que todas las mujeres de África.

De todos es conocida la situación de injusticia y desigualdad de la sociedad mundial y todos tenemos nuestro elenco de imágenes y datos más menos puestos al día sobre el alcance y lo inhumano de la realidad en que vivimos. Éste parece otro demonio o mal espíritu -como quieras llamarlo- que desde el origen parece haber tomado posesión del ser humano. Pasan las generaciones, se suceden las guerras, las masacres, los holocaustos… los armisticios, los tratados de derechos… y seguimos padeciendo de los mismos celos, rivalidades, afanes de poder, …. que nos llevan a echar mal de ojo al que tenemos cerca y a olvidar en la indiferencia al de lejos, al tiempo que excusamos la usurpación de sus bienes y derechos amparados en que quien aprieta el gatillo es otro, o acusamos de indecente la explotación laboral a la que alguna multinacional somete a sus obreros, o la insolidaridad de estados y sociedades ajenas - de las que todos tenemos un criterio claro de lo que deberían hacer.

La interpelación de Jesús es clara y nos deja sin cohartada. “¿De qué discutíais por el camino?....

¿Por qué no repasamos el camino nuestro de cada día para analizar de qué hablamos, qué codiciamos? ¿qué deseamos alcanzar, qué explicaciones damos de nuestros enfados, envidias, recelos, cuáles son nuestros consumos “explotadores” y que el planeta ya no puede sostener…? ¿por dónde se nos cuela el afán de poder y el deseo de ser más que el otro? ¿por qué no nos damos cuenta de que en el juicio sobre los otros con frecuencia expresamos el demonio que llevamos dentro?.

“Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: ....”

Otro dato: Actualmente hay 258 millones de niñas y niños sin escolarizar: uno de cada cinco. ¿Me siento capaz de abrazar a uno de ellos y descubrir el rostro de Dios? ¿Cuando tendré fuerzas suficientes para ponerme al servicio de aquellos con los que rivalizo en el camino de la vida?

Pepe Lillo, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA 

lunes, 24 de febrero de 2020

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 9,14-29


Evangelio según San Marcos 9,14-29
Cuando volvieron a donde estaban los otros discípulos, los encontraron en medio de una gran multitud, discutiendo con algunos escribas.
En cuanto la multitud distinguió a Jesús, quedó asombrada y corrieron a saludarlo.
El les preguntó: "¿Sobre qué estaban discutiendo?".
Uno de ellos le dijo: "Maestro, te he traído a mi hijo, que está poseído de un espíritu mudo.
Cuando se apodera de él, lo tira al suelo y le hace echar espuma por la boca; entonces le crujen sus dientes y se queda rígido. Le pedí a tus discípulos que lo expulsaran pero no pudieron".
"Generación incrédula, respondió Jesús, ¿hasta cuando estaré con ustedes? ¿Hasta cuando tendré que soportarlos? Tráiganmelo".
Y ellos se lo trajeron. En cuanto vio a Jesús, el espíritu sacudió violentamente al niño, que cayó al suelo y se revolcaba, echando espuma por la boca.
Jesús le preguntó al padre: "¿Cuánto tiempo hace que está así?". "Desde la infancia, le respondió,
y a menudo lo hace caer en el fuego o en el agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten piedad de nosotros y ayúdanos".
"¡Si puedes...!", respondió Jesús. "Todo es posible para el que cree".
Inmediatamente el padre del niño exclamó: "Creo, ayúdame porque tengo poca fe".
Al ver que llegaba más gente, Jesús increpó al espíritu impuro, diciéndole: "Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno, sal de él y no vuelvas más".
El demonio gritó, sacudió violentamente al niño y salió de él, dejándolo como muerto, tanto que muchos decían: "Está muerto".
Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y el niño se puso de pie.
Cuando entró en la casa y quedaron solos, los discípulos le preguntaron: "¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?".
El les respondió: "Esta clase de demonios se expulsa sólo con la oración".


RESONAR DE LA PALABRA

Un cordial saludo a todo el que se asoma a estos renglones con el fin de acoger la Palabra en el corazón:

Comenzamos esta semana en el tiempo ordinario y la terminaremos metidos en la cuaresma tras pasar esa puerta peculiar y fronteriza del Miércoles de Ceniza. Entretanto apuramos estos días con otro colorido de la Palabra y la liturgia, aunque dicho sea de paso nos invitan a pensar en las actitudes a cambiar y hasta en los demonios que nos dominan y tenemos que abandonar con la ayuda de Dios.

Qué panorama el que describe hoy el evangelio y qué dolor el de aquel padre que vive en la desesperación de no saber ya cómo atender y procurar el mejor cuidado a su hijo. “Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos”.

Seguro que en tu entorno como en el mío, hay más de un padre o madre con el dolor de un hijo clavado en la propia carne; por una causa u otra: enfermedad, accidente, abandono escolar, dependencia adquirida, fracaso familiar y afectivo… ¡Hay tantos padres y madres para quienes amanecer supone madrugar al dolor del corazón imposible de curar y cada anochecer es un resguardarse en el llanto de la desesperanza…!

La queja, el lamento, el grito…. dirigidos a Dios parecen más que justificados desde el amor. Un amor que reclama la mirada paterna-materna de Dios. Desde la fe aceptamos que Dios se hace solidario en nuestros dolores hasta la cruz, pero hay ocasiones en que la duda pugna con el dolor interior hasta el borde mismo de la desesperanza.

Como discípulos nos surgen muchas preguntas, con frecuencia nos desbordamos en explicaciones y hasta nos atrevemos a ejercer de chamanes de cuidados paliativos, pero el mal y el dolor del corazón de aquellos padres-madres o el del hijo/a que atiende a alguno de sus mayores en situación terminal irreversible, ahí sigue. Seguramente deberíamos arrimar nuestro corazón al suyo y aunar el lamento: “Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos” y puestos a remediar desde la fe sería necesario salir de la farmacopea de nuestra palabrería y darnos al “ayuno y la oración” que nos permitan iluminar el dolor de la cruz en la esperanza del amor del Dios y Padre de la Vida.


Pepe Lillo cmf.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

domingo, 23 de febrero de 2020

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 5,38-48


Evangelio según San Mateo 5,38-48
Jesús, dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente.
Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra.
Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto;
y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.
Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores;
así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos?
Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.


RESONAR DE LA PALABRA

Amar es perdonar

En el evangelio de hoy, el Sermón de la Montaña llega a su plenitud, a su culmen. Después de hablar de la ley, de como debemos ir más allá de la letra para cumplirla radicalmente, nos muestra lo que es el centro de la ley: el amor. Lo que Jesús dice de palabra es también la norma de su vida. Y, al vivirlo, nos revela a Dios, su Padre, que no es otra cosa más que amor. 

El amor que Jesús nos invita a vivir como la ley fundamental de nuestra vida es universal. Llega a todos sin excepción. A los amigos (¿quién no ama a los amigos?) y a los enemigos (eso ya es un poco más difícil). Es un amor concreto. Jesús pone ejemplos que llegan a nuestra vida diaria. Para empezar, declara inválida aquella norma tantas veces repetida de “ojo por ojo y diente por diente”. Desgraciadamente son muchos los que la siguen aplicando sin temblar. De esa manera, la violencia nunca se detiene. Y todos tienen alguna razón para seguir vengándose de los que les han hecho mal. Es como una espiral que siempre crece. Es lo que venimos haciendo en la humanidad desde hace siglos y lo que único que hemos conseguido ha sido empantanar nuestra historia con sangre y guerras.

Jesús propone una salida para ese laberinto en el que estamos perdidos. Nos dice que amar es perdonar. Ya no caben rencores ni venganzas. Al perdonar se rompe la espiral del odio. El otro, el que nos ha ofendido porque se había sentido ofendido por nosotros, ya no tiene ninguna razón para seguir guardando rencor ni para vengarse porque no ha recibido ninguna respuesta a su rencor ni a su venganza. Es como si Jesús quitará la espoleta a la bomba o como si cortase la mecha que une los petardos que están unidos unos a otros. La mecha se apaga y ya no hay más explosiones. Sin espoleta la bomba ya no explota ni destroza ni mata. 

Hay que ser muy fuertes para escuchar el mensaje de Jesús con el corazón abierto y más fuertes todavía para llevarlo a la práctica. Hay que ser muy fuertes para dejar la provocación sin respuesta. Hay que ser mucho más fuertes para hacer eso que para responder con más violencia. 

La segunda lectura nos dice que el Espíritu habita en nosotros. Quizá sea esa la fuerza que nos ayude a perdonar como Dios nos perdona, a amar como Dios ama, a no dejar que los rencores nos llenen el corazón de amargura (en el fondo rencores y odios nos hacen tanto o más mal a nosotros que a los que odiamos). El Espíritu de Dios está en nosotros y, si nos dejamos llevar por él, encontraremos la fuerza para amar y perdonar en el día a día de nuestras vidas. 

Para la reflexión

¿Tengo algún rencor en el corazón que no haya perdonado todavía? ¿Me doy cuenta de que ese rencor me hace daño a mí y me amarga la vida? ¿Por qué no le pido a Dios la fuerza para perdonar y para amar como él nos perdona y ama?
Fernando Torres cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

sábado, 22 de febrero de 2020

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 16,13-19


Evangelio según San Mateo 16,13-19

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?".
Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas".
"Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?".
Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.
Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.
Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos hermanos:

La experiencia de la fe, el encuentro y trato con el Señor nos lleva a la confesión. Claramente.

Hay un dinamismo interior que parte del regalo que ha supuesto haber sido llamados, elegidos, nombrados por el Maestro y que va llenando los huecos del corazón hasta desbordarse para brotar en los labios como confesión sentida.

La Palabra hoy nos acerca a la confesión de Pedro. Ese discípulo de la primera hora al que el Señor envuelve con una bienaventuranza especial: “dichoso tú, Simón”. Ese discípulo, generoso y torpe a la vez; entusiasta y cobarde al mismo tiempo; discípulo que ha sido agraciado con una intuición-revelación que es regalo del Padre: “eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre”.

La confesión de Pedro es el fruto de ese delicado engarce que hace el Espíritu del Señor en la realidad de nuestra humanidad limitada y pecadora, lenta a la gratuidad del don, torpe para llegar a el entendimiento de los “secretos” del Reino y para abrirse a la novedad.

En el itinerario de Pedro lo vemos plasmado y nos sentimos identificados. Siempre discípulos, siempre aprendices en la escuela del Maestro.

La confesión de Pedro es también estímulo para nosotros. En él, el Maestro estaba incluyéndonos; nombrándonos bienaventurados por haber sido alcanzados, atraídos por el Padre hacia Él. Confesar la filiación divina de Cristo viene tras un camino de profundización en la riqueza del ser de Jesús hasta identificarnos con él.

Hoy es un día precioso para agradecer al Señor la fe de aquel pescador de Galilea; para agradecer también nuestra fe, nuestro tesoro; para orar por Francisco, Obispo de Roma, para que siga confesando la fe, confirmándonos en ella y alentando nuestra confesión creyente.

Nuestro hermano.
P. Juan Carlos, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

viernes, 21 de febrero de 2020

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 8,34-38.9,1


Evangelio según San Marcos 8,34-38.9,1
Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará.
¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida?
¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Porque si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con sus santos ángeles".
Y les decía: "Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de haber visto que el Reino de Dios ha llegado con poder".


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos hermanos:

Habla claro nuestro Maestro. Nunca ha sido de los que „doran la píldora“. Y pone las cartas sobre la mesa, sin rodeos.

Negarse. Cargar con la cruz. Perder la vida… Seguirle.

¿Necedad? ¿Locura? ¿Ingenuidad? ¿Absurdo?

Quizá sea bueno comenzar dejando que nos venga, a primer plano de conciencia, lo que las propuestas de Jesús, sus llamadas y sus condiciones han provocado en nosotros. Dejemos que afloren los sentimientos que suscitaron y las argumentaciones que cada uno hemos ido haciendo ante esas condiciones, esas exigencias…

Incomprensión. Resistencias. Explicaciones plausibles. Racionalizaciones, Literalismo. Huídas. Acogida…

Llamados a vivir el Evangelio sin glosa, nos preguntamos dónde está el secreto de esa contra-cultural, alternativa y a contra-corriente propuesta del Maestro.

¿No será que eso que llamamos vida solo es vida cuando se vive desviviéndose por el otro, por los otros, (por el que es la Vida de y para todos)? ¿No será que cuando damos y nos damos, entregamos y nos entregamos, regalamos y nos regalamos es cuando nos vamos haciendo con la consistencia de verdadera humanidad? ¿No será que el antídoto contra la exclusión, la indiferencia y todo tipo de inhumanidad es hacerse cargo, encargarse y cargar con el dolor ajeno, con las lágrimas del otro, con la postración de la mayoría?

Quizá la cosa sea bien sencilla. El que nos hace la propuesta es de fiar. Podemos lanzarnos a vivir a su aire, con su estilo, porque nos ha regalado el Espíritu que transforma desde dentro, que nos otorga una nueva mentalidad: la que contiene la clave con la que fueron creadas todas las cosas, la del sueño originario de Dios para la humanidad y para la entera realidad.

Maestro, contigo y en Ti.

Nuestro hermano.
P. Juan Carlos, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

jueves, 20 de febrero de 2020

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 8,27-33


Evangelio según San Marcos 8,27-33
Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?".
Ellos le respondieron: "Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas".
"Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro respondió: "Tú eres el Mesías".
Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él.
Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días;
y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo.
Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: "¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres".


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos hermanos:

Qué bueno que para nosotros esta reiterada pregunta de Jesús no nos fastidie, ni nos hastíe, ni se nos antoje caduca. Aunque seamos una minoría en esta sociedad nuestra, la persona, la figura y el destino de Jesús nos siguen apasionando. (Y el Maestro lo sabe).

Qué bueno cuando acogemos su pregunta, una vez más, y sentimos que sabe a apertura de relación. Sí. Esa que el Maestro sigue queriendo establecer con nosotros: acercándose a nuestra vida concreta, iniciando diálogos que quieren recorrer caminos de amistad y de comunión, de adhesiones vitales y de respuestas libres.

Al Maestro le importa que le digamos si hoy también se habla de Él; cómo está considerado por la gente que tenemos alrededor… Si se lo figuran como gurú, como influencer, como coach… Si su huella, aunque bastante oculta -según parece-, se puede llegar a intuir en tantos corazones inquietos, insatisfechos, frustrados…

Y al Maestro, por supuesto, le sigue interesando que hoy le digamos quién está siendo El para nosotros. Y que se lo narremos con las fibras del corazón y que se lo cantemos con las melodías del alma; y que le señalemos a dónde se encaminan nuestros pies y a quiénes abrazan nuestras manos, y que le pongamos delante los nombres de aquellos a quienes colmamos de besos en su Nombre, movimos por lo que su presencia viva es y nos supone en el día a día.

Mirad. Vamos a decírselo.

Pero no con ortodoxas afirmaciones formales. No lo hagamos tampoco sin confesarle que, en ocasiones, ese estilo suyo de mesianismo, se nos hace costoso; que también –como a Pedro- nos tienta ser „políticamente correctos“ y funcionar con los criterios de la mundanidad. Así es; pero resulta que seguimos fascinados, cautivados y enamorados de su persona y de su estilo, y eso es lo que nos hace rectificar.

Maestro, ¡es que sin Ti no sabemos vivir!

Nuestro hermano.
P. Juan Carlos, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

miércoles, 19 de febrero de 2020

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 8,22-26


Evangelio según San Marcos 8,22-26
Cuando llegaron a Betsaida, le trajeron a un ciego y le rogaban que lo tocara.
El tomó al ciego de la mano y lo condujo a las afueras del pueblo. Después de ponerle saliva en los ojos e imponerle las manos, Jesús le preguntó: "¿Ves algo?".
El ciego, que comenzaba a ver, le respondió: "Veo hombres, como si fueran árboles que caminan".
Jesús le puso nuevamente las manos sobre los ojos, y el hombre recuperó la vista. Así quedó curado y veía todo con claridad.
Jesús lo mandó a su casa, diciéndole: "Ni siquiera entres en el pueblo".


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos hermanos:

¿No os parecen preciosos los encuentros con Jesús que se nos narran en la Palabra? Creo que son joyas para nuestro camino de creyentes.

Encuentro con Jesús. Sin esa realidad no hay fe, no hay seguimiento, no hay vida cristiana.

Encuentros. Cuando el Señor se cruza en nuestra vida… De eso nos habla la Palabra, ¿verdad?

Tu y yo somos ese “uno” que traen hasta el Maestro. Qué bueno poder poner nombre a aquellos que me acercaron a Él. Hoy repasamos con gratitud esos rostros concretos, con nombre y apellido. Y componemos un himno de alabanza por tanto „acercador“ anónimo y sencillo que existe a nuestro alrededor, en nuestras comunidades…

A ti y a mi el Señor nos tocó. Y no todo se dio de golpe. Hubo etapas en ese proceso nuestro de clarificación. Desde la oscuridad de la ceguera, pasando -quizá- por la mediocridad de los tonos en gris, hasta la viveza de claridad cuando la luz de fe es estallido multicolor que baña toda la realidad y todas las cosas del diario vivir...

Proceso de clarificación que es también un progresivo crecimiento en el conocimiento. Sí, porque los encuentros son siempre fuente que mana, regalo de gracia, que anima a seguir, que abre más el apetito…

Esas manos que se han ido posando sobre nuestros ojos… Y resulta que van quedando atrás el no entender nada, el hacerse todo cuesta arriba…

Qué alegría, qué gozo… cuando empezamos a distinguir: que no todo vale, que lo primero es el don, que se trata de corresponder, que a generosidad nunca le daremos alcance…

Necesitamos más encuentros con El. Para seguir distinguiendo, para que llegue un día en que desde la fe lo veamos todo con claridad.

Maestro, vuelve a poner tus manos sobre nuestros ojos. También hoy. Amén.

Nuestro hermano.
P. Juan Carlos, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

martes, 18 de febrero de 2020

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 8,14-21


Evangelio según San Marcos 8,14-21
Los discípulos se habían olvidado de llevar pan y no tenían más que un pan en la barca.
Jesús les hacía esta recomendación: "Estén atentos, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes".
Ellos discutían entre sí, porque no habían traído pan.
Jesús se dio cuenta y les dijo: "¿A qué viene esa discusión porque no tienen pan? ¿Todavía no comprenden ni entienden? Ustedes tienen la mente enceguecida.
Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen. ¿No recuerdan
cuántas canastas llenas de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas?". Ellos le respondieron: "Doce".
"Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil personas, ¿cuántas canastas llenas de trozos recogieron?". Ellos le respondieron: "Siete".
Entonces Jesús les dijo: "¿Todavía no comprenden?".


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos hermanos:

Yo tampoco termino de comprender. Os lo confieso. Esta lógica del Maestro es bien extraña. Como especial resulta su modo de entender las cosas, como diferente es su manera de enfocar la vida.

Vamos con la “levadura” y la (in)comprensión.

Resulta que hay una “levadura” que fermenta la masa, pero que no es levadura limpia. Levadura farisea que vive del cumplimiento, del auto-centramiento; amasada con los méritos personales, con la autoconciencia de superioridad... Levadura herodiana que vive de la pulsión del poder, para el sometimiento, para la imposición, para mantener el ‘orden’… Esas “levaduras” son peligrosas, son dañinas, pero son enormemente seductoras…

Haremos bien en acoger el aviso del Maestro: “tened cuidado, tened mucho cuidado…”

En los signos del Maestro se puede descubrir que hay otra “levadura”; la que nace del reconocimiento de la propia carencia, de la propia necesidad; la que se mete en la masa de la confianza en la novedad que trae el Reino. Esa “levadura” fermenta y multiplica el pan para todos, el que se parte y se reparte, y llega y sobra…

Es la “levadura” nueva del Reino que viene como pura gratuidad en las manos del Maestro. Es la “levadura” nueva de la bendición que desciende sobre lo poco que somos y tenemos y fermenta en fraternidad, en inclusión, en un ‘nuevo’ orden…

Aunque sea sin acabar de entender, vamos a fiarnos del Maestro, vamos a acoger la novedad que trae.

Que su “levadura” nueva fermente la masa de nuestros corazones y nos haga pan partido y repartido para los demás.

Nuestro hermano.
P. Juan Carlos, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

lunes, 17 de febrero de 2020

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 8,11-13


Evangelio según San Marcos 8,11-13
Entonces llegaron los fariseos, que comenzaron a discutir con él; y, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo.
Jesús, suspirando profundamente, dijo: "¿Por qué esta generación pide un signo? Les aseguro que no se le dará ningún signo".
Y dejándolos, volvió a embarcarse hacia la otra orilla.


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos hermanos:

Impresiona ese “¿Por qué?” de Jesús acompañando su profundo suspiro.

Comencemos entrando en la escena. Puede ser saludable que dejemos resuene con fuerza el interrogante del Maestro y que nos interpele.

¿Por qué reclamamos signos? ¿Es que no nos fiamos? ¿No es de fiar este Maestro? ¿No es coherente su predicación? ¿No hay congruencia entre lo que dice y lo que hace? ¿Será que nos sentimos con derecho a reclamar, a exigir?

La pregunta de Jesús me hace pensar en lo que enseña el apóstol Pablo. Al escribir a los de Corinto, les dice que hay una tendencia propia de los judíos y otra de los griegos. Para creer en el mensaje los judíos quieren ver milagros y los griegos quieren un mensaje que suene razonable e inteligente (Cf 1 Co 1, 22).

Puede que esta sea la situación de esta orilla de nuestro mundo, de nuestra cultura, de nuestro tiempo también…

Los hay que piden signos. Ansían lo extraordinario, lo superespecial, lo llamativo, lo sensacional, lo milagroso… ¿Te sientes uno de ellos, cercano a ellos?

Los hay que reclaman razonabilidad y nivel intelectual. Sin estridencias, con mesura; tras sesudos estudios contrastados, plausibles… ¿Te sientes más cerca de estos?

Y la Palabra nos alerta, pues parece que el Maestro está en la otra orilla. Y su persona, su mensaje y su destino es escándalo y locura (Cf 1 Co 1, 23); fuerza de Dios y sabiduría de Dios, sí, pero desde el vértigo de la entrega, en la donación de la propia vida.

¿Por dónde caminan mi fe y la tuya? ¿Por el anhelo del milagro? ¿Por el prestigio del intelecto? ¿Por la razonabilidad? ¿Por el ‘maravillosismo’?

¿Qué pasa si Jesús no nos regala mas signo que el de su vida entregada? ¿No será que la verdadera confianza no reclama signos?

¿Seremos capaces de irnos tras El a la otra orilla: la del claro-oscuro de la fe, la del riesgo de la confianza, la de la apuesta del amor?

Vamos a hablarlo con El. ¿Os parece?

Nuestro hermano.
P. Juan Carlos, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA